Carlos I, rey de Inglaterra desde 1625 a 1649
CASA DE ESTUARDO
Nacimiento: El 19 de noviembre de 1600 en Dunfermline
(Escocia)
Fallecimiento: El 30 de enero de 1649 en Whitehall
(Inglaterra)
Padres: Jacobo
I de Inglaterra y su esposa Ana
de Dinamarca.
Rey de Inglaterra y Escocia: Desde el 27 de marzo de 1625 al 30 de enero de 1649.
Nacido
en Dunfermline (Escocia), el 19 de noviembre de 1600 y fallecido en Whitehall,
en Londres, el 30 de enero de 1649. Fue el segundo hijo de Jacobo
I y de la reina Ana
de Dinamarca, convirtiéndose en heredero del trono debido a la prematura
muerte de su hermano mayor Enrique, aunque no recibió el título de príncipe
de Gales hasta 1616.
Desde
su adolescencia se negoció su matrimonio con la hija de Felipe
II de España, algo que no pudo llevarse a buen término, por la
exigencia de los españoles consistente en la conversión al catolicismo de
Carlos, situación que éste no estaba dispuesto a realizar. La muerte de su padre,
hizo que fuera coronado en 1625. Ese mismo año contrajo matrimonio con Enriqueta
María, hija de Enrique IV de Francia, deseoso de asegurar la
alianza entre los dos países.
Pronto, sus súbditos, los cuales habían puesto
toda su confianza en las nobles virtudes que le adornaban, se vieron
defraudadas en dichas esperanzas, ya que el monarca, enseguida, se relajó
bastante a la hora de realizar las necesarias labores de gobierno, poniéndolas
en manos de su primer ministro, el duque de Buckingham. Ya el primer año
de su reinado, tuvo un fuerte enfrentamiento con el Parlamento, cuando
este se negó a concederle la considerable suma pedida para sufragar los gastos
de la Guerra de los Treinta Años. A consecuencia de lo cual, Carlos,
disolvió la Cámara, no volviendo a convocarla hasta un año después, la cual hizo
responsable de los desmanes del rey al ministro, por lo que fue disuelta nuevamente.
Por tercera vez se convocó el Parlamento, el cual solicitó y obtuvo, del
rey la Petición de los Derechos. El asesinato de Buckingham solo
hizo agravar la situación, por lo que este tercer Parlamento también fue
disuelto.
Llegarían once años, en los que, en el reino, hubo
un gobierno despótico, representado por la figura del rey. Carlos, confiado en
las alianzas que había ido firmando con el resto de las potencias, pensaba que acabaría
tranquilamente sus días; pero el pueblo, cansado por los tremendos gastos de la
corona y de que los ministros no hicieran nada por evitarlo, según iba pasando
el tiempo, se empezaba a inclinar más y más del lado republicano. Las simpatías
religiosas del rey, hacia los católicos, eran interpretadas por los
protestantes, como un acercamiento a Roma, lo que fue una de las causas de que un
amplio sector de esta población se trasladase a América. Carlos quiso imponer a
sus súbditos una nueva liturgia, que no fue aceptada por los escoceses, a lo
que el rey respondió declarando la guerra. Aunque esta no llegó a producirse,
por lo que Carlos convocó el llamado Parlamento Corto, cuarto de su
reinado, y que sería disuelto al poco tiempo —de ahí su nombre—, ya que se
atrevió a reclamar al rey, explicaciones de algunos de los acontecimientos que se
habían ido produciendo durante su reinado, como la muerte del jefe de la
oposición Eliot, al tiempo que le exigían la pacificación inmediata con
Escocia.
El rey fue perdiendo, paulatinamente, autoridad
frente a la Cámara; y llegó el enfrentamiento definitivo, con ocasión de
los conflictos con los escoceses. Londres, en masa, se puso de acuerdo con el Parlamento
y el pueblo se levantó en armas, lanzándose a la calle. La única solución, sin
hacer uso de las armas, era que Carlos abdicase o renunciase de sus
prerrogativas, lo que no estaba dispuesto a hacer. De esta manera comenzó el
enfrentamiento armado entre los realistas y los cabezas redondas,
al frente de los cuales se situó, Oliver Cromwell.
En esos enfrentamientos, la suerte no estuvo del
lado del rey, el cual perdió varias batallas hasta que, refugiado en Escocia,
fue entregado por los escoceses a los parlamentarios. El Parlamento,
convencido de que la existencia del rey constituía un peligro para el Estado,
le acusó de alta traición, siendo juzgado y condenado a muerte. El 30 de enero de
1649, subía al cadalso.
Se cuenta que, acabada la ejecución, el verdugo
enseñó la cabeza del rey al pueblo diciendo: "He aquí la cabeza de un
traidor".
Le sucedió como protector de la Mancomunidad de Inglaterra,
Escocia e Irlanda, Oliver Cromwell. Que ejerció ese cargo desde el 16 de
diciembre de 1653 al 3 de septiembre de 1658. El cargo se hizo
hereditario de facto al pasar a Richard Cromwell —hijo
de Oliver—, tras la muerte de éste en 1658. No obstante, fue destituido
por el «Comité de Salvaguarda». La monarquía fue restaurada tras un año de
anarquía, cuando Carlos II retornó de Francia —donde se encontraba
exiliado—, para aceptar la Corona.
Ramón Martín
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