Abu I-Hasan Ali, sultán de Granada desde 1464 a 1482 y en 1483
De nuevo, los Manu I Sarray, consiguieron sentar en el trono de los sultanes granadinos a un candidato que les convenía. Era septiembre de 1464, cuando Ali b. Sa´d b. Yusuf b. Muhammad b. Yusuf b. Ismail b. Nasr, cuyo kunya era Abu l-Hasan, aunque se le solía mencionar como Mawlay Hasan, título que los castellanos adaptaron como Muley Hacén; adoptó el sobrenombre honorífico de al Galib billah, al igual que varios emires nazaríes. Al parecer había nacido antes de 1436-1437, por lo que cuando ocupó el trono por primera vez contaba más de veintiocho años.
Cuando ENRIQUE IV tuvo conocimiento de esta nueva crisis granadina, se dispuso atacar en octubre de 1464. Abu l-Hasan Ali comprendió que era urgente resolver el enfrentamiento familiar, para lo cual intentó reconciliarse con su padre y le pidió que volviera de Málaga, pero Sa´d prefirió trasladarse a Almería. Abu l-Hasan Ali le pidió perdón y le reconoció como legítimo sultán, asegurándole que se consideraba visir suyo. SA´D siguió en Almería manteniendo la consideración de sultán, aunque sin ostentar el poder efectivo, hasta el momento de su muerte. Por otro lado, Abu l-Hasan también tuvo que enfrentarse a su hermano Abu I Hayyay Yusuf, hasta el punto de que puso ser destronado por su causa, pudo resistir y una epidemia le libró de este acérrimo enemigo, pues acabó muriendo en 1467 víctima de la peste.
Abu I-Hasan Alí, fue acusado de llevar una vida disoluta, de descuidado el ejército, permitir que su ministro cargase de impuestos al pueblo y de relegar a su esposa y entregarse a una esclava cristiana, Isabel de Solis, que se convirtió al Islam y recibió el nombre de Turayya (las Pléyades). La sultana Aisa, era una importante y poderosa mujer emparentada con la nobleza granadina, además de ser viuda de MUHAMMAD X el Chiquito y una de las hijas de MUHAMMAD IX al Aysar. Sus celos y rencor hacia Turayya, provocaron un enfrentamiento en el que los dos hijos del emir, Muhammad(Boabdil) y Yusuf, se pusieron de parte de Aisa, al igual que toda la familia real y la corte. Estas intrigas de harén aumentaron las luchas intestinas del reino y favorecieron la conspiración que acabó en la posterior sublevación de Boabdil contra su padre.
En enero de 1465 la sublevación de la nobleza contra el rey ENRIQUE IV, que proclamaría a su hermano ALFONSO, propició que aquél solicitara una tregua de cinco años con los granadinos. La fecha del pacto debe situarse a mediados de abril. A pesar de la paz, en el interior del reino se produjeron varias sublevaciones. Una de ellas fue la de un personaje conocido como Alquirzote, que se levantó en Málaga en 1468 contra el emir y obtuvo el apoyo directo de ENRIQUE IV, quien estaba dispuesto a sentarlo en el trono de la Alhambra, objetivo que no consiguió, pues el rebelde fue derrotado. En 1469 se acordó una nueva tregua de tres años, pero, dada la limitación de la autoridad de ENRIQUE IV, que no era acatada en todos los territorios de la frontera.
Hacia mediados de 1470, tuvo lugar la revuelta de los caídes, en la que también estaban implicados los Abencerrajes. Abu l-Hasan acabó con el poder dominante que ejercían los caídes Abencerrajes, y prescindió de ellos, lo que provocó su sublevación. Estos proclamaron a MUHAMMAD, que recibiría el nombre de al Zagal, hermano del emir, en Málaga con la ayuda de algunos jefes cristianos. No obstante, MUHAMMAD acabó reconciliándose con su hermano Abu l-Hasan. Como consecuencia, los sublevados, refugiados en Málaga, fueron reducidos y ejecutados. Esta célebre matanza parece ser que fue la que pasó a la leyenda y al romancero.
