Jaime IV el Desdichado, pretendiente al trono de Mallorca desde el año 1349 al 1375

    Nacido en Perpiñán, el 24 de agosto de 1336, fue hijo de Jaime III y de Constanza de Aragón. Al morir su padre en la Batalla de Llucmajor en 1349, se convirtió, nominalmente, en rey de Mallorca. En la misma batalla fue herido y, Pedro IV el Ceremonioso le hizo prisionero, junto con la reina Violante de Vilaragut y su hermana Isabel, encerrándole en el castillo de Játiva y posteriormente en el Castell Nou de Barcelona, hasta que consiguió huir en 1362. 

    Un año más tarde, en 1363, casará con Juana de Nápoles, pasando a ser rey consorte y duque de Calabria. El matrimonio duró tres años y en 1366 se separan, aunque no hubo nulidad matrimonial, por lo que Jaime abandonó la corte napolitana. Marcha, entonces, a Francia en busca de apoyos, con los que, recuperar el reino de su padre, pero las buenas relaciones que, por entonces, existen entre Francia y Aragón, impiden cualquier posible ayuda. 

    Posteriormente se une al Príncipe Negro, hijo de Eduardo III de Inglaterra, con el que participa en la expedición a favor de Pedro I de Castilla, en su lucha con su hermanastro Enrique de Trastámara. Toma parte en la Batalla de Nájera en 1367, siendo hecho prisionero por el de Trastámara. En 1369, tras pagar un importante rescate su esposa, es liberado. 

    Una vez en libertad, se alía con Luis de Anjou, hermano de Carlos V de Francia, con su ayuda consigue reclutar un ejército de mercenarios, con los que invade Cataluña. En agosto de 1374, atraviesa los Pirineos por Conflent. En una campaña de extrema crueldad, llega hasta Sant Cugat del Vallés a las puertas de Barcelona, pero es rechazado. Transcurre más de un año, plagado de operaciones infructuosas, por lo que su ejército, fracasada la invasión, tuvo que atravesar la frontera castellana en los primeros días de 1375. Jaime se retira así a Soria, donde muere el 20 de enero de ese mismo año. Los historiadores no se ponen de acuerdo acerca de las circunstancias de su muerte, hay quienes la atribuyen a que, fue envenenado, en su camino a Soria, y otros que falleció a causa de sus heridas. El infante Juan de Castilla, futuro Juan I, mandó que se le enterrara en el convento de San Francisco. Antes de morir, designó como heredera a su hermana Isabel de Mallorca. 

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