Carlota de Prusia, esposa de Nicolás I, zar de Rusia
Carlota de Prusia, nació en Berlín,
el 13 de julio de 1798. Era la cuarta hija del rey Federico Guillermo III de
Prusia y de su esposa, la duquesa Luisa de Mecklemburgo-Strelitz.
Su hermano fue coronado en 1871 como el primer káiser del Imperio alemán, como
Guillermo I.
Su infancia estuvo
marcada por las guerras napoleónicas, y tras la derrota del ejército prusiano
por los franceses, la familia real se vio obligada a huir a Prusia Oriental,
donde les dio protección Alejandro I de
Rusia. Cuando Berlín fue ocupada por Napoleón, Carlota creció en
la ciudad de Memel (Prusia). Su madre murió en 1810 y durante el resto de su
vida mantuvo su recuerdo. Desde entonces, Carlota ocupó el primer rango entre
las mujeres de la corte prusiana como la hija mayor. En el otoño de 1814, el
gran duque Nicolás Pávlovich de Rusia, el futuro zar Nicolás I,
y su hermano, el gran duque Miguel, visitaron Berlín, donde se acordó casar a
Nicolás con Carlota; y en una posterior visita, al año siguiente, el príncipe
se enamoró de aquella joven de diecisiete años. El sentimiento fue mutuo, y cogidos
de la mano, pasearon por Potsdam y asistieron a la Ópera de Berlín.
Nicolás y Carlota eran primos terceros, pues los dos eran bisnietos del rey Federico
Guillermo I de Prusia. Habrían de pasar dos años para poder celebrar la
boda. El 9 de junio de 1817, Carlota llegó a San Petersburgo acompañada por su
hermano Guillermo. Al poco de llegar se convirtió al cristianismo ortodoxo
ruso, y tomó el nombre de Alejandra Fiódorovna. La ceremonia matrimonial tuvo
lugar en la capilla del Palacio de Invierno el 13 de julio de 1817, día
en que Carlota celebraba su cumpleaños.
Al principio,
Alejandra tuvo problemas de adaptación a la corte rusa, ya que se vio afectada
por el cambio de confesión y se sentía abrumada por su nuevo entorno. Pronto
se ganó el favor de su suegra, María Fiódorovna,
pero no se entendía bien con la emperatriz Isabel
Alekséievna, esposa del zar Alejandro I. Semanas después de
la boda, Alejandra estaba embarazada, y el 17 de abril de 1818, dio a luz al
futuro zar Alejandro II de
Rusia, su primer hijo, y al año siguiente una hija, la gran duquesa María
Nikoláievna. En 1820, en su tercer embarazo, dio a luz a una niña que nació
muerta, lo que le causó una profunda depresión. Los médicos le aconsejaron unas
vacaciones, y en el otoño de 1820, Nicolás la llevó a Berlín a ver a su familia.
Allí permanecieron hasta el verano de 1821, regresando de nuevo en 1824. No
volvieron a San Petersburgo hasta marzo de 1825, cuando el zar Alejandro I
requirió su presencia. Alejandra Fiódorovna trató de aprender el idioma y las
costumbres de su país de adopción, pero la familia imperial hablaba alemán y
escribía sus cartas en francés, por lo que nunca dominara el ruso.
Nicolás y Alejandra vivían en privado el gran placer de
su compañía. En ocho años, durante el reinado del zar Alejandro I, la pareja
vivió tranquila, sin ningún interés por ocupar el trono ruso; pero el zar no
tenía hijos, y su heredero, el gran duque Constantino Pávlovich, renunció a sus
derechos de sucesión en 1822, lo que convertía a Nicolás en el nuevo zarévich. En
1825, Alejandra recibió de su cuñado, Alejandro I, el Palacio de Peterhof,
en el que vivieron felices y que sería su residencia de verano preferida cuando
accedieron al trono.
Alejandra era alta, delgada, con unos ojos azules y un
gran aire de majestuosidad regia; era frágil y tenía frecuentes problemas de
salud. Su voz era ronca, pero hablaba rápidamente y con decisión. Era una ávida
lectora y disfrutaba de la música. Amable, vestía con elegancia, con
preferencia por los colores claros, y luciendo hermosas joyas. Inteligente, tenía
una excelente memoria. Pero nunca se preocupó por conocer los problemas de la
población rusa. Se convirtió en emperatriz consorte al ascender su marido como
zar en diciembre de 1825. Era un período turbulento, marcado por la sangrienta
represión de la Revuelta Decembrista. En 1832, el matrimonio había
tenido siete hijos a los que se les prestaba gran cuidado. Nicolás nunca vaciló
en su amor por Catalina, a quien apodaron "Muffi". Tras más de
veinticinco años de fidelidad, Nicolás tomó como amante a Varvara Nelídova, una
de las damas de compañía de Alejandra, ya que los médicos habían prohibido
a la emperatriz mantener relaciones sexuales por su mal estado de salud. En
1845, Nicolás lloró cuando los médicos de la corte instaron a la emperatriz a
que se trasladara a Palermo (Italia). La zarina siempre fue débil y de
mala salud, y a los cuarenta aparentaba mucha más edad. En 1837, la emperatriz
eligió Crimea como residencia, Nicolás erigió el Palacio de Oreanda para
ella, aunque solo pudo visitarlo una vez a principios de 1852 debido al
estallido de la Guerra de Crimea. A fines de 1854, cayó muy enferma y
estuvo a punto de morir, aunque logró recuperarse. Un año después, Nicolás
contrajo la gripe, muriendo el 2 de marzo. Alejandra le sobrevivió cinco años,
retirándose al Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló.
La salud de la emperatriz viuda se fue haciendo cada vez más frágil, y al no poder pasar los inviernos en Rusia, se vio obligada a mantener largas estancias en el extranjero. En el otoño de 1860, los médicos le dijeron que no sobreviviría al invierno si no regresaba de nuevo al sur, pero ella prefirió quedarse en San Petersburgo. La noche antes de su muerte, se le escuchó decirː "Niki, voy contigo". Murió, el 1 de noviembre de 1860, mientras dormía, a la edad de sesenta y dos años.
El matrimonio tuvo nueve hijos: Alejandro Nikoláievich
(1818-1881), zarévich y luego zar Alejandro II; María
Nikoláievna (1819-1876), casada con Maximiliano de Beauharnais; una hija
muerta (1820); Olga Nikoláievna (1822-1892), casada con el rey Carlos I de
Wurtemberg; una hija muerta (1823); Alejandra Nikoláievna (1825-1844),
casada con el príncipe Federico de Hesse-Kassel; Constantino
Nikoláievich (1827-1892), casado con Alejandra de Sajonia-Altemburgo;
Nicolás Nikoláievich (1831-1891), se casó con su sobrina en segundo grado, Alejandra
de Oldemburgo (Alejandra Petrovna); y Miguel
Nikoláievich (1832-1909), casado con Cecilia de Baden (Olga
Fiódorovna).
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Ramón Martín







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