Zachary Taylor, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1849 y 1850

 



Nacido el 24 de noviembre de 1784 en Montebello, condado de Orange (estado de Virginia). Era el tercer hijo del coronel Richard Taylor —distinguido combatiente durante la Guerra de la Independencia—, el joven Taylor pasó su niñez en los despoblados territorios de Kentucky. En 1808, ingresó en el ejército regular como teniente de infantería, pasando sus primeros años en la frontera peleando contra las tribus indígenas que se resistían a ser sometidas, hasta que, en 1812, se estalló la Guerra Angloestadounidense, cuando entró a servir bajo el mando del general William H. Harrison, comandante en jefe de las tropas del noroeste. Como premio a la heroica defensa del Fuerte Harrison, fue elevado a mayor. El nuevo presidente del país, Andrew Jackson le concedió el ascenso a coronel, y pasó a servir en varios puestos fronterizos del Territorio del Noroeste y de Louisiana. En 1832, volvió a destacar en la guerra contra el jefe indio de la tribu sauk, Halcón Negro, acción por la que, Estados Unidos, pasó a controlar los territorios del actual estado de Wisconsin. En 1838, ascendió a general de brigada, participando en la Segunda Guerra Semínola, entre 1835 y 1842, obteniendo, en 1837, una decisiva victoria sobre los indios de La Florida en la Batalla de Lago Okeechobee, por la que le fue concedido el mando del resto de la campaña y de todas las tropas del Sudoeste, emplazadas en Fuerte Smith (estado de Arkansas).

En 1845, tras la anexión de Texas a la Unión, el presidente James K. Polk, le ordenó concentrar un gran número de tropas en la localidad de Corpus Christi (frontera sudoccidental), con el único propósito de provocar un conflicto con México que permitiera a los Estados Unidos declarar la guerra y, de esta manera, poder anexionarse no sólo Texas, sino también California y Nuevo México. Empujado por las presiones de los colonos fronterizos, penetró, por su cuenta, en un territorio entre el río Nueces y el Río Grande, donde derrotó fácilmente a dos contingentes de tropas mexicanas que le salieron al paso, la primera, el 8 de mayo de 1846, en la Batalla de Palo Alto, y la segunda, al día siguiente, en la Batalla de La Palma. El presidente Polk utilizó ambos enfrentamientos como pretexto para declarar la guerra al Gobierno mexicano de Antonio López de Santa Anna y dar comienzo a la Guerra Mexicanoestadounidense. Nada más declararse la guerra, Taylor se dirigió a Monterrey, ciudad que tomó el 23 de septiembre de 1846, a pesar de estar defendida por un número de tropas superior al que disponía Taylor. Desobedeciendo las órdenes del presidente de transferir sus mejores tropas a las unidades del general Winfield Scott, en febrero de 1847, decidió avanzar hasta la localidad de Buena Vista con el objetivo de enfrentarse a las tropas del general Santa Anna, quien se dirigía a marchas forzadas a su encuentro. Taylor asestó el golpe definitivo a las cansadas y maltrechas tropas mexicanas el 23 de febrero de 1847, en la Batalla de Buena Vista. Como consecuencia de este triunfo y de los llevados a cabo por el general Scott, México no tuvo más remedio que firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, por el que aceptaba la cesión a los Estados Unidos de California y Nuevo México, además de reconocer la frontera de Río Grande para Texas. Por su parte, Estados Unidos se comprometió pagar 15 millones de dólares por los territorios cedidos y a asumir las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México por un valor de unos 3 millones de dólares.


 



 

