García I
Es García I, el primer rey de León. Había nacido
entre los años 870 y 871. Hijo de Alfonso III el Magno y de su esposa Jimena, en el bautismo se le puso
el nombre de García en honor de su abuelo materno, el rey de Navarra García I Íñiguez.
Apenas disponemos de datos sobre su niñez.
Su nombre aparece por primera vez en la documentación cortesana el 24 de junio
del año 886, desde entonces su firma aparece junto a la de su padre en numerosos
documentos. Durante su juventud y también en su madurez, sintió celos de su hermano,
el futuro Ordoño II, ya que éste desde su nacimiento fue el hijo predilecto
de Alfonso III, que le había nombrado gobernador de Galicia alrededor del año 897,
quedando así clara la intención del monarca de asociarle al trono. Pero esto no
supuso que García no realizara importantes servicios para su padre, como la repoblación
de Zamora. Fue precisamente en Zamora donde García entró en contacto con importantes
miembros de la nobleza castellana, a la que estuvo muy vinculado desde que
contrajo matrimonio en el año 896, con una dama castellana llamada Munia o Nuña,
hija del conde de Amaya, Nuño Fernández.
Debido a que la firma de Munia aparece en
contadas ocasiones junto a la de su esposo en los documentos de estos años, e incluso
cuando éste ocupó el trono leonés, parece ser la prueba de que la pareja no
tuvo una relación muy estrecha durante los años de su matrimonio, circunstancia
que debió agravarse por la falta de herederos. A pesar de lo cual García
mantuvo una importante relación con su suegro, ya que éste fue uno de sus principales
apoyos en la sublevación que encabezó en contra de su padre.
Aunque es difícil precisar los motivos que
impulsaron a García a enfrentarse a su padre Alfonso III en el año 909, debido
al silencio que se guardó sobre estos acontecimientos, se ha considerado que fue
por sentirse desplazado por su hermano Ordoño, que ocupaba el puesto de gobernador
de Galicia. Fueran cuales fueran sus motivos, su estancia en Zamora fue crucial
para entender su comportamiento, ya que algunos de los nobles que colaboraron
con él en la repoblación, le animaran a enfrentarse directamente a su padre.
La reacción de Alfonso III al recibir la
noticia, fue inmediata, acudiendo con un poderoso ejército a poner sitio a la
ciudad, la cual capituló poco tiempo después. Tras estos sucesos García fue
conducido al castillo de Gozón, donde fue encarcelado. Castigo que fue considerado
excesivo por la mayor parte de sus familiares, sobre todo por su madre, no tardando
en aparecer las protestas, manifestaciones claras de rebeldía. El movimiento de
rebeldía que surgió en apoyo de García obligó al monarca, Alfonso III, a renunciar
al trono y a repartir entre sus hijos sus posesiones con el fin de evitar una
guerra civil.
Desde un principio se pudo observar que siempre
hubo una barrera entre él y sus súbditos, debido a los métodos utilizados para
hacerse con el poder. Así, con el fin de ganarse la confianza de éstos no se
hizo coronar rey hasta que se produjo la muerte de su padre y dio su consentimiento
para que Alfonso dirigiera una expedición militar por tierras de al-Andalus en
el año 910.
Durante su primer año de reinado, García
I concentró un gran ejército,
saliendo en persecución de los árabes, ante los cuales obtuvo una notable
victoria, en un lugar que desconocemos. En los años siguientes el rey de León
desarrolló en la margen izquierda del Duero una intensa labor repobladora, con
la intención de completar la obra iniciada por Alfonso III. Se reforzaron las fortalezas
existentes entre Zamora y Simancas, dedicando especial atención a las defensas
de Roa, Peñafiel y Osma en el Este; a la de Clunia en el interior y las más alejadas
de Coca y Aza. También realizó algunas campañas militares en el alto Duero.
Disponemos de pocos datos para evaluar su
política interior, ya que los cronistas no consideraron dignas de mención las actuaciones
que llevó a cabo durante su breve reinado. Tampoco los documentos emanados de la
Cancillería Real son concluyentes en este sentido, ya que la mayor parte de
ellos son donaciones y contratos de compra y venta.
El breve reinado de García I finalizó en el
año 914 con 44 años de edad, aunque las crónicas apuntan diferentes fechas, por
lo cual nos resulta imposible precisar el momento exacto de su muerte. Todas
las crónicas señalan que pereció por causas naturales en la ciudad de Zamora. El
cronista árabe Ibn Idhari señaló que el monarca leonés falleció el 19 de marzo
del 914 en Arnedo, ciudad a la que había acudido tras firmar una alianza con el
rey de Navarra, Sancho Garcés, para luchar en contra de los musulmanes.
Dichos acontecimientos pudieron ser ciertos, aunque parece poco probable que
García I falleciera en Arnedo es posible que la causa de su muerte fueran las
heridas que recibió.
Los restos del monarca fueron depositados
en la catedral de Oviedo junto a los de sus antepasados, tras lo cual los
nobles del reino llamaron al futuro Ordoño II para que se hiciera cargo del
reino.
FUENTES: mcnbiografias, wikipedia.
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