Roberto II el Piadoso, rey de Francia desde el 996 al 1031
DINASTÍA DE LOS CAPETOS
Nacimiento: El 27 de marzo de 972 en Orleáns (Francia).
Fallecimiento: El
20 de julio de 1031 en Melun (Francia).
Padres: Hugo
Capeto y su esposa Adelaida
de Aquitania.
Reinado: Desde
el 24 de octubre de 996 al 20 de julio de 1031
Nació
en Orleáns, el 27 de marzo del año 972. Era hijo de Hugo
Capeto y la reina Adelaida
de Aquitania. Fue educado en Reims por el erudito Gerberto de
Aurillac, que sería el futuro papa Silvestre II. En diciembre de 987 fue
asociado al trono por su padre quien, con esta medida, establecía y legalizaba
su dinastía en el trono francés, no recibiendo oposición alguna.
Roberto
II, con la intención de agrandar su reducido reino, que se encontraba rodeado
por poderosos señores ducales, tomó en matrimonio, el año 988 a Rosala, viuda
del conde de Flandes, Arnolfo III, e hija de Berengario de Italia,
a la que repudiaría un año después, para poder unirse con su amante, doña
Berta, esposa del conde Eudis I de Blois, Chartres y Tours,
una vez que ésta quedara viuda en el año 996. A pesar de ser consagrado el
matrimonio por el arzobispo de Reims, el para Gregorio V, anuló dicha
unión, por consanguineidad entre ambos esposos, si bien Roberto II siguió
conviviendo con Berta fuera del matrimonio eclesiástico. Motivo por el cual, el
papa acabó por excomulgarle, incluyendo en el mismo anatema al arzobispo de
Reims, que había legalizado la boda, así como a todos los asistentes a la
ceremonia.
La
situación de Roberto pareció mejorar, al subir al solio pontificio, en el año
999, de su antiguo preceptor, con el nombre de Silvestre II; pero, tras el
breve pontificado de éste, se volvió a levantar el anatema. Roberto II,
presionado por el pontífice y por lo que significaba soportar una excomunión:
sus vasallos estaban libres de la obediencia debida a su señor excomulgado,
accedió, en el año 1001, a repudiar a Berta, para casarse, dos años después, con
Constanza de Arlés, heredera de Provenza, a la que nuca soportó, pero con la
que tuvo a su heredero, el futuro rey Enrique I. La nueva reina, introdujo en
la corte todo un séquito provenzal que no gustó nunca ni al monarca, ni a sus
partidarios, debido a sus costumbres en vestir y en comportamiento, motivo de escándalo
para francos y borgoñones.
Pronto
se formaron dos bandos irreconciliables dentro de la corte francesa, que
pugnaron por hacer con el poder: los partidarios de la “reina” despojada, doña
Berta, que apoyaban los intereses del hijo habido con el rey, Eudis; y el formado
por la reina Constanza, dirigido por Fulques de Anjou. En el contexto de
esta lucha, Constanza mandó ejecutar a Hugo de Beauvais, uno de los más
fieles partidarios del rey, que había sido nombrado conde del Palatinado
y que ejercía gran influencia en el rey. Roberto, harto de las intromisiones de
su esposa, apeló, sin resultado, a la Santa Sede, para obtener del papa la
anulación matrimonial.
Fue un
monarca de gran vigor, preocupado por engrandecer sus dominios. Lucho contra
los que combatían el dominio real, reivindicando los feudos en discusión. Por
esto, en el año 1015, se anexionó, paulatinamente, diversos condados, si bien,
antes, tuvo que enfrentarse a Odón Guillermo, conde de Macom, que intentaba
apoderarse de la herencia del duque Enrique de Borgoña. La lucha, que dio
comienzo en 1002 y terminó en 1016, con la victoria de Roberto II y el,
consiguiente reconocimiento de éste por todos los nobles del reino como duque
de Borgoña, permitió que pudiera confiar el ducado a su segundo hijo, futuro
Enrique I, puesto que, el primogénito, Hugo, fue asociado al trono con su
padre, el año 1017, en la iglesia de San Cornelio de Compiegne. El 17 de
septiembre de 1025 murió Hugo, por lo que el duque de Borgoña, Enrique,
fue coronado como sucesor al reino, pasando el ducado al propio rey, con el
consiguiente disgusto de la reina Constanza, que reclamó el título para su
tercer hijo, Roberto. A consecuencia de los cual, Enrique y Roberto, se aliaron
contra su padre, al que derrotaron en el año 1030, que tuvo que buscar refugio
en Beaugeney. Roberto II, antes de morir, logró hacer las paces con sus dos
hijos, dividiendo la herencia territorial: Enrique heredó el trono francés,
mientras que el ducado de Borgoña pasó a manos de Roberto.
Aunque
Roberto, no dudó en enfrentarse a la iglesia, siempre defendiendo sus derechos
de conquista, siempre se distinguió por su gran piedad religiosa, prudencia y
caridad, que le llevaron a construir iglesias y monasterios, además de la
protección dada a las ciencias y a las artes. Fue uno de los pocos hombres
ilustrados de su tiempo, componiendo diferentes himnos religiosos: también se
preocupó por la protección y difusión por todo el orbe cristiano de los
cluniacenses, orden nacida casi un siglo antes, que fue autora e impulsora de
la reforma eclesiástica.
Ramón Martín
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