Con la guerra resuelta, el general Taylor marchó a hacerse cargo de su plantación de tabaco, sostenida con un gran número de esclavos. Pero, debido a las diferencias con el presidente demócrata Polk y a sus simpatías por el Partido Whig, los líderes de éste último barajaron la posibilidad de postular a Taylor como candidato presidencial a pesar de que éste se declaró independiente, poseía esclavos en su plantación y carecía de la más mínima experiencia política para llevar el timón de un país como los Estados Unidos, repleto de problemas como era la cuestión esclavista. Elegido candidato por el Partido Whig en la Convención Anual de Filadelfia en detrimento de los dos pesos pesados del partido, Henry Clay y John Calhoun, Taylor supo aprovecharse de su condición de héroe de guerra para derrotar al candidato demócrata Lewis Cass, en las elecciones celebradas a finales de 1848. El tercer partido en discordia, el Partido del Suelo Libre, liderado por el expresidente Martin van Buren apenas alcanzó el 9% de los votos del electorado, los justos para meter en el Congreso a diez diputados y así mantener el equilibrio del poder en una Cámara de Representantes tan dividida por la cuestión esclavista. Nada más jurar su cargo, tuvo que enfrentarse al difícil asunto de dirimir el estatuto jurídico y político de los territorios adquiridos a México. Además. la controversia sobre la esclavitud se había ampliado, amenazando con la secesión entre los estados del Sur y los del Norte. El problema de proporcionar un gobierno civil para los nuevos territorios se convirtió en una cuestión prioritaria, debido a la fiebre del oro que se desató tras descubrirse en el valle californiano de Sacramento filones del preciado metal, lo que ocasionó que, a finales de 1849, California sufriese un considerable aumento de población. Taylor, intentó evitar un enfrentamiento en el Congreso alentando a California y Nuevo México a que solicitasen la admisión inmediata como estados en la Unión. Los californianos presentaron, en octubre de 1849, en el Congreso, un borrador de constitución en el que se prohibía la esclavitud, y una vez ratificada en marzo de 1850, solicitaron la admisión como estado de la Unión, siendo aceptada por Taylor de inmediato. Pocos meses después, Nuevo México siguió los mismo trámites.

Esta propuesta obtuvo poco apoyo y sólo sirvió para excitar todavía más a los estados esclavistas del Sur, quienes veían en la inclusión de los dos nuevos estados, un peligro para el equilibrio regional del Senado. Con la Unión en peligro, Henry Clay, de vuelta al Senado tras una ausencia de siete años, asumió la tarea de llegar a un compromiso, considerando que, sólo una fórmula que abarcara todos las diferencias entre el Norte y el Sur podía tener alguna garantía de éxito. Así fue como, el 29 de enero de 1850, introdujo en el Senado el Compromiso de 1850, que proponía, entre otras cosas: la admisión de California como estado libre; que Texas abandonase sus pretensiones territoriales sobre Nuevo México; que se aboliera el tráfico de esclavos en el Distrito de Columbia; que se aprobase una nueva ley más efectiva sobre los esclavos fugitivos; que los territorios adquiridos a México se organizasen sin hacer mención a la postura sobre la esclavitud, es decir, adoptando una u otra disposición libremente; y, por último, que el Congreso se declarase sin poder para interferir en el tráfico de esclavos interestatal en los estados donde ya existiera la esclavitud. Estas resoluciones dieron paso, en el Congreso, a un largo y agrio debate de más de siete meses que convulsionó a todos los sectores sociales del país y neutralizó la acción del Gobierno de Taylor. Durante las sesiones del Senado, las propuestas de Clay fueron atacadas por ambos bandos, el esclavista y el abolicionista, lo que propició que Taylor se aferrara a su propio plan, permaneciendo en contra de todo principio de compromiso. Henry Clay abandonó Washington, a finales de junio, desanimado y con la salud muy deteriorada, desaparecidas aparentemente todas las posibilidades de sacar adelante su propuesta. En medio de semejante polémica, el 15 de junio de 1849, falleció repentinamente Zachary Taylor. Su muerte eliminaba el principal obstáculo para la aprobación definitiva de las medidas adoptadas en el Compromiso de 1850. A Zachary Taylor le sucedió su vicepresidente, Millard Fillmore, quién estaba a favor de los planes de conciliación de Clay, por lo que, lo primero que hizo nada más jurar el cargo fue aprobar el documento y vencer las reticencias del Norte. California fue admitida como estado no esclavista y el resto de las adquisiciones fueron organizadas en dos territorios, Nuevo México y Utah, que acabarían siendo admitidos como estados, con esclavitud o sin ella, como así lo determinaran en su momento sus respectivas constituciones.

Bajo la presidencia de Taylor, a mediados de 1850 se firmó con Gran Bretaña el Tratado Clayton-Bulwer, por el que Estados Unidos se aseguró el fin de las injerencias británicas en Centroamérica y el compromiso de no construir ningún canal que uniera el Atlántico y el Océano Pacífico.


Bibliografía

  • WikipediA y Biografías MCN.

 

 


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Ramón Martín


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