Fruela II el Leproso, rey de Asturias del 910 al 924



Nacido en el año 874 y muerto, aproximadamente, en agosto del año 925, era hijo del monarca asturiano Alfonso III el Magno y de su esposa Jimena. Disponemos de pocos datos biográficos sobre este personaje, ya que los cronistas no le incluyeron en sus obras hasta aproximadamente el año 909, cuando Fruela contaba ya con 35 años. Es por eso que existen discrepancias a la hora de determinar la fecha de su nacimiento y el puesto que ocupó entre sus hermanos, ya que mientras Armando Cortaelo en su obra dedicada a Alfonso III afirma que Fruela fue el cuarto hijo del monarca, por el hecho de que su hermano Gonzalo antepuso su firma a la suya en algunos documentos; Justiniano Fernández, opina que éste nació en tercer lugar, puesto que, en su opinión, la anteposición de la firma de Gonzalo, pudo ser una deferencia del rey, por haber sido éste nombrado arcediano de la ciudad de Oviedo.

Según podemos ver en las fuentes documentales de la Cancillería Real, Fruela pasó su infancia y su juventud en la corte del rey Magno. Así, su firma quedó registrada por primera vez en un documento fechado el 24 de junio del año 886, cuando Fruela debía contar con 12 años. La frecuencia con la que éste aparece en distintos documentos, nos indica que se convirtió en un personaje muy influyente en la corte, aunque no no nos consta que tomara parte en ninguna de las campañas militares emprendidas por su padre. 

Tampoco sabemos, a ciencia cierta, cuál fue su participación en los acontecimientos que llevaron a Alfonso III a abandonar el trono en el año 909, puesto que si bien todos cronistas afirmaron que los hijos del monarca, e incluso la propia reina, apoyaron la causa de García, es evidente que Fruela se distanció rápidamente de éste, tras quedar bajo su poder el reino de Asturias, mientras que por el contrario, siempre mantuvo unas relaciones excelentes con su hermano Ordoño. Así en el año 912 ha quedado atestiguada la presencia de Fruela en la ciudad de Compostela, y algunos años más tarde, en el 914, tras la coronación de Ordoño como rey de León, también se ha podido registrar su presencia en la corte de su hermano en numerosas ocasiones.

La actitud de Fruela hacia Ordoño estuvo determinada por su precaria posición en Asturias. No en vano el pequeño reino estuvo expuesto entre los años 910 y 914 a sufrir un ataque por parte de García I, contrariado por la actitud de sus hermanos, ya que había perdido gran parte la herencia que le correspondía como hijo primogénito. Del mismo modo, Fruela no cambió su actitud con respecto a Ordoño cuando éste fue proclamado rey de León, reconociendo su autoridad, ya que no podía competir de ningún modo con las posesiones del nuevo monarca.

Desconocemos la mayor parte de las actuaciones llevadas a cabo por Fruela como rey de Asturias, al ser muy escasa la documentación de que disponemos, aunque podemos intuir que, entre el 910 y el 914 intentó que su corte de Oviedo brillara, en pos de recuperar su glorioso pasado. Prueba de ello son las importantes donaciones que realizó en compañía de su primera esposa a la iglesia del Salvador de la Oviedo. Aunque es evidente que la autoridad de Ordoño II se hizo patente ante la nobleza asturiana en el año 921, durante la visita que realizó el monarca leonés a Oviedo. Fruela formó parte del séquito de su hermano con cierta frecuencia y su presencia en la corte fue casi constante en los últimos años de vida de Ordoño. De este modo su proximidad al trono y la elevada posición que alcanzó, le permitieron acceder a la corona a los pocos días de producirse la muerte de su hermano, para gran disgusto de sus sobrinos, que consideraron que se habían vulnerado sus derechos. De este modo Fruela asumió el título por primera vez en un documento fechado el 28 de junio de 924 en Santiago, donde solicitó la protección del Apóstol.

Fruela tuvo que hacer frente a un movimiento de oposición por parte de los nobles que permanecieron leales a los descendientes de Ordoño II, que pudo ser frenado gracias a la muerte de sus principales cabecillas, los llamados por Sapiro "hijos de Olmudo". Pero hay que señalar que a pesar de que no participó personalmente en ninguna expedición en contra de los musulmanes, si envió tropas a Navarra para que colaboraran en la defensa del reino, en la campaña que Ibn Jaldun, denominó como "de Pamplona".

En cuanto a la política interior del reino, no hay constancia de que emprendiera ninguna acción para reformar la administración o mejorar la organización de las ciudades, aunque algunos autores señalan que, fue a causa de que su autoridad fue muy limitada tanto en León, como en Asturias, ya que su presencia sólo ha podido ser atestiguada en lugares como Sahagún, en momentos concretos. Así parecer ser que el centro principal de su autoridad fue siempre la ciudad de Santiago. Sin embargo a pesar de que, durante los meses que duró su reinado, su autoridad no se dejó sentir en gran parte de sus posesiones, parece poco probable, que fuera en este momento cuando aparecieron los primeros jueces castellanos, en los que años más tarde fundamentarían su independencia frente al reino de León los condes de este territorio.

Fruela II falleció probablemente en el mes de agosto del año 925, a la edad de 51 años, por causas naturales, enfermo de lepra según afirman algunas crónicas cristianas. La Primera Crónica General relata del siguiente modo la defunción del rey:

“Pues que el rey don Fruela ovo regnado un anno et dos meses, quanto avemos dicho suso que regnara, engafecio; ca los malos non quiere Dios que lleguen a la meatat de sos dias...Et porque este rey don Fruela fizo todo esto, que non cato a Dios, visco muy poco en el regno. Et pues que fue muerto a cabo del anno et de los dos meses, enterraronle en Leon cerca so hermano el rey don Ordonno”.

Recibió sepultura en la catedral de León junto a su hermano, Ordoño II, aunque en dicha catedral se desconoce el paradero de su sepultura y de sus restos mortales. En el año 986 su restos y los de su primera esposa fueron trasladados por orden de Bermudo II de León, junto con los de otros monarcas leoneses, incluidos los de Ordoño II, a la ciudad de Oviedo a fin de impedir que fueran profanados por las tropas musulmanas dirigidas por Almanzor. Los restos del rey y los de su esposa fueron depositados en el panteón de reyes de la Catedral de Oviedo. Con posterioridad, Alfonso V repobló la ciudad de León y trasladó a ella la mayor parte de los restos de los reyes que su padre, Bermudo II, había llevado a Oviedo, aunque los restos de Fruela II y los de su primera esposa permanecieron en Oviedo, al igual que los de su padre, Alfonso III, y los de su madre, la reina Jimena.

Su fallecimiento desencadenó una guerra civil en el reino. Los leoneses eligieron rey a su sobrino Alfonso, quien poco después abdicó en su hermano Ramiro, señor de Viseo.

Casado en dos ocasiones, con una joven llamada Nunilo conocida también como Jimena, y en los últimos años de su vida con Urraca. El silencio guardado por los principales cronistas, sobre sus hijos, nos impide conocer su número exacto, aunque sabemos que a la muerte de su padre al menos tres de ellos lucharon por su herencia frente sus primos, los herederos de Ordoño II.



FUENTES: Wikipedia y MCNbiografias

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