Fernando I, dinastía de Borgoña


Nacido en Coimbra en 1345, era hijo de Pedro I de Portugal. Llamado el Inconstante, intervino en numerosas ocasiones en asuntos internos de Castilla, cuya anexión intentó tras la muerte en 1369 del monarca castellano Pedro I el Cruel. Con este fin apoyó la candidatura a la Corona castellana de Juan de Gante, duque de Lancaster e hijo del monarca inglés Eduardo III, derechos basados en su matrimonio en 1371 con Constanza, hija de Pedro I, y con el respaldo de las alianzas establecidas con la Corona de Aragón y con el reino nazarí de Granada inició la guerra contra Enrique II de Castilla (1369-1379). 

Las sucesivas victorias militares de Enrique II de Castilla obligaron a Fernando I de Portugal a firmar la paz de Alcoutim en 1371 y el tratado de paz de Santarem en 1373, por el cual la herencia de Portugal pasó a un hijo del rey castellano. Por este mismo tratado Fernando I de Portugal se obligaba a enviar auxilios a Francia en la Guerra de los Cien Años. En 1379, tras la muerte de Enrique II de Castilla, se inició una nueva ofensiva portuguesa que se llevó a cabo a pesar de la negativa popular y que se saldó con una nueva derrota. 


Finalmente, por el tratado de Elvas de 1383, se concertó el matrimonio de la única hija de Fernando I de Portugal, la infanta Beatriz, con Juan I de Castilla. Beatriz perdió los derechos al trono portugués en beneficio del futuro Juan I de Portugal, hermano natural de Fernando I de Portugal y gran maestre de Avis, quien recuperó la soberanía portuguesa tras derrotar en 1385 a los castellanos en Atoleiros y Aljubarrota, e inauguró una nueva etapa en la que las Cortes y el Consejo del Rey obtuvieron unas atribuciones a las que Fernando siempre se había mostrado reacio. 

En política interior, Fernando I de Portugal intentó superar la crisis económica mediante la creación de impuestos sobre el comercio, lo que le granjeó cierta impopularidad que aumentó por su matrimonio con Leonor Téllez de Meneses, dama de la infanta Beatriz que estaba prometida a Juan Lorenzo de Acuña. Durante su reinado se aprobó la Ley de Semarías en 1375, con la que se pretendía mantener cultivados los campos, fijar los salarios y rentas y dotar a los campesinos de ganado de labor. 


En la cuestión del Cisma de Occidente, Fernando I adoptó inicialmente una postura neutral, pero luego, a causa de la presión ejercida por el duque de Anjou y los embajadores del antipapa Clemente VII, optó por someterse a la obediencia de Aviñón; en 1381, sin embargo, la alianza hecha con Inglaterra le forzó a reconocer a Urbano VI como papa legítimo. 

Falleció en Lisboa en 1383. 

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