Castillo de Almansa
Llegamos
así a 1707, fecha en la que en las cercanías de Almansa se dan cita dos grandes
ejércitos, dispuestos a dar una batalla definitiva para sus respectivos
señores. De un lado las huestes de Felipe de Anjou y del otro las del
Archiduque Carlos, ambos candidatos a la Corona Española, que acabará con el
triunfo del primero, acabando así la Guerra de Sucesión Española.
El
castillo tiene sus orígenes en una construcción almohade, el infante don Juan
Manuel al hacerse cargo de el lo reformó, pero fue don Juan Pacheco, segundo
marques de Villena y cuyas armas se pueden ver en la torre del homenaje, quién
transformará el castillo y le dará su aspecto actual.
El cerro
del águila, donde está asentado el castillo, es una meseta alargada de norte a
sur, y a ella se adapta el castillo, con 100 metros de largo y 30 metros de
ancho.
De la
primitiva construcción almohade solo queda un muro de tapial, las demás
transformaciones se realizarán en mampostería, así está construida la muralla
con tres torres semicirculares en los ángulos y una barbacana para defender la
entrada.
Desde la plaza de Santa María de Almansa, donde se encuentra la Casa Grande o Palacio de los Cirat, junto a la iglesia arciprestal de la Asunción, accedemos por una amplia escalinata hasta llegar a una verja que accede a una zona ajardinada. El castillo está formado por dos recintos escalonados, defendidos por torres semicirculares y muros almenados. El recinto inferior tiene dos puertas una al lado oeste y otra en el lado norte. la del lado oeste, protegida por una barbacana y un matacán defensivo, se utilizaba tanto a pie como a caballo y es la que se utiliza para entrar al castillo, mientras que la del lado norte que se empleaba para entrar carros, está hoy en día cerrada.
Entramos
al patio de armas, que en realidad era la zona reservada para los artesanos y
almacenes, desde este patio se accede a las distintas partes de la fortaleza,
encontrando restos de la zona palaciega de la antigua fortaleza árabe. Por una
empinada escalera, sin protección alguna, se accede al segundo recinto, en el
centro del cual se haya la torre del homenaje. Es este un torreón de planta
cuadrada construido en mampostería y sillería. Antiguamente tenía dos pisos,
hoy solo se conserva el inferior. Su bóveda tiene una cubierta interior de
crucería gótica con nervios de piedra y elementos de ladrillo, a ambos lados
dos ventanas, una abierta al patio de armas y la otra con bancos de piedra se
asoma a la ciudad de Almansa. En las claves la heráldica de los Villena.
Desde este lugar, por una bellísima escalera de caracol subimos a la terraza almenada de la torre y punto más alto del castillo. Desde aquí podemos contemplar los lienzos de la muralla y sus torres y desde donde mejor podemos admirar la forma alargada del castillo.
Gracias por la información tan interesante que das en esta entrada.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias
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