Sofocado el levantamiento, el reino vivió un tiempo de prosperidad, con numerosas incursiones en tierras cristianas que obligaron al enemigo a firmar sucesivas y permanentes treguas. Fue un largo periodo de paz, desde 1465 hasta 1481, que permitió una cierta recuperación del reino y un último florecimiento. Esta situación solo se produjo gracias a la conflictiva situación interior de Castilla. Mientras tanto, las rivalidades y los enfrentamientos entre los nobles andaluces, fueron aprovechados por Abu l-Hasan para intervenir y sacar partido. Llegó a firmar, en 1471 una alianza con una de las facciones enfrentadas, la del conde de Cabra, lo que le valió a Muley Hacén el apoyo del conde, frente a los ataque del condestable Iranzo y poder utilizar Alcalá la Real como base para atacar las tierras de Jaén.
El 10 de enero de 1472 se estableció en Granada un tratado de paz general para toda la frontera y de más envergadura que las treguas establecidas en 1469. En esta ocasión era el propio Abu l-Hasan el que lo firmaba directamente y el periodo de tres años que fijaba se extendía desde el 18 de enero de 1472 al 17 de enero de 1475. Además, se incluía una cláusula que -habitual en los tratados de treguas-, en este caso se explicita que ENRIQUE IV ni ningún castellano, apoyaría ni acogería a los rebeldes, Banu l Sarray ni a sus partidarios, lo que indica que los Abencerrajes, seguían activos. Pero no solo los Banu l Sarray amenazaban el trono de Abu l-Hasan y la estabilidad del reino. El príncipe Salim b. Ibrahim al Nayyar, gobernador de Almería, se alió en 1474 con FERNANDO el Católico para derrocar a Abu l-Hasan, aunque no se pudo llevar a efecto esta alianza, ya que, la reina ISABEL de Castilla, tras la muerte de su hermano ENRIQUE IV, siguió renovando las treguas con Granada.
Firma de Abu I-Hasan |
El 17 de enero de 1478, sin la obligación de pagar parias, se volvió a renovar el tratado, siendo renovada por un años más en enero de 1481. Renovación que no llegó a cumplirse. Durante este periodo de paz se produjeron en Castilla varios acontecimientos, que serían decisivos para el final del reino nazarí y del Islam andalusí.
En 1479 murió JUAN II de Aragón, siendo heredada la corona por su hijo FERNANDO, que al estar casado con ISABEL de Castilla desde 1469, se producía la unificación de los dos reinos. Por otro lado, ese mismo año, el 4 de septiembre, se firmaba el tratado de Alcáçovas, acabando la guerra civil en Castilla y estableciendo la paz con Portugal. Resueltos los problemas internos, los Reyes Católicos podían dedicarse de lleno a la conquista de Granada.
Los granadinos, conscientes de las intenciones de los Reyes Católicos, se anticiparon y comenzaron las hostilidades, tropas nazaríes reconquistaron Zahara el 27 de diciembre de 1481. La respuesta no tardó en llegar y supuso un duro golpe, por la importancia de la perdida de Alhama, cuya fortaleza era considerada inexpugnable, además de gozar de una ubicación estratégica, en la ruta de Granada a Málaga y Ronda. Al mando de Rodrigo Ponce de León, las tropas cristianas asediaron la ciudad, entrando en ella el jueves 28 de febrero de 1482, a sangre y fuego. La noticia causó gran alarma y agitación y Abu l-Hasan intentó recuperarla. La puso cerco, pero los cristianos resistieron. Los refuerzos del duque de Medina Sidonia, Juan de Guzmán, y el conde de Cabra, Diego Fernández de Córdoba, consiguieron que los granadinos levantaran el sitio el 28 de marzo de 1482. Dos nuevos intentos para recuperarla tampoco tuvieron éxito. Mientras, Ali al Attar, gobernador de Loja, infligió una severa derrota a los cristianos que, para consolidar la toma de Alhama, asediaron la ciudad del ilustre al Jatib, durante cinco días. Los cristianos, tras ser vencidos, huyeron abandonando gran parte de la artillería y el campamento el 14 de julio de 1482.
En ese momento, el hijo de emir Boabdil, apoyado por los Abencerrajes, y con Yusuf b. Kumasa a la cabeza se levantó, expulsando a Abu l-Hasan de la Alhambra. Abu l-Hasan atacó la Alhambra, pero no la pudo tomar y se retiró a Málaga, que se mantuvo fiel al viejo emir, con su hermano al Zagal. Mientras, el otro hijo, Yusuf, se marchó a apoderarse de Almería.
