Batalla de Belchite
FECHA: Entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre
de 1937
CONTENDIENTES
Gobierno: Ejercito Popular al mando de Pedro Sánchez
Plaza, y Brigadas Internacionales al mando del general Walter.
Sublevados: Ejercito de África
al mando del alcalde de Belchite, don Ramón Alfonso Trallero.
HECHOS
Desde el momento de producirse la
sublevación del Ejercito de África y algunas unidades peninsulares, falangistas
y guardias civiles se dedican a recorrer Belchite y su comarca, deponiendo a
los ayuntamientos del frente Popular, al tiempo que se llevaban detenidos a los
cargos de izquierdas que habían sido elegidos democráticamente, al igual que a
los simpatizantes más significados, que serían “paseados” o asesinados a
las afueras de las oblaciones. Se calcula que cayeron fusilados, un mínimo de
170 personas. En Belchite es detenido el alcalde, Mariano Castillo Carrasco y
su familia. El 31 de julio, el alcalde se suicida, siendo encontrado su cadáver
en el lugar conocido como las Borderas. También fueron ejecutados, su hermano y
su mujer, junto a políticos, maestros, campesinos, jornaleros y trabajadores,
incluso un alcalde que había sido puesto por los mismos sublevados, Victorián
Lafoz y Benedí, alcalde de La Puebla de Albortón, cuyo delito fue oponerse al
fusilamiento de los detenidos de izquierdas.
La población de Belchite estaba
bien fortificada, siendo, desde principios de 1937, uno de los principales
objetivos de las tropas republicanas. Tras fracasar el intento de frenar el
avance de los sediciosos en la zona Norte, mediante el ataque a Brunete,
el gobierno republicano que preside Juan Negrín y
cuyo ministro de Defensa es Indalecio Prieto,
decide llevar a cabo, con el mismo objetivo, una nueva ofensiva, esta vez en
Aragón. Es necesario ralentizar el avance de los rebeldes en el frente Norte,
al tiempo que se alivia la presión sobre Madrid. Había también razones de
orden político, puesto que, el gobierno central estaba preocupado por la
influencia ejercida por los anarquistas de la CNT en el Consejo Regional de
Defensa de Aragón y de las columnas de milicianos de CNT y POUM en el
frente aragonés.
Plan de ataque republicano
El plan consistía en era atacar en
dirección a Zaragoza en una franja de unos 100 km, comprendida entre las
poblaciones de Zuera y Belchite. El ataque se desarrollaría desde siete puntos
distintos, lo que tenía por objeto poner el máximo de dificultades a un posible
contraataque de los sublevados, al tiempo que se ofrecía el menor blanco
posible a los ataques de la aviación rebelde. En dicha operación participaron
unos 80.000 hombres del recién formado Ejército del Este, más las XI y XV
brigadas Internacionales, esta última mandada por Walter; se incluían
también, tres escuadrillas de la aviones con Polikarpov I-16
(Mosca), Polikarpov I-15
(Chato), con un total de unos 90 aparatos) y 105 carros T-26.
En los frentes norte y centro, tan solo
se logró ocupar terreno vacío, mientras que, en el frente sur las poblaciones
de Quinto, Medina y Codo, que se encontraban escasamente guarnecidas, cayeron
en poder del ejército republicano el 26 de agosto, aunque la 11ª División
mandada por Enrique Lister
junto a la 24ª División gastaban unos días más en reducir los núcleos de
resistencia que va quedando atrás, lo que aminora el avance hacia Fuentes de
Ebro.
Combates
Las tropas de la 45ª División de las
Brigadas Internacionales, que dirigía Emilio Kléber, llegó a seis kilómetros de
Zaragoza, amenazando con tomarla, aunque no lanzaron un ataque contra ella.
Mientras tanto, las Divisiones 11ª y 35ª se dedicaron a eliminar un foco
de resistencia en la localidad de Belchite, en torno a la cual se habían
concentrado entre 3.000 y 7.000 sublevados dirigidos por el comandante y
alcalde de la población Alfonso Trallero; aunque según otras fuentes, fueron
fuerzas del XII Cuerpo de Ejército, las que llevaron el peso de las
operaciones en el asedio de Belchite. Los primeros combates se dan los días 24
y 25 de agosto, siendo ese día 25, tomada la estación de ferrocarril el 25 de
agosto, para a continuación realizar un movimiento de tenaza sobre la población,
rodeándola desde sus dos extremos, logrando, el día 26 cerrar el cerco.
