Batalla del Ebro
FECHAS: Del 25 de julio al 16 de noviembre de 1938
CONTENDIENTES:
Gobierno de España: Ejercito Popular republicano dirigido por
el Jefe del Estado Mayor, el general Vicente Rojo Llull y las Brigadas Internacionales al mando de
Hans Kahle.
Sublevados: Ejército de África,
Legión Condor y Ejército italiano, todos bajo la dirección del general Francisco Franco Bahamonde.
Antecedentes
La batalla fue la consecuencia de la
estabilización del frente en Cataluña, producido en la primera quincena de
abril de 1938, lo que desembocó en una fuerte presión a lo largo de la costa en
dirección a Valencia, una vez superadas las últimas estribaciones de la sierra
de Espadán, a cargo de los Cuerpos de Ejercito mandados por los generales Antonio
Aranda Mata y Enrique Varela Iglesias. La llegada al Mediterráneo de la 4ª
División de Navarra, mandada por el general Camilo Alonso Vega, el 15 de
abril, que produjo la escisión de la zona republicana, hizo que el Gobierno
tuviera que plantearse una nueva situación encaminada a reducir las cabezas de
puente establecidas por los rebeldes.
Planteamiento de la
ofensiva gubernamental
El general Vicente Rojo, Jefe del
Estado Mayor Central del Ejército republicano, planteó dos proyectos de
operaciones ofensivas, que habrían de partir de las líneas de los ríos Segre y
Ebro. En la primera se pretendía ocupar Fraga, lo que permitiría adentrarse en
Aragón; mientras en la segunda, bastante más ambiciosa, se cruzaría el Ebro en
dirección a Villalba, ocupar los macizos de Beceite y Montenegrelo, irrumpiendo
en el Maestrazgo y la plana de Castellón, con lo que se desbarataría la
ofensiva del ejército rebelde hacia Valencia. Y es, este último, el proyecto
elegido. La operación consistente en el paso del Ebro es encomendada al
teniente coronel Juan Guilloto León
"Modesto",
con el comisario Luis Delage, al mando del, recién constituido, Ejército del
Ebro, que estaba compuesto por los V y XV Cuerpos de Ejército, al
mando, respectivamente por los coroneles Manuel Tagüeña Lacorte y Enrique Lister Forján; en el V Cuerpo de Ejército,
estaba incluida, entre otras, la 45ª División Internacional que mandaba Hans Kahle;
mientras que, en el XV Cuerpo de Ejército figuraba la 35ª División
Internacional, al mando de mayo Pedro Mateo Merino. En total, entre los dos
Cuerpos de Ejercito, se disponía de seis grandes unidades, con un total
aproximado, de 60.000 hombres. El tramo elegido era el comprendido entre Mequinenza
y Amposta.
En
cuanto a los sublevados, la 50ª División, al mando del coronel Luis
Campos-Guereta Martínez, y la 105ª División mandada por el coronel
Natalio López Bravo; ambas Divisiones pertenecían al Cuerpo de Ejército
Marroquí, que estaba al mando del general Juan Yagüe Blanco, el carnicero de Badajoz.
Da comienzo la
batalla
El cruce del Ebro dio comienzo a las 00:15
horas del 25 de julio de 1938, cuando al amparo de la oscuridad, se deslizaron
las barcas, sorprendiendo a los sublevados. La primera unidad del cuerpo de
ejército de Líster que alcanzó la orilla enemiga fue el batallón Hans Beimler
de la XI Brigada Internacional, formada ésta por alemanes, escandinavos y
catalanes. Al mismo tiempo que se realizaban dos acciones diversivas en Amposta
y Mequinenza, la fuerza principal del Ejército del Ebro ocupaba Ribarroja, Flix,
Ascó, Mora de Ebro, Benisanet, La Fatarella, Corbera de Ebro y Pinell de Bray,
llegando a las puertas de Gandesa, Villalba de los Arcos y Pobla de Masaluca.
Dispersada la 50ª División rebelde, junto a elementos de la 105ª,
Franco mando se trasladasen, inmediatamente, la 13ª División, la 4ª
División de Navarra, la 82ª División y la 84ª División, con
la misión de detener la ofensiva republicana. Al mismo tiempo la 74ª
División, que se encontraba en Cáceres, emprendía el largo camino a marchas
forzadas.
