Benjamín Harrison, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1889 y 1893

 


Nacido el 20 de agosto de 1833, en North Bend (estado de Ohio) era hijo de John S. Harrison, miembro de la Cámara de Representantes por el Partido Whig, nieto del noveno presidente William H. Harrison, y bisnieto de Benjamín Harrison, signatario de la Declaración de Independencia. El joven Harrison realizó sus estudios medios en el Farmers College de Cincinnati (estado de Ohio), ingresando poco después en la Universidad de Miami (estado de Ohio) donde estudió Derecho, carrera que finalizó, el año 1854, en la Universidad de Cincinnati. Ese mismo año se trasladó a Indianápolis para ejercer como abogado. Durante los años previos a la Guerra de Secesión, ganó fama ejerciendo como abogado. Al ser un respetado miembro de la Iglesia Presbiteriana, en el año 1857 fue nombrado diácono y, cuatro años más tarde, jefe de esta en Indianápolis.

Interesado por la política, Harrison ingresó en el recién formado Partido Republicano, surgido del Partido Whig. Nada más estallar la guerra, en abril de 1861, Harrison fue puesto por el gobernador de Indiana al frente del 70º Regimiento de Voluntarios con el grado de coronel, donde demostró grandes dotes de mando, además de capacidad táctica y organizativa. En los primeros momentos de la guerra, se le encargó la vigilancia de los ferrocarriles del Oeste, para pasar enseguida a la acción. Su regimiento participó en la Batalla de Chattanooga, en Atlanta, formando parte del 20º Cuerpo Armado, que estaba al mando del general Joseph Hooker. En reconocimiento a su actuación en Durham Station (Carolina del Norte), el año 1865, donde frenó uno de los últimos intentos de las tropas confederadas por romper la línea militar desplegada por el general Ulysses S. Grant, fue ascendido a general de brigada.

 

Acabada la guerra, Harrison volvió a ocupar su antiguo puesto en la Corte Suprema de Indiana, cargo que abandonó, el año 1867, para dedicarse por entero a su profesión, en la que siguió cosechando éxitos y reputación como experto en leyes federales. Durante ese tiempo, apoyó el programa político propuesto por la facción más conservadora de su partido, conocido como Plan de Reconstrucción Nacional, cuyo objetivo era el de ir integrando, dentro de la Unión, a los estados sudistas. En el año 1876, rechazó una proposición de su partido para optar a las elecciones a gobernador de Indiana, circunstancia que le confirió fama de honrado y hombre poco ambicioso. Pero, en 1881, regresó a la política, siendo elegido senador en Washington, cargo en el que permaneció hasta 1887. En este nuevo periplo, destacó como defensor de una reforma profunda en la administración y en los servicios civiles, además de por ser partidario de la instauración de leyes económicas proteccionistas, de la modernización de las Fuerzas Armadas y del aumento de las pensiones a los veteranos de guerra, medidas todas ellas que fueron vetadas, una tras otra, por el presidente Grover G. Cleveland. En calidad de presidente del Comité de los Territorios, propuso al Congreso la inclusión de los seis últimos estados que quedaban para conformar la Unión. Todas estas propuestas, que resultaron fallidas, serían llevadas a la práctica una vez que llegase a la Casa Blanca.

En la Convención Nacional que los republicanos celebraron en Chicago, en 1888, el líder del partido, James G. Blaine, rehusó presentarse a una segunda nominación presidencial, por lo que el partido decidió postular a Harrison para enfrentarse al candidato demócrata, el presidente Cleveland. Harrison aprovechó la oportunidad para lanzarse a una campaña electoral, cuya piedra de toque fue el tema proteccionista, junto con la cuestión del incremento de las pensiones a los soldados veteranos de la guerra. Se presentaba ante el pueblo como la persona apropiada para defender los intereses generales de los ciudadanos, como el único capaz de llevar adelante las reformas que el país demandaba tras la finalización de la guerra. Tras una campaña electoral agresiva por ambas partes, sin duda alguna la más corrupta de las celebradas hasta la fecha, Harrison logró ganar por un estrecho margen de votos, gracias a las grandes sumas de dinero invertidas por los sectores industriales más poderosos del país, temerosos de la revisión a la baja de los aranceles que Cleveland proyectaba llevar a cabo en el caso de salir reelegido.

