La Taifa de Carmona
El reino de Taifa de Carmona se creó entre 1013 y 1014 por guerreros bereberes magrebíes de la familia de los Banu Birzal, pertenecientes a una rama de los zanatas, que habían entrado en al-Andalus a finales del siglo X llamados por el califa Al-Hakam II para integrarse en su ejército. Luego, Almanzor formó con ellos un cuerpo militar con entidad propia. Fue éste el que nombró a Ishaq al-Wardasani al-Birzali gobernador de la zona de Carmona, cargo que fue confirmado por el califa Sulayman al-Mustaín. El reino integraba las plazas, con sus respectivos territorios, de Carmona, Écija, Osuna y Almodóvar.
Abd Allah ben Ishaq, era hijo de Ishaq al-Wardasani y hacia 1013 era jefe de los bereberes birzalíes en la zona de Carmona. Durante la guerra civil, al igual que otros bereberes lo hacían en otros territorios, se declaró independiente tomando Carmona, Écija y el castillo de Almodóvar con sus comarcas. Abd Allah tuvo la conformidad del califa Sulayman al-Mustaín y se tituló hayib (chambelán). A la muerte de Abd Allah en 1023 fue sucedido por su hijo Muhammad.
Muhammad ben Abd Allah, fue el segundo régulo de Carmona y también se tituló hayib como su padre. Las fuentes dicen de él que era valiente y generoso. En 1027 ayudó al califa hammudí de Málaga Yahya ben Alí a sitiar Sevilla para imponer su reconocimiento califal. Sin embargo, en 1030, pasó a apoyar a Sevilla en su enfrentamiento con la taifa de Badajoz por la posesión de la plaza de Beja, a la que sitiaron y tomaron. Muhammad, hijo del régulo de Badajoz, fue hecho prisionero, llevado a Carmona y posteriormente liberado gracias a unas negociaciones.
En 1034/5, el califa de Málaga, Yahya ben Alí, ocupó el reino de Carmona, y Muhammad ben Abd Allah tuvo que refugiarse en Sevilla. Hasta allí le persiguió el califa hamudí que murió ante sus muros. Luego recuperó el trono gracias al régulo sevillano Muhammad ben Abbad. En 1035 reconoció al falso Hisham II que había encumbrado Abbad ben Muhammad al-Mutadid de Sevilla, pero a los pocos meses reconoció al califa hammudí Idris ben Alí de Málaga. Al año siguiente, en coalición con los régulos Habus de Granada y Zuhayr de Almeria, atacaron diferentes plazas y castillos del reino de Sevilla y sitiaron su capital y, aunque no lograron tomarla, proclamaron califa a Idris.
En 1039, el sevillano Muhammad ben Abbad, en su afán expansionista atacó al reino de Carmona. Acudieron en su ayuda los reinos de Málaga y Granada, juntos derrotaron a la taifa de Sevilla en los campos de Écija, donde murió Ismail, hijo y heredero del régulo sevillano. En 1042 o 1043, en un enfrentamiento con los sevillanos, Muhammad ben Abd Allah murió y fue sucedido por su hijo Ishaq.
Ishaq ben Muhammad, sucedió a su padre Muhammad ben Abd Allah y, como él, se integró en el partido de los régulos bereberes que se oponían al expansionismo del reino de Sevilla. Aunque no dejaron de producirse conflictos dentro de dicho partido. Así, entre los años 1042 y 1047, al igual que Ronda, Osuna y Morón, fue atacado por Badis, régulo de Granada. Hacia 1044, Ishaq se unió a una coalición formada, entre otros reinos, por Granada, Málaga y Algeciras para defender al reino de Badajoz que había sido invadido por al-Mutadid de Sevilla.
En el año 1047 o 1048, Ishaq ben Muhammad formó parte de una agrupación beréber en la que participaban, entre otros, los señores de Morón, de Arcos, de Granada y de Badajoz, para reconocer al califa hammudí Muhammad ben al-Qasim, proclamado en Algeciras, apartándose del califa hammudí de Málaga Muhammad I ben Idris ben Alí al-Mahdí. Durante varios años, el reino de Carmona participó junto a otras taifas en guerras contra Sevilla, en la que el reino de Badajoz llevó la peor parte. En 1050, la coalición bereber fue derrotada cerca de Évora, y allí pereció un hijo de Ishaq ben Muhammad. En 1051 cesaron las hostilidades gracias a la mediación del régulo de Córdoba. Ishaq ben Muhammad murió hacia el año 1052 o 1053.
Al-Aziz ben Ishaq al-Mustazhir, sucedió a su padre Ishaq y tomó el título honorífico de al-Mustazhir. Durante su reinado, la guerra contra el reino de Sevilla continuó con ventaja creciente para al-Mutadid. Ante la inutilidad de la lucha, en 1066 o 1067, decidió pactar con al-Mamun de Toledo la entrega de su reino a cambio de la cesión de un castillo en la taifa toledana, donde poder vivir con tranquilidad. Así se hizo, seguramente, pero al-Mutadid de Sevilla pactó con el toledano la cesión de su recién adquirido reino de Carmona a cambio de una promesa de ayudar para que el toledano se apoderarse del reino de Córdoba. Así, el reino de Carmona acabó finalmente en poder del reino de Sevilla.
Ramón Martín
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