Desde
el mismo día 25 de julio, la 35ª División Internacional pugnó por apoderarse de
Gandesa, en una encarnizada lucha con la Sexta Bandera de la Legión
Extranjera, consiguiendo ocupar el día 31 el Sindicato y Bodega
Cooperativa. El día 26 la 3ª División se lanzó al ataque en la zona de
Villalba de los Arcos, intentando una operación de envolvimiento, pero la
llegada de las tropas de refresco rebeldes, endurecieron la acción defensiva,
lo que obligó a los republicanos a desistir de sus ataques.
Ante
la superioridad en hombres, material y medios aéreos por parte de los rebeldes,
se detuvo la ofensiva del Ejército del Ebro, momento en que el Cuartel General
de Franco ordenó la primera contraofensiva, dirigida a la bolsa de
Fayon-Mequinenza, que defendía unidades de la 42ª División. El día 6 de agosto
amaneció con una lluvia de fuego a cargo de la artillería y aviación, con lo
que los rebeldes, mandados por el coronel Lombana, se lanzaron al ataque,
ocupando el Vértice dels Auts, con tan abrumadora diferencia de medios, las
fuerzas republicanas tuvieron que replegarse ordenadamente hacia el Ebro, lo
que consiguieron en el transcurso de la noche, pasando a la orilla izquierda.
Rápidamente
la masa artillera y de carros de combate rebeldes que habían intervenido en la
reducción de la bolsa de Fayon-Mequinenza fueron trasladados a las
estribaciones sudoeste de la sierra de Pándols, que junto a la 4ª de Navarra,
iniciaron, el día 10 de agosto, los combates para expulsar de allí a la 11ª
División republicana. Fueron terribles los combates entre ambas Divisiones, a
lo que se unió el calor sofocante. En un principio las tropas rebeldes fueron
conquistando terreno, hasta que la llegada de la 35ª División Internacional,
que había sustituido a la castigada 11ª División, restableció la situación.
Enrique Castro Delgado, el que participó en la creación y organización del
Quinto Regimiento, siendo su primer comandante en jefe, y en aquellos días
comisario general del V Cuerpo de Ejército, llegó a escribir: “Los
barrancos de la Sierra de Pándols, cubiertos de cadáveres, llevaban a la Historia
este gran macizo montañoso como el teatro del más grande combate de la guerra.
Con eso se puso fin al choque sangriento de las dos mejores unidades de los
Ejércitos en lucha”.
Una vez estabilizado el frente en
Pándols, los rebeldes, iniciaron una nueva ofensiva en el sector de Cuatro
Caminos, punto clave para el control de las comunicaciones en la zona. Era
preciso ocupar los montes de la Fatarella para continuar, a continuación, hacia
Camposines, envolviendo así a las tropas leales estacionadas frente a Gandesa.
Correspondió romper el frente al Tercio de Nuestra señora de Montserrat,
perteneciente a la 74ª División. El día elegido fue el 19 de agosto a
las 12:00 horas, pero la fuerte resistencia de las tropas de la 3ª División del
Ejército Popular de la República impidió ocupar los objetivos designados por el
mando rebelde, replegándose el Tercio de Montserrat, al anochecer, a cota de
grandes pérdidas. Al amanecer del día 20, se reanudaron las operaciones
ofensivas sobre la cota 481, que tuvo que ser abandonada, ante el peligro de
ser rodeada. Debido a las características del terreno y la fuerte resistencia republicana,
el avance se ralentizó, contando además con numerosas bajas. El día 21 los rebeldes
pudieron conseguir un éxito que hubiera sido decisivo, una vez que, los
republicanos se replegaron hacia Corbera, momento en que los rebeldes lanzaron
todos los carros de combate disponibles, pero las bajas en la infantería
impiden perseguirlos, malográndose el éxito que podía haberse conseguido. La
ofensiva rebelde se fue agotando a partir del día 25. Cuando los escasos resultados
obtenidos, obligó a ir cesando los combates en aquel sector.
En
los últimos días de agosto, coincidiendo con la llegada de la 1ª División de
Navarra, mandada por el general Mohamed Ben Kassem Mizzian, los rebeldes
reagrupan sus fuerzas en las proximidades de Gandesa. El general Fidel Dávila Arrondo, jefe del Ejército del Norte, manda
constituir el Cuerpo de Ejército del Maestrazgo, que mandará el general
sublevado Rafael García Valiño; el objetivo era emprender una nueva ofensiva,
junto a la 13ª División, entre Gandesa y Corbera, cuya defensa
correspondía a la 27ª División.
