Carro de Infantería T-26B
Al igual que muchos otros países, Rusia intentó desarrollar sus propios Carros de Combate. Con ese fin, se mando una comisión a Estados Unidos y Gran Bretaña, para examinar los carros allí existentes. Se escogió el tanque Vickers Tipo E Británico de seis toneladas, poniéndose en producción a gran escala, ya que era mas barato que el T-19 soviético, que se estaba produciendo en aquel momento, y que además era más complejo de mantener y fabricar. Fue denominado V-26 (denominación dada por los soviéticos a los carros británicos) y se renombró T-26, llegando los primeros ejemplares británicos a la Unión Soviética en 1930 (T-26A-1). En la fábrica Bolchevique de Leningrado, se fabricaron 20 vehículos similares, siendo aceptado el proyecto por el Consejo Militar Revolucionario en febrero de 1931, comenzando la producción inmediatamente. Los primeros modelos se equiparon con dos torres, con sendas ametralladoras de 7,62 mm, posteriormente hubo diversas variantes, hasta el T-26B-1, con una sola torre, que montaba un cañón de 37 mm, y de 45 mm en los modelos posteriores.
Los primeros T-26 fueron copias prácticamente idénticas del británico, simples y robustos, con una estructura casi toda remachada. Estructura que se mantuvo hasta el T-26S Modelo 1937 que, además de montar el cañón de 45 mm, poseía una nueva torre mejorada y de construcción por soldadura autógena. La soldadura se adoptó tras las experiencias en los combates con los japoneses, que tuvieron lugar en 1930, a lo largo de las fronteras de Mongolia y Manchuria. Al ser alcanzados los T-26 por disparos enemigos, los remaches, expulsados de sus alvéolos, salían disparados hacia el interior del carro como verdaderos proyectiles, por lo que se decidió el uso de la soldadura. Durante su vida operativa, los T-26 experimentaron muchos cambios en su producción y empleo. La fabricación del T-26 terminó en 1941, al adueñarse los alemanes, de la mayor parte de las fábricas que le construían.
Utilizado en la Guerra Civil Española fue, sin duda, la mejor arma de tierra de la República, mostrándose muy superior a cualquier otro medio blindado. Un arma excelente, con tripulaciones mixtas hasta la batalla de Guadalajara, con predominio y mando ruso, a partir de Brunete, las tripulaciones fueron mayoritariamente españolas. El T-26 era lento, pensado para dar apoyo a las divisiones de fusileros del ejército Rojo, aunque tenía el cañón más versátil del momento, el 45 mm de doble uso, contracarro y apoyo de infantería.
En octubre de 1936, llegaron los primeros 50 carros a la base de Archena, formándose tres grupos blindados que entraron en combate el 27 de octubre sin efectos relevantes. El 29 de octubre, un de los grupos, fue asignado para apoyar a las Brigadas de Lister y Bueno, que realizarían un ataque contra Seseña. Pero la infantería republicana no estaba preparada para la guerra de tanques, y Arman con sus 15 carros se dio un paseo tras las líneas enemigas. Se perdieron tres unidades por efecto de minas, otras tres fueron puestas fuera de combate por la decidida actuación de soldados rebeldes armados con botellas de gasolina. Por contra, Arman puso en fuga a la primera compañía de CV-3, además dos batallones de infantería y dos escuadrones de caballería fueron destruidos y dispersos, 10 cañones de 75 mm inutilizados, 2 tanquetas, 20 camiones destruidos, 8 automóviles, y algún otro material más. Un buen susto para los rebeldes. Pero lo más importante fue el refuerzo moral para las fuerzas republicanas.
En el Jarama, los T-26 de Paulov impidieron el éxito de la cabeza de puente rebelde, posibilitando la llegada de refuerzos, aunque con un gran costo, pues los antitanques rebeldes inutilizaron o destruyeron el 30% de los efectivos. La coordinación entre carros y la infantería republicana seguía en mantillas.
En Guadalajara, una compañía de T-26 sostuvo la línea del frente hasta que llegaron los internacionales y los hombres de Lister y Mera. Fueron destruidos cinco CV-3 y dañando dos más. Al final de la batalla sólo nueve T-26 de sesenta puestos en línea estaban indemnes. En esta batalla, los republicanos pusieron el mayor número de elementos blindados en un teatro de operaciones de toda la guerra, teniendo en línea 129 T-26 y 43 BA-3 y BA-6.
Para la batalla de Teruel, se crean dos divisiones blindadas, aunque se distribuyen entre las brigadas mixtas para el combate. En Teruel se consigue juntar 104 tanques en un sólo frente de ataque. Se perdieron 24, de los que siete fueron capturados por los rebeldes. El resto, la mayoría averiados, fueron prontamente reparados y devueltos a las unidades.
Los repetidos fracasos de los T-26 en sus operaciones cuasi-independientes forzaron a retornar a su empleo como apoyos de la Infantería o como reservas para cerrar las brechas en el frente. Para los soviéticos, la experiencia española apuntaba a que los carros no eran capaces de operar más que en apoyo de su Infantería. La Guerra Civil Española, demostró la absoluta indefensión de los carros armados solo con ametralladoras frente a los que disponían de cañones, y también la necesidad de una mejor protección frente a las cada vez más abundantes armas contracarro.
Fuentes: WikipediA, Ecured. Sbhac, Carlos Javier Frias
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