Ana, reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1702 a 1707 y del Reino Unido desde 1707 a 1714
CASA DE ESTUARDO
Nacimiento: El 6 de febrero de 1665 en el palacio
de St. James (Londres)
Fallecimiento: El 1 de agosto de 1714 en el palacio
de Kensington (Londres)
Padres: Jacobo
II de Inglaterra y su primera
esposa Ana
Hyde.
Reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda: Desde el 8 de marzo de 1702 al 1 de mayo de 1707.
Reina de Gran Bretaña e Irlanda: Desde el 1 de mayo de 1707 al 1 de agosto de 1714.
Ana nació en Londres el 6 de febrero
de 1665, siendo la cuarta hija de los ocho hijos de Jacobo II de Inglaterra,
entonces duque de York, y de Ana Hyde.
Ella y su hermana mayor, María,
fueron las únicas que llegaron a edad adulta. Sufrió de niña
una infección ocular, por lo que fue enviada a
Francia, junto a su abuela, Enriqueta
María de Francia, que al morir pasó a residir con su
tía, Enriqueta Ana, duquesa de Orleans. Al morir ésta en 1670, de
forma repentina, regresó a Inglaterra. Siguiendo una tradición de la familia
real, Ana y su hermana
fueron educadas separadas de sus padres, en Richmond (Londres). A pesar de
que, en 1672, se hizo pública la conversión de su padre al catolicismo, ellas,
de acuerdo a las órdenes del rey Carlos
II fueron educadas como protestantes.
El 28 de julio de 1683, Ana contrajo
matrimonio, en el palacio de St. James (Londres),
con el príncipe Jorge Dinamarca, hermano del rey Cristian V, una
unión impopular, ya que Dinamarca se inclinaba, en su política, a Francia, aunque,
sin embargo, fue una unión feliz, ya que ambos tenían caracteres similares. De
este matrimonio nacieron 19 hijos.
Al morir rey Carlos
II en 1685, ascendió al poder el padre
de Ana, Jacobo II,
quien deseoso de un sucesor católico, dio a entender a Ana que la haría heredera
—por delante de su hermana María—, a condición de que abrazara el catolicismo. Pero
dicho proyecto fue en vano por el fervor que Ana tenía hacia la Iglesia de
Inglaterra. La tentativa de Jacobo
de conceder la tolerancia religiosa a los católicos no fue bien recibida en
Inglaterra, aumentando la alarma pública, cuando en 1688, la reina María de
Módena, dio a luz a Jacobo Francisco
Eduardo, con lo que se hacía evidente la llegada de una dinastía católica. Al
nacer Jacobo, Ana no estaba presente, pues había ido a Bath, lo que dio
lugar a la creencia de que el niño era un impostor. Rumor que fue creído por Ana
durante muchos años este rumor. Rumor apoyado por los sectores protestantes de
la corte. Años después no tuvo ninguna duda de que el Pretendiente era su
hermano.
En 1688, su hermana María
y su cuñado Guillermo
invadieron Inglaterra para destronar a Jacobo,
quien trató de huir, siendo capturado el 23 de diciembre, aunque se le permitió
exiliarse a Francia. Durante los acontecimientos acontecidos antes de la Revolución
Gloriosa, Ana se mantuvo al margen, aunque su conducta se vio influida por
los Churchill. Jacobo
la prohibió visitar a su hermana María
en la primavera de 1687, aunque ambas mantenían correspondencia, por lo que, parece
ser que Ana estaba enterada de los planes de Guillermo
de derrocar a Jacobo. Cuando éste llega a Inglaterra el 18 de noviembre de
1688, Ana rechazó alinearse con Jacobo,
el rey depuesto, escribiendo al príncipe de Orange, declarando aprobar
la invasión. Jacobo fue
siendo abandonado por: el príncipe Jorge,
Sarah Churchill y Ana.
En 1689, se reunió una Convención
Parlamentaria, que declaro que Jacobo
había abdicado y que, por lo tanto, el trono estaba vacante. La corona fue
ofrecida a Guillermo y María,
que gobernaron conjuntamente. El Acta de Derechos (Bill of Rights)
sancionó la sucesión al trono, según la cual, la princesa Ana y sus descendientes
estarían en la línea de la sucesión tras los posibles hijos de Guillermo
y María.