El
2 de septiembre Franco llegó al Coll del Moro, donde se encontraba el puesto de
mando, y el día 3 se inician las operaciones para iniciar las operaciones en Gironesos.
Son 76 baterías de artillería las que comienzan a las 08:00 la preparación
artillera, a la que respondieron desde el sector republicano con 15 baterías.
Pronto aparecieron en el cielo 30 bombarderos rebeldes. Pronto el fuego de
artillería de los leales se vio incrementado por las 48 baterías del V
Cuerpo de Ejército, que estaban emplazadas en la parte posterior de la
sierra de Cavalls; estas piezas dirigieron sus proyectiles contra Gandesa,
donde se encontraba desplegada la 1ª División de Navarra y gran parte de
la artillería sediciosa. A las 12:00, ceso el fuego de artillería rebelde y las
infantería se lanzó al ataque de las posiciones asignadas. El general Vicente
Rojo, ante la importancia de las operaciones que se venían desarrollando, situó
su puesto de mando en los contrafuertes de la sierra Picosa, persistiendo en la
idea de resistir.
Como
veíamos, el 2 de septiembre, Franco se presentó en la zona, y también en esos
primeros días de septiembre, lo hizo el presidente Juan Negrín López, para visitar a las tropas que
descansaban en Mora de Ebro, trasladándose a continuación al puesto de mando
del Ejército del Ebro. Las Divisiones rebeldes, tras una breve pausa,
reanudaron la ofensiva el 8 de septiembre, siendo una de las operaciones de
mayor importancia, por su dureza, el cruce del Barranc de Bremonya,
prosiguiendo los combates a lo largo de septiembre y octubre, cuando no hubo ni
un día ni una noche sin combate.
A
pesar de las conquistas realizadas por los rebeldes, la Batalla del Ebro no
estaba resuelta, ni mucho menos, ya que la gran espina dorsal escenario de la
batalla, se encontraba en poder de los republicanos, estando la 43ª División y
un importante contingente de artillería, en la montaña de San Marcos, desde
donde batían fácilmente Gandesa. Para los rebeldes era de suma importancia
conquistar esa posición, por lo que, el día 31, fuerzas de la 74ª División
(2ª Bandera de Burgos, Tercio de Montserrat y 7º Batallón de San Quintín)
atacaron el vértice de San Marcos. La 43ª División opuso una tenaz resistencia,
a pesar de lo cual tuvo que retirarse, ante el peligro del corte de los caminos
de evacuación. Durante la retirada, las fuerzas gubernamentales, fueron ofreciendo
toda la resistencia que le fue posible, para retrasar el avance enemigo y
facilitar la evacuación de hombres y material. A pesar de lo cual, en la tarde
del día 7 los rebeldes ocupaban Mora de Ebro y volaban los puentes que
comunicaban ambas orillas.
Para
poder aligerar la presión facciosa, en el frente del Ebro, los republicanos
iniciaron una ofensiva en el sector del Bajo Segre, conquistando las
poblaciones de Aitona, Serós y Soses, alcanzando, tras cruzar el Ebro, el cruce
de la carretera de Lérida a Fraga. La batalla iba perdiendo fuerza por parte del
Ejército Popular, mientras el más poderoso ejército rebelde iba conquistando
terreno, a pesar de la oposición republicana. Tras conquistar Ribarroja de Ebro
en la tarde del 16, las tropas republicanas se reintegraron a sus antiguas
posiciones de la margen izquierda del Ebro. Tras 116 días de lucha, la batalla
había terminado.
BIBLIOGRAFÍA
WikipediA
Crónica de la Guerra Española de la Editorial Codex, S.A.
Buenos Aires (Argentina)
Diversos capítulos de mis Blogs Personales: COSAS DE
HISTORIA Y ARTE y Una biografía en tu pantalla
Más información obtenida de libros, periódicos, páginas web
y folletos, en los cuales no se hace mención alguna de titularidad de derechos.
La mayoría de las fotos están tomadas de Internet y en
algunos casos son del propio autor.
En el caso de la existencia de un titular de los derechos
intelectuales sobre estos textos e ilustraciones, y desea que sean retiradas,
basta con ponerse en contacto conmigo.
Ramón Martín
Comentarios
Publicar un comentario