La Conjura de El Escorial en 1808

 

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    A finales del siglo XVIII, el reinado de Carlos IV, se ha visto afectado desde casi el inicio de este por el estallido de la Revolución Francesa, que ha puesto en cuarentena las relaciones políticas entre los dos países. Los Borbones que reinaban en Francia han sido condenados a muerte por el gobierno revolucionario, lo que ha supuesto la ruptura de relaciones. Carlos IV ha encontrado a la persona ideal para dirigir los asuntos de Estado; pero que se convertirá en el enemigo más odiado en nuestro país y el principal causante del enfrentamiento que se producirá en la Familia Real: Manuel Godoy, al que, Carlos IV nombrará “Príncipe de la Paz”, lo que provocará en su hijo Fernando, heredero al trono, un odio insuperable, tanto contra Godoy, como contra sus propios padres.

    El argumento, de los planes de Fernando estarán en relación con la estrategia napoleónica para invadir España, iniciada el 27 de octubre de 1807 con la firma del Tratado de Fontainebleau, por el que se autoriza el paso de las tropas de Napoleón por la Península para llegar hasta Portugal, con el objetivo de castigar a esta por su apoyo a Inglaterra. Gracias al Tratado, el ejército francés avanza inexorablemente por territorio español, haciendo estragos entre la población. Uno de los firmantes del mismo, Godoy, es consciente que Napoleón le ha engañado y que aquel acuerdo solo buscaba el beneplácito español para que los franceses actúen a su libre albedrío por España. Pero es tarde para rectificar.

    Los planes de Napoleón alimentan el odio de Fernando y de sus consejeros contra el valido y contra sus padres. El pacto había creado un ambiente hostil entre los españoles hacia Godoy y contra Carlos IV, y en contraposición había despertado un sentimiento de simpatía hacia el heredero de la Corona. En El Escorial tendría lugar el primer acto de Fernando VII contra Carlos IV, su madre, María Luisa de Parma, y su ministro, Manuel Godoy. Aquel 28 de octubre de 1807, la familia Real se encontraba en El Escorial, En el momento en que se disponen a comer, Carlos IV encuentra una carta anónima, que pudiera haber sido escrita o inspirada por Godoy. En dicha carta se desvelan las acciones que está llevando Fernando encaminadas a provocar su abdicación, llegando, incluso, a acusarle de intentar envenenar a su madre, la reina. Carlos se dirige a los aposentos de su hijo, y en ellos encuentra diversos documentos que confirman las acusaciones del anónimo. Tres días más tarde, el 30 de octubre, el rey informa, de manera oficial, a la nación sobre la conspiración de Fernando para usurparle el trono y ordena que no se permita salir al príncipe de sus habitaciones, además del encarcelamiento de todos los que habían participado en la trama. Ordena también que se celebren misas de acción de gracias por haberse descubierto a tiempo la conspiración. Al día siguiente, el rey hizo una declaración pública manifestando que “una mano desconocida le había revelado el más ignominioso e inaudito plan urdido contra Godoy”, destinada a forzar su abdicación para que le sustituyera su hijo Fernando.

    Entre los papeles incautados a Fernando, se encuentra un decreto, con la fecha en blanco, nombrando al duque del Infantado, Capitán General de Castilla y comandante del ejército habilitándole para actuar contra Godoy en el caso de que el rey muriera. También había una larga carta escrita por Fernando y dirigida a su padre en el que acusaba a Godoy de querer usurpar su trono. Además, le acusaba de ser el amante de la reina. La carta, como el propio Fernando confesaría más tarde, estaba inspirada por Escoiquiz. En esos días, la oposición a Godoy era general.

    Una semana después de su detención, Fernando hizo una confesión completa, denunciando a todos sus cómplices y culpándolos de todo, admitiendo haber tenido correspondencia directa con Napoleón y el embajador francés. Después de confesar ante su padre, le escribió una carta pidiéndole perdón. Tanto su madre como el propio Godoy intercedieron por Fernando, ya que, la popularidad del príncipe desaconsejaba un castigo que podía provocar una revuelta. Las dos cartas que Fernando había escrito a sus padres pidiendo perdón demostraban, por encima de todo, su carácter cobarde y mezquino: «Señor, papá mío: he delinquido; he faltado a Vuestra Majestad como Rey y como Padre, pero me arrepiento y ofrezco a Vuestra Majestad la obediencia más humilde. Nada debí hacer sin noticia de Vuestra Majestad, pero fui sorprendido. He delatado a los culpables y pido a Vuestra Majestad me perdone por haberle mentido la otra noche, permitiendo besar sus Reales pies a su reconocido hijo». En efecto, Fernando había mentido a su padre, había conspirado contra él y contra su madre y al ser descubierto no había vacilado en delatar a los que le habían acompañado en la conspiración y se humillaba a los pies de su padre y rey.

    Carlos IV atendió esta petición y Fernando fue perdonado mientras, por el contrario, desterró de la Corte a Escoiquiz junto a otros dos aristócratas cómplices de Fernando. También ordenó la apertura de un proceso judicial contra varios nobles del entorno del príncipe. El proceso fue instruido y celebrado con gran rapidez por el Consejo de Castilla, que, por aquel entonces era el más alto tribunal del reino, exculpando a todos los desterrados y los detenidos para que pudieran regresar a la Corte tranquilamente.

    Godoy comprendió que aquella conspiración contra Fernando se había vuelto contra él. Fernando se había convertido en víctima y su petición de perdón fue considerada como un acto de buen hijo. Además, las cartas dirigidas por éste a Napoleón, en las que, incluso,  le pedía matrimonio con alguna princesa de los Bonaparte, demostraba las excelentes relaciones entre ambos y la protección imperial con respecto al heredero. A Godoy, por el contrario, se le culpaba de haber urdido la trama contra Fernando, favoreciendo sus pretensiones al trono. Este episodio, conocido como La conjura de El Escorial fue el precedente del llamado Motín de Aranjuez, en el que los partidarios de Fernando conseguirán la abdicación de su padre y el nombramiento de Fernando como nuevo rey. Pero La conjura de El Escorial fue mucho más, fue el desencadenante de la invasión napoleónica de España.

Ramón Martín

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