Los sublevados, parapetados en solidas
fortificaciones de hierro y cemento, con varios nidos de ametralladoras, se aprovecharon
de los edificios de la población para instalar un interesante dispositivo de
defensa, al tiempo que construían barricadas en las calles de la localidad;
todo encaminado a retardar el avance de las fuerzas encargadas de reducir
la bolsa. Las tropas republicano no podían permitirse un largo
asedio, por lo que decidieron asaltar la ciudad. Se sucedieron los combates en
medio de un intenso calor, llegándose a cortar el agua a los sitiados, lo que,
unido a la falta de comida y suministros médicos empezó a hacerse notar a
medida que la lucha aumentaba. El asalto le había sido encomendado a la XV
Brigada Internacional, que, el 31 de agosto, llegó hasta la fábrica de aceite.
Al día siguiente la aviación republicana atacó el casco urbano. Mientras la
artillería realizaba un duro bombardeo desde sus posiciones en el Cabezo del
Lobo, situadas a cuatro kilómetros de la localidad. El 3 y el 4 de septiembre se
luchaba casa por casa, cayendo los últimos reductos de los rebeldes, aunque ese
día 4, todavía resistían: el Ayuntamiento, en la plaza nueva, y la iglesia de
San Martín, en el extremo oriental de la población. La iglesia fue tomada por
las fuerzas republicanas el día 5. Ese mismo día, el general Sebastián Pozas,
comandante del Ejército del Este, visitó Belchite y tomó la decisión de retirar
a las Brigadas Internacionales; dejando dos brigadas mixtas españolas,
encargadas de las operaciones finales. En la madrugada del 5 al 6, los últimos
defensores que resistían en el ayuntamiento intentaron la huida. Unos 300
consiguieron cruzar las líneas republicanas y de ellos unos ochenta llegaron a
Zaragoza. El alcalde-comandante Trallero murió mientras manipulaba un mortero
en la Plaza Nueva, y el 6 de septiembre Belchite fue finalmente asegurada por
las fuerzas republicanas. Los sublevados intentaron romper el cerco lanzando, desde
Zaragoza una contraofensiva el 30 de agosto, ofensiva que fue detenida por la
45ª División mandada por Kléber.
La Batalla de Belchite se saldó con la
toma, por el Ejército Popular de la República, del pueblo, que quedó
completamente destruido. Según estimaciones, fueron 5.000 los muertos en esos trágicos
15 días; además los republicanos hicieron 2.411 prisioneros. La operación de
limpieza de Belchite supuso un retraso en la, pretendida, ofensiva de Zaragoza,
con lo que, los rebeldes, pudieron reforzar sus posiciones, quedando el frente estabilizado.
Una vez terminada la guerra, Franco decidió
no reconstruir el pueblo sino crear uno nuevo al lado, hoy conocido como Belchite
nuevo. Para ello, utilizó prisioneros republicanos como mano de obra. Las
ruinas del anterior se dejaron intactas como recuerdo, ese conjunto es conocido
como Pueblo Viejo de Belchite. Los prisioneros que participaron en
la construcción del nuevo pueblo, unos 1.000 hombres, fueron alojados en un
campo de concentración cercano al lugar, denominado "Pequeña Rusia".
En los barracones, se dio acogida, además de a los presos, a familias de
ideología de izquierdas. Las víctimas de batallas y represiones fueron
enterradas por separado: los rebeldes, en una fosa común que se hizo en un pozo
de aceite (trujal), próximo a la calle mayor y al edificio que se utilizó como
hospital; en cuanto a las víctimas del lado republicano no fueron enterradas,
algunas fueron quemadas en el plaza del pueblo, mientras otras, eran abandonadas
en cunetas y otros lugares.
BIBLIOGRAFÍA
Crónica de la Guerra Española de la Editorial Codex, S.A.
Buenos Aires (Argentina)
Diversos capítulos de mis Blogs Personales: COSAS DE
HISTORIA Y ARTE y Una biografía en tu pantalla
Más información obtenida de libros, periódicos, páginas web
y folletos, en los cuales no se hace mención alguna de titularidad de derechos.
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Ramón Martín
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