Cuando ésta murió de viruela en 1694, Guillermo
continuó reinando en solitario, al tiempo que intentaba ganarse el favor de Ana
restaurando a Lord Marlborough en todos sus cargos. Ana prestó todo su
apoyo a Guillermo.
Ana y su esposo Jorge
sufrieron una serie de tragedias personales. La futura reina había quedado
embarazada en 18 ocasiones, pero todos los hijos, excepto uno, habían nacido
muertos o habían perecido antes de cumplir los 2 años, y también había sufrido
varios abortos. El único que sobrevivió los primeros años Guillermo, duque
de Gloucester, murió el 29 de julio de 1700, a los 11 años, abriéndose una
crisis sucesoria.
Guillermo y María
no habían tenido hijos, por lo que la princesa Ana, era la única que quedaba en
la línea de sucesión. Más si la línea de sucesión quedara extinguida
totalmente, sería muy simple para el depuesto rey Jacobo II
reclamar el trono. Para imposibilitar que un católico obtuviera la corona, el Parlamento
decretó el Acta de Establecimiento de 1701, que estipulaba que, a falta
de descendientes de Ana, la corona pasaría a Sofía de Wittelsbach, electora
de Hannover, y a sus descendientes.
Guillermo
III murió el 8 de marzo de 1702, siendo
coronada Ana, el 23 de abril en la abadía de Westminster. En ese momento
había estallado la guerra de sucesión española, en la que se dirimía el
derecho de Felipe,
nieto de Luis XIV de Francia, de obtener el trono español. La guerra continuaría
hasta los últimos años del reinado de Ana, y dominaría la política extranjera y
nacional.
Poco después de ascender al trono,
Ana nombró lord gran almirante a su marido, y dio el control del
ejército a Lord Marlborough. Ella era favorable al partido Tory, entre
cuyos miembros escogía a su primer ministro. Los Whigs —que eran partidarios
de la guerra de sucesión española— se hicieron más influyentes tras la victoria
en la batalla de Blenheim en 1704, por parte del duque de Marlborough,
haciéndose con el poder y expulsaron a casi todos los tories de los
ministerios. En los siguientes años, Ana intentó convertir a Inglaterra y
Escocia en un solo reino.
El marido de Ana, Jorge de
Dinamarca, murió el 28 de octubre de 1708. Su dirección en el Ministerio
de Marina era impopular entre los Whig y, en su lecho de muerte, comenzaron
a solicitar que fuera apartado de su cargo. La caída de los Whigs se
dio rápidamente a la par que la guerra de sucesión española se volvía cada
vez más impopular. Marlborough seguía siendo demasiado influyente para ser
apartado de sus cargos, aunque sus parientes comenzaron a perder sus puestos.
El nuevo gobierno Tory comenzó a buscar la paz en la guerra de
sucesión española, ya que una victoria de Austria sería tan perjudicial para
los intereses británicos como si ganara Francia. Los Tories estaban
listos para firmar la paz, aceptando al nieto del rey francés en el trono de
España, pese a la oposición de los whigs, que no querían a un
Borbón en el trono español. Bajo los términos del tratado de Utrecht, a Felipe
le fue permitido permanecer en el trono de España, y conservar los virreinatos
del Nuevo Mundo. El resto de la herencia española fue dividida entre varios
príncipes europeos. Gran Bretaña obtuvo los territorios españoles de Gibraltar
y Menorca. Varias colonias francesas en Norteamérica fueron cedidas a Gran
Bretaña. Así terminaba la intervención inglesa en la guerra de sucesión
española.
La reina cayó enferma en el palacio
de Kensington víctima de un ataque de gota, complicado con infecciones por
erisipelas. Todo desembocó en un accidente cerebrovascular que acabó con su
vida. Eran las siete de la tarde del 1 de agosto de 1714. Su cuerpo estaba tan
hinchado que al ser enterrada en la abadía de Westminster se tuvo
que utilizar un ataúd dos veces más ancho de lo normal.
Ramón Martín
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