Calle de Preciados de Madrid
La calle Preciados, es una calle de Madrid, que comienza
en la Puerta del Sol,
asciende hacia la plaza de Callao donde hace un pequeño giro a la
izquierda para terminar en la plaza de Santo Domingo.
Se conoce su nombre desde el
siglo XVII, aunque por los datos consultados, hemos podido saber que se tienen
noticias de construcciones a partir de 1727. La mayor parte del terreno que ocupa
pertenecía a la quinta real, que era la residencia de placer de los
monarcas de Castilla, también era el camino que se dirigía a las eras del convento
de San Martín. Dos hermanos, los Preciados, adquirieron esas tierras a los
monjes para establecer allí sus casas, donde establecieron, en arrendamiento,
el almotacén de la Villa (peso real de la villa). Se cuenta que cumplieron
con tal perfección que, en su tiempo se gozó de la mayor exactitud en las
medidas de los diferentes artículos que se expendían en el mercado, reconociendo
escrupulosamente pesas y medidas, e imponiendo doce maravedíes de multa a los que
tenían faltas las pesas y llegando a hacer que fueran azotados algunos defraudadores.
Tan es así que se hicieron famosos, quedando su nombre asociado a la calle que
ellos comenzaron a edificar.
La primera casa de la calle de
los Preciados o de Preciados —que de ambas formas la podemos llamar—, era,
hasta mediados del siglo XIX, la casa real de Nuestra Señora de la Caridad y
San José de niños expósitos (Inclusa). El 21 de mayo de 1567 se fundó en el
Convento de la Victoria de Madrid, la Cofradía de Nuestra Señora de
la Soledad, la cual con los años compró una casa cerca de la Iglesia de
San Luis obispo, donde comenzó a recoger a los niños que sus padres
abandonaban. Posteriormente compraron la casa de la calle Preciados, que, al extinguirse
la congregación fundadora, quedó bajo el patrimonio real.
En el año 1671, quiso el
Ayuntamiento ensanchar la calle, pero el Consejo de Castilla opuso su
veto, aunque accedió a ello dos años después, ante la insistencia de la villa, aunque
más estrecha. Tanta fue la angostura, que, en ella se dieron el nombre de plazuelas
dos lugares en los que brevemente se ampliaba la calle. Una ante la casa de don
José de Rojas, conde de Mora: «Plazuela propia del conde de Mora», y la otra
llamada de Palazuelo, por hallarse delante de la casa del escribano del
Consejo de Aragón, que así se llamaba.
La calle, ya en el siglo XIX, tenía
dedicadas todas sus casas (plantas bajas y pisos), en el número 26 vivía el
intendente don Manuel Almira, un gran amigo de Daoiz,
quien desde su casa en la cercana calle de la Ternera se acercaba
en numerosas ocasiones a pasar la velada. Dos casas más abajo nació uno de los
gloriosos mártires de la Libertad, el general don José María de Torrijos y
Uriarte. La casa no existe en la actualidad, pero en la que se alza en su lugar,
hay una lápida coronada por un busto del caudillo, y una leyenda que dice: «Aquí
nació el general don José María Torrijos; defendió la independencia y la
libertad de la patria, y murió en 11 de diciembre de 1831, arcabuceado en
Málaga, por haber intentado restablecer con las armas la Constitución».
Tampoco queda nada de otra casa
interesante, la de las Parrillas, que estaba haciendo esquina a la de
las Veneras, que tomaba su nombre del escudo que había en su fachada, perteneciente
al Monasterio de El
Escorial. En el número 7 antiguo, entre la tapia del Convento de las
Descalzas, que llegaba hasta la calle de Preciados, y el postigo
de San Martín, vivía durante los últimos años del reinado de Fernando VII,
el entonces joven abogado que inquietaba con la fogosidad de su palabra y su
temperamento a don Tadeo Calomarde:
don Salustiano
Olózaga (que sería presidente de Gobierno con la reina doña Isabel II)
Allí reunía a sus amigos en la hermandad de los «Caballeros de la Cuchara»,
iniciándoles en el arte de conspirar. Pero Olózaga, en el año 1831, padeció la traición
de un médico, amigo de su familia hombre de ideas liberales, don Maximiano
González, que le delató a Calomarde, y Olózaga pasó de vivir en la calle de
Preciados a ser encerrado en la cárcel de la Corte, de donde se evadió ayudado
por la princesa de Beira, cuñada y luego esposa de don Carlos María
Isidro, que dicen estaba prendada por aquellos días de la
apostura del revolucionario. En el número 5 murió, el 18 de agosto de 1915, un
hijo ilustre de Madrid, don Luis Díaz Cobeña, hombre que rechazó por dos veces
la cartera ministerial de Gracia y Justicia para consagrarse únicamente a la
abogacía.
En esta calle desde mediados del siglo XIX se
encontraba el Centro Numismático Matritense (casa de cambio), y también el
café Varela, local emblemático de los siglos XIX y XX, frecuentado por Miguel
de Unamuno, Emilio Carrerè y los hermanos Machado, entre otros.
Al morir Pi y Margall
hubo quienes propusieron dar su nombre a la calle de Preciados. El intento no
prosperó, aunque el glorioso nombre, tendría su debido recuerdo al titular el
segundo trozo de la Gran Vía. Una calle llena de vida madrileña; comunicación
principal con los distritos de la Universidad y de Palacio.
En la actualidad, es la quinta
calle donde se paga un alquiler más alto de todo el mundo, y sigue siendo uno
de los lugares preferidos por los visitantes que llegan a Madrid, y es una de
esas calles referentes en la capital, sin la cual el centro de la ciudad no
sería el mismo.
Muchedumbre.
Prisas. Artistas y músicos callejeros. Rebajas. Captadores de socios de ONG. De
todo ello es sinónimo nuestra calle Preciados. Una de las diez arterias que
bombean un flujo constante de madrileños y turistas hacia el corazón de la
capital: la Puerta del Sol. Yo creo que, tal y como ha ido evolucionando,
debió nacer con vocación comercial; su origen con tintes musulmanes se plasma
en su trazado irregular, ya que cuando llega a la plaza de Callao hace
un quiebro para desembocar en la plaza de Santo Domingo.
En
ella existe un callejón de igual denominación que comunica nuestra calle con la
de Maestro Victoria, que en otros tiempos fue conocida como el callejón
del Codo, debido a su trazado.
En 1973, junto con la vecina calle del Carmen, fue una de las primeras vías peatonales de Madrid.
Para la realización del presente
artículos se ha consultado: NOTICIAS Tradiciones y Curiosidades; LAS CALLES DE
MADRID de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero; LAS CALLES DE MADRID de Pedro de
Répide
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Ramón Martín
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