Margarita de Valois, primera esposa de Enrique IV rey de Francia

 


Nacida en Saint Germain-en Laye, un 14 de mayo de 1553. Era hija del rey Enrique II de Francia y de Catalina de Médici, siendo conocida por el nombre familiar de Margot. Durante su infancia, su madre le dio una educación basada en el humanismo de la época, junto a sus hermanas Isabel y Claudia, y con María Estuardo. Esa en la corte francesa donde aprendió las galanterías amorosas que, hicieron de ella, uno de los personajes románticos de la literatura novelesca de la época.

Ya en sus Memorias habla de su prematuro enamoramiento del duque de Guisa. Como sus antecesoras, las reinas de Navarra Margarita y Juana, Margot fue una gran defensora de las libertades femeninas, aunque nunca se sintió cómoda en el Reino de Navarra. De hecho, se le obligó a contraer matrimonio con Enrique III de Navarra (IV de Francia); aunque su madre Catalina de Médici había negociado su matrimonio con el rey Sebastián I de Portugal, a lo que se opuso Felipe II de España.

Son célebres las historias de sus amores y las de su esposo Enrique III de Navarra, del que se mencionan más de treinta y cinco amantes, y algunos menos de Margarita. Historias que haría inmortales en sus célebres Memorias, una obra considerada como la síntesis de toda una época; y que fueron escritas en la soledad del castillo de Usson donde había sido encerrada por su marido, entre 1585 y 1605. Después de dicho encierro, Margot, vivió en Nerac (Navarra), al expulsarle Enrique de la corte de París, donde le aburrió el ambiente provinciano.

Catalina de Médici y sus hijos


A pesar de los intentos para iniciar negociaciones encaminadas a obtener el divorcio, Margot se resistió hasta que murió Gabriela, una de las amantes de su esposo; sólo entonces acepto que se iniciaran, en 1599, las diligencias para celebrar el matrimonio del rey con María de Médici, de su misma familia. Cinco años más tarde se decidió a ir a vivir a París y Enrique salió a recibirla. Margarita no se mostraría nunca celosa de María de Médici, antes, al contrario. En París, frecuentaba la Corte, cuidando de los príncipes, aunque insistiendo en mantener su título de “Reina de Navarra y de la Casa de Valois”. En su casa parisina, se reunían escritores y artistas; en dicha casa se recibió al duque de Pastrana, cuando éste fue en 1612 a pedir la mano de Isabel de Francia para el futuro Felipe IV de España.

    Al cumplir los 61 años, aún combinaba sus devociones con las galanterías platónicas de sus amantes; las limosnas y donaciones a conventos y obras benéficas, mientras en los corrillos se hablaba de sus últimas proezas amorosas con el cantante Villars, “le roi Margot”. A su muerte, el 27 de marzo de 1615, pasó junto al féretro todo París, ya que con ella terminaba la última rama de la Casa de Valois, y se extinguía la Familia de Nerac, donde había creado Margarita de Navarra un centro renacentista de las artes y de las letras. Fue enterrada en el Mausoleo de los Médici en la catedral de Sant Denis, patrón de Francia.

"Única heredera de la raza de los Valois", como ella se denomina a sí misma, Margarita materializa la transición, entre su dinastía y la de los Borbones; como también entre el espíritu del Renacimiento y el del Gran Siglo. Es la más cualificada para servir de enlace entre dos épocas, puesto que, mantiene excelentes relaciones con la reina regente María de Médici, así como con el delfín, futuro Luis XIII, al que nombró su heredero.

Ramón Martín

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