Recuperado el trono a finales de abril de 1483, inició su segundo reinado, en una situación política, bastante precaria, ya que las querellas dinásticas, lejos de resolverse con la captura de su hijo, se agudizaron. En Almería, su hijo Abu I Hayyay Yusuf se mantenía independiente y afecto a MUHAMMAD XI-BOABDIL. Los partidarios de éste último, no permanecieron inactivos y, encabezados por Ibn Kumasa, se presentaron ante el rey FERNANDO para negociar la liberación del cautivo. Paralelamente, Abu l Hasan hacía lo mismo, pero el rey Católico aceptó la oferta de los primeros, calculando el mayor perjuicio para el reino nazarí que ocasionarían las divisiones internas provocadas por este.
Las exigencias castellanas fueron muy elevadas: vasallaje, entrega del primogénito de Boabdil, Ahmad, y de su hermano como rehenes, junto con los hijos de otros notables del reino, doce mil doblas de oro y liberación de cautivos. A cambio, el sultán, además de la libertad, recibió apoyo del rey FERNANDO para combatir a su padre y someter todo el territorio. MUHAMMAD XI fue liberado y se instaló en Guadix, ya que Granada no quiso reconocerlo como sultán. En este caso, la intervención de los alfaquíes fue decisiva para entronizar a uno u otro sultán. Abu l Hasan solicitó una fetua, dictamen jurídico. En ella se planteaba la legitimidad de la sublevación de su hijo y la consideración de sus partidarios, así como la actitud que los buenos musulmanes deberían adoptar en caso, de que los insurgentes salieran de Castilla y con el apoyo cristiano intentaran recuperar el trono.
La respuesta fue rotunda: la proclamación de Boabdil iba contra la ley de Dios y había sido un pecado, pactar con los infieles está prohibido y quien hubiera prestado juramento de fidelidad al príncipe prisionero cometía un hecho ilícito; no obstante, si los rebeldes se arrepintiesen, deberían ser aceptados. Como puede apreciarse, parece una proclama de Abu l Hasan ilegalizando las pretensiones de su hijo y ofreciendo el perdón y la reconciliación a los sublevados. La fetua revela que en esas fechas, mediados de octubre de 1483, Boabdil seguía en tierras de Castilla.
A lo largo de 1483, los combates entre musulmanes y cristianos fueron frecuentes, con victorias y derrotas de uno y otro lado. Los resultados más destacados de estas acciones, fueron la conquista de Álora, Alozaina y Setenil. En la conquista de Setenil, en septiembre de 1484, Abu l Hasan se vio afectado por una enfermedad parecida a la epilepsia que le afectó la vista y le embotó el cuerpo, por lo que no podía actuar en la guerra y, aunque no dejó el trono, era su hermano al Zagal el que mantenía la defensa del reino. Entre febrero y mediados de marzo al Zagal se apoderó de Almería, Abu l Hasan dio orden de ejecutar al alcaide de la ciudad, a todos los partidarios del rebelde e, incluso, al hermano de este, su propio hijo. La madre fue encarcelada y Boabdil, que se había trasladado de Guadix a Vera, huyó a Córdoba. A pesar de los esfuerzos de AL-ZAGAL, los cristianos seguían avanzando. En abril de 1485 conquistaron Cártama y Coín, asediaron Ronda y destrozaron con la artillería sus defensas, por lo que los habitantes capitularon para conservar sus vidas y hacienda el 23 de mayo. La pérdida de esta plaza implicó la rendición de las fortalezas de la zona de Marbella y Fuengirola.
Tras la toma de Ronda, ante el peligro de que el ejército castellano asediara Málaga, al Zagal, se dirigió a esta ciudad para reforzarla. De regreso, cerca de Alhama derrotó a un destacamento de esta ciudad que regresaba con el botín de una algarada, lo que le permitió recuperar la cabalgada y hacer un buen número de prisioneros. Esta victoria le proporcionó una entrada triunfal en Granada, donde fue proclamado por los granadinos, entusiasmados con sus victorias y con el ambiente preparado por los alfaquíes y las maniobras del visir Abu I Qasim Rigwan Bannigas. Tras ello, depuso a su hermano anciano y enfermo y lo envió a Salobreña con su mujer, donde moriría pocos meses después. Se puede fijar el reinado de Abu l Hasan y el comienzo del de su hermano AL-ZAGAL, a principios de junio, aunque algunos historiadores fue, el 24 de junio, ya que Abu l Hasan se mantuvo como sultán hasta el día de San Juan de 1485.
Fuentes; WikipediA, Nubeluz, Mcnbiografias
Imagen: Pinterest
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