María de Módena, segunda esposa de Jacobo II rey de Inglaterra
Nace María Beatriz Eleonora Ana Margarita
Isabel d’Este el 5 de octubre de 1658 en Módena. Fueron sus padres, Alfonso IV d’Este y Laura Martinozzi, duques de Módena. Dos años después de
su nacimiento, muere su padre, con lo que el único hermano de María, Francisco
le sucede a la cabeza del Ducado, si bien su madre ejerce la regencia hasta su
mayoría de edad. Es una mujer muy estricta, convencida de que, la educación es de
gran importancia para sus hijos, por lo que la futura reina inglesa, pronto aprende
a hablar en francés e inglés. Su madre la hace acompañarla en sus muchos viajes
a París, donde María se convierte en una atracción en la corte de Luis XIV,
gracias a su belleza. La vida cortesana, con sus grandes fiestas y pomposos ceremoniales,
no la llama la atención. Ella se inclina más por las actividades intelectuales
y al recogimiento religioso, llegando a plantearse ingresar en un convento
carmelita y hacerse monja.
En Londres, Jacobo, duque
de York, segundo hijo del rey Carlos I,
está buscando esposa, ya que ha enviudado de Anne Hyde, fallecida de un cáncer.
Su hermano, el rey Carlos II, no
ha conseguido tener descendencia con su esposa Catalina de
Braganza, por lo que, tras su fallecimiento, sería
su hermano Jacobo el
que ocuparía el trono inglés. Jacobo nombra al conde de Peterborough encargado de buscar una candidata
adecuada; el cual al llegar a la corte de Módena quedó fascinado por la belleza
de la joven María, que, por entonces, contaba catorce años. El conde comunicó a
los duques de Módena la propuesta de matrimonio. A la propuesta, la duquesa
se mostró reticente, ya que tenía puestas las esperanzas en casarla con Carlos II de
España. Tampoco María se mostró, inicialmente, dispuesta
a casarse con un hombre veinticinco años mayor que ella, además de tener que trasladarse
a la lejana Inglaterra. Pero una carta del Papa, en la que la conminaba
a contraer matrimonio con el duque de York,
terminó convenciéndola. La boda, católica y por poderes, era celebraba el 30 de
septiembre de 1673.
La joven Duquesa de York, en compañía de su
madre, llega a Inglaterra, donde es recibida con bastante frialdad, ya que muchos
ven un complot del Papa para sentar a unos Soberanos católicos en
el trono inglés. Ni siquiera la boda protestante, celebrada en Dover el 23 de
noviembre de ese mismo año, pone fin a las especulaciones. El duque se
muestra encantado con su nueva esposa. Pero el sentimiento no es mutuo, y María
pasa varias semanas encerrada en sus aposentos. Poco a poco, ante la amabilidad
de su marido y la buena relación que tiene con sus dos hijas —de una edad
similar a la suya—, hacen que María recupere la alegría. Los primeros cinco
años de matrimonio fueron muy felices. Durante ese tiempo la duquesa demostró
ser una esposa abnegada, ejerciendo de madre para lady María y lady
Ana y apoyando, incondicionalmente, a su marido. Pese a todo, el rey Carlos II
terminó admirando a la joven italiana. Tras ese lustro, la tensión política volvió
a hacerse presente, y en 1678, se produce el llamado Complot papista, en
el que es desvelado un supuesto plan de asesinato del rey Carlos II a
manos de católicos. Como consecuencia, el anticatolicismo se extiende como la
pólvora y los duques de York, por su catolicismo, son enviados a Edimburgo.
En 1685 fallece el rey Carlos, y los duques de York se convierten en los nuevos reyes de
Inglaterra. A partir de ese momento, la reina se
esfuerza en negar que, tanto ella como su marido, tuvieran algo en contra de la
religión protestante. Pero la hostilidad contra ella persistía, agravándose con
el nacimiento del futuro heredero Jacobo Francisco Eduardo. El Parlamento
inglés alerta de la posibilidad de que el príncipe sea educado en la fe
católica, por lo que, un grupo de políticos propone que Jacobo sea
destronado y sea nombrada reina su hija mayor, lady María, y su marido,
el holandés Guillermo de Orange. Inglaterra se sume en un conflicto
civil. Sin apenas apoyos, huyen a Francia y Guillermo y María,
son coronados como nuevos Reyes.
Los Reyes exiliados, junto a su hijo, se
instalan en el Château
de Saint Germaine en Laye, a unos veinte kilómetros de Paris. Allí,
gracias al apoyo del rey Luis XIV, establecen una corte en el exilio. La
reina, siempre querida y admirada en tierras galas, hace todo lo posible para
defender la legitimidad de su marido y, especialmente, la de su hijo como
heredero al trono inglés. Jacobo II morirá en 1701, sin poder volver a Inglaterra. La
Reina siguió apoyando la llamada causa jacobita. Al morir, en 1715, Luis
XIV, el apoyo financiero cesa y la reina pasa sus últimos años sumida en la
pobreza y en la tristeza inconsolable de haber perdido, injustamente, el trono.
Fallecerá el 7 de mayo de 1718 a causa de un cáncer de mama. Sus restos
mortales fueron enterrados en el Convento de la Visitación de Chaillot,
que será destruido durante la Revolución Francesa. Su hijo jamás
recuperó el trono usurpado a sus padres.
Ramón Martín
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