Juana Manuel, esposa de Enrique II


Juana Manuel con una de sus hijas

    Nacida en Sevilla hacia 1333, pertenecía al linaje de Los Manuel, uno de los clanes aristocráticos de la Castilla del siglo XIV, emparentado con la dinastía reinante. Era hija del infante don Juan Manuel, célebre maestro de la prosa en castellano, y de su segunda esposa, la dama Blanca de Lara.

    La implicación de su padre en las luchas por el poder hizo que Juana se convirtiera desde su temprana juventud en un valioso objeto de intercambio político. Por su estirpe, era un partido apetecible para aquellos miembros de la alta nobleza que deseaban afianzar sus posiciones respecto a la monarquía y al resto del estamento nobiliario. En 1350, su hermano mayor, Fernando Manuel, la casó con el conde Enrique de Trastámara, uno de los hijos naturales que el rey Alfonso XI tuvo con doña Leonor de Guzmán. Muerto Alfonso XI, sus hijos bastardos comenzaron a conspirar contra el nuevo rey Pedro I, hijo legítimo de aquél. Juana Manuel tomó parte activa en las luchas por el poder, en las que estaba implicado también el linaje de los Lara, al que pertenecía por vía materna.

    En 1351 muerto su hermano Fernando, cabeza de Los Manuel, Juana heredó los inmensos dominios de su patrimonio familiar, localizados en la parte oriental de Castilla la Nueva, con Almazán y Villena como centros. Ello reforzó sustancialmente la posición de su marido, quien pronto se convertiría en jefe del partido nobiliario opuesto a Pedro I. En 1356, Enrique alentó una sublevación armada, que fue fácilmente aplastada por los petristas. El conde de Trastámara consiguió refugiarse en Francia, pero Juana Manuel fue apresada por el rey y encarcelada, consiguió escapar y pudo reunirse con su marido al otro lado de los Pirineos, donde éste trataba de organizar una nueva ofensiva. Tras su regreso a Castilla, Juana Manuel dio a luz en Épila (Alcalá de Henares) en 1358 a su hijo Juan, futuro rey de Castilla como Juan I. De su matrimonio con Enrique de Trastámara nacería también, hacia 1350, una hija, Leonor, que en 1375 casaría con el infante don Carlos de Navarra, futuro Carlos III.

Enrique II

    En octubre de 1363, Enrique de Trastámara firmó una alianza con Carlos II de Navarra y Pedro IV el Ceremonioso, rey de Aragón por la que éstos le reconocieron como rey de Castilla. Enrique entregó como rehenes de cumplimiento del acuerdo a Juana Manuel y a su hijo Juan, quienes pasaron a vivir en la corte aragonesa. Juan fue educado en dicha corte junto a su futura esposa, la princesa Leonor de Aragón, mientras su madre seguía de cerca los acontecimientos de Castilla.

    En 1366,Enrique de Trastámara inició una gran ofensiva y Pedro IV el Ceremonioso permitió a Juana Manuel que se reuniera con su esposo. Antes de marchar, Juana tuvo que jurar solemnemente en nombre de Enrique que se cumplirían los acuerdos establecidos en 1363, y que incluían la cesión a Aragón del reino de Murcia y de las ciudades de Utiel, Moya, Cañete, Cuenca, Molina, Medinaceli, Almazán, Soria y Ágreda. La campaña concluyó con una derrota sin paliativos de los trastamaristas en la Batalla de Nájera frente al ejército anglocastellano de Pedro I y el príncipe Eduardo de Gales. Juana Manuel huyó entonces con Enrique a Avignon. Poco después, el Trastámara inició la ofensiva definitiva que le alzaría al trono de Castilla. Entre 1368 y 1369, Juana permaneció junto a su marido en algunas de las campañas más importantes de la guerra, como la toma de Zamora o el sitio de Toledo.

    Tras la victoria de Enrique en Montiel, Juana Manuel y su marido fueron proclamados reyes de Castilla. Al año siguiente, Enrique II le entregó en propiedad el señorío de Vizcaya, que ella cedió, a su vez, a su hijo Juan. De esta forma, el último gran señorío feudal quedó integrado en el patrimonio real castellano, al igual que, a la muerte de la reina, los señoríos de Los Manuel y de Los Lara. Con ello, la corona castellana se enriqueció considerablemente, si bien buena parte de estos señoríos fue entregada a la nobleza a través de las llamadas "mercedes enriqueñas".

    A pesar de haber desempeñado un importante papel en el proceso que llevó a su marido al trono, después de 1369 se eclipsó su figura política. Como reina se dedicó a las obras piadosas y asistenciales, recibiendo el apelativo de "madre de los pobres". Murió en Salamanca en 1384 cinco años después de la muerte de su esposo. Después de la subida al trono de su hijo, Juan I, Juana Manuel vivió retirada de la corte. Fue enterrada en la capilla de los Reyes Nuevos de Toledo.

Sepulcro de Juana Manuel



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