Aunque contaba con una débil mayoría en ambas Cámaras del Congreso, pudo desarrollar su programa político durante toda la legislatura, merced a su portavoz, el autócrata Thomas B. Reed, que hizo todo posible por allanar el camino a los republicanos. Harrison aprobó, en 1890, el Proyecto de Ley sobre las pensiones de los veteranos de guerra, en el que se duplicaba el número de pensionistas. También acometió varias medidas de corte menor: un plan de obras públicas; subsidios para las líneas de los vapores; bonificación de bonos del estado; la devolución de los impuestos federales pagados por los estados del Norte desde la guerra; un incremento en los gastos de defensa; la modernización de la Armada y del Ejército de tierra y; por último, una renovación en profundidad del funcionariado que afectaba al modo de acceder y promocionarse en la Administración. Pero, sin duda, fue en el ámbito económico y fiscal donde su presidencia tuvo mayores consecuencias. Para recompensar a sus respaldos industriales, sacó la ley arancelaria McKinley Act, en 1890, que elevó los derechos aduaneros a unos niveles prohibitivos y otorgó una cobertura proteccionista a más productos que nunca. Para ganar los votos del oeste, se vio obligado a acceder a la promulgación de la Sherman Silver Purchase Act (Ley Sherman de Compra de Plata), del mismo año, que requería de la Tesorería la compra de cuatro millones y medio de onzas de plata pagándolas con la emisión de billetes. Aunque con esta ley aumentaba la cantidad de dinero en circulación, no satisfizo a los inflacionistas que querían una acuñación ilimitada. El Congreso y Harrison intentaron calmar las críticas aprobando la Sherman Anti-Trust Act.

Otro asunto fue lo referente a la política exterior, que estuvo basada por una tendencia a extender la influencia de los Estados Unidos en el concierto político internacional, a la vez que puso los cimientos del futuro expansionismo territorial que los futuros presidentes William McKinley y Theodore Roosevelt se encargarían de llevar a cabo. Su secretario de Estado, James G. Blaine, presidió la primera Conferencia Panamericana, celebrada en Washington, entre los años 1889-1890, en la que los Estados americanos acordaron establecer relaciones de colaboración estrechas en temas culturales y científicos. En el año 1889, Estados Unidos permaneció firme en su empeño por hacer valer su derecho de soberanía sobre las islas Samoa, a pesar de la presión de Alemania y Gran Bretaña para que renunciase a dicha soberanía. En el año 1892, Blaine logró llegar a un acuerdo con Gran Bretaña sobre la explotación pesquera y el uso de la ruta marítima del Mar de Bering, a partir del cual ambos países crearían una Oficina mixta para regular la explotación de la zona. Al finalizar la presidencia de Harrison, Blaine había firmado tratados bilaterales con prácticamente todos los países importantes de Europa y de América del Sur.

El año 1890, en las elecciones celebradas al Congreso, los republicanos, a pesar de su control en el Senado, perdieron la mayoría en la Cámara de Representantes, que ahora estaba en manos de los demócratas, por lo que, durante los dos años que le quedaban de presidencia, Harrison tuvo poca influencia en el proceso legislativo. Postulado nuevamente por su partido para las elecciones de 1892, fue derrotado por el candidato demócrata, el anterior presidente Cleveland, que supo aprovechar la irrupción en la pugna, de un tercer partido, el efímero Partido Populista, liderado por James B. Weaver, que restó votos a la candidatura de Harrison. Retirado de la política activa en Indianápolis, Harrison se dedicó al ejercicio de la abogacía el resto de su vida. Antes de morir el 13 de marzo de 1901, escribió dos libros sobre sus experiencias políticas.


Bibliografía

  • WikipediA, CNN en español y Biografías MCN.





Los interesados

podéis adquirirlos

en los siguientes enlaces:

Tapa blanda (8,32€)

Versión Kindle (3,00€)

 

 

 

Ramón Martín

Comentarios

Entradas populares