Enrique I, rey de Francia desde el 1031 al 1060

 DINASTÍA DE LOS CAPETOS

Nacimiento: El 4 de mayo de 1008 en Reims.

Fallecimiento: El 4 de agosto de 1060 en Vitry-aux-Loges.

Padres: Roberto II y su esposa Constanza de Arlés.

Reinado: Desde el 20 de julio de 1031 hasta el 4 de agosto de 1060.


Era el segundo hijo varón de Roberto II el Piadoso y de Constanza de Arlés, por lo tanto, nieto de Hugo Capeto. Su madre hizo todo lo posible para que Roberto fuese el heredero al trono, llegando incluso a declarar la guerra a sus dos hijos mayores, Hugo y Enrique. En el 1031 al morir Roberto II, Enrique subió al trono de Francia. En el periodo comprendido entre el 1002 y el 1016, Roberto mantuvo enfrentamientos con los nobles del reino, tras los cuales su posición salió favorecida, pasando el importante ducado de Borgoña, a formar parte de sus posesiones. En el 1017, este ducado, fue concedido como feudo a Enrique, mientras que Hugo era asociado al trono. Fallecido Hugo, el 7 de septiembre de 1025, Enrique fue declarado heredero al trono, pasando el ducado de Borgoña a manos del rey. Esto propició el desacuerdo de la reina y una alianza entre Enrique y su hermano Roberto para derrocar a su padre.

En el 1030 Roberto II fue derrotado por sus hijos, pero antes de morir, ese mismo año, hizo las paces con ellos, repartiendo la herencia. Enrique fue proclamado rey y Roberto duque de Borgoña. En el 1033, Enrique I, logró someter a su madre con la que había estado guerreando desde la muerte de su padre. Ese mismo año hizo su primer intento de contraer matrimonio. Concertó su matrimonio con Matilde, la hija del emperador Conrado II, pero este matrimonio no llegó a celebrarse debido a la prematura muerte de la princesa. En este mismo año o en el siguiente, Enrique declaró la guerra a Eudes, conde de Campaña —uno de los nobles más importantes del reino—, el cual había apoyado a la reina Constanza. En 1037, cuando falleció Eudes, Enrique trató de desposeer a sus hijos y hacerse con el control, para lo que no dudó en eliminar a los legítimos herederos.

En 1043 concertó su matrimonio con Matilde, sobrina del emperador alemán Enrique III. En 1049 en el Concilio de Reims, convocado por León IX, dejó clara su postura referente a la independencia del clero francés con respecto a Roma y los derechos del poder real frente a la Santa Sede. A partir de 1047 Francia y Normandía, estuvieron en un continuo estado de guerra, a causa de los enfrentamientos fronterizos y a las continuas disputas personales entre el rey de Francia Enrique I y el duque de Normandía y rey de Inglaterra Guillermo I.

En 1051 Enrique contrajo de nuevo matrimonio, ahora con Ana de Rusia, hija del Gran Duque de Kiev, Iaroslav. De este enlace nacieron Felipe, Roberto, y Hugo. Dos años más tarde, en 1053, formó junto a los señores de Borgoña, Auvernia, Champaña, Aquitania y Gascuña, una poderosa liga contra Guillermo I. Pese a los éxitos iniciales, Guillermo, en 1056 los derrotó en Mortemar, lo que obligó a Enrique a firmar la paz. Ese 1056 no fue bueno para él, ya que a la derrota sufrida en Mortemar hay que añadir el conflicto que sostuvo contra el emperador Enrique III a propósito de la Lorena, territorio este que, aunque se encontraba en manos del emperador, tradicionalmente había pertenecido a Francia. Se cuenta que, el  emperador retó a duelo al rey de Francia, el cual huyó durante la noche para evitar el desafío.

En 1057, de nuevo se rompió la paz entre ambos reyes, cuando el rey de Francia se apoderó de Soissons, y al año siguiente invadió Normandía, pero su avance fue detenido en Varaville. El año 1059 Felipe I fue nombrado sucesor al trono de Francia, y un año después se firmó la paz con Normandía. El 4 de agosto de 1060 Enrique I falleció, su hijo fue nombrado rey, formándose un consejo de regencia dirigido por la reina Ana y por el conde de Flandes, Balduino.

Aunque pareciese lo contrario, Enrique I fue un rey guerrero, participando en numerosos combates; unió a la corona el condado de Sens, instituyó la dignidad de condestable y supo mantener a raya a los nobles del reino.

Ramón Martín

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