Rutherford B. Hayes, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1877 y 1881

 


Nació el 4 de octubre de 1822, en Delaware (estado de Ohio), fue miembro de una familia de clase media, mostrando excelentes cualidades para el estudio, gracias a la ayuda de su tío, Sardis Birchard. Tras cursar estudios de secundaria en Norwalk (Ohio) y Middletown (Connecticut), ingresó en el Kenyon College of Gamber (Ohio) para cursar Derecho, que completaría, en 1845, en la Harvard Law School, al tiempo que comenzaba a ejercer la abogacía en Fremont, y al poco tiempo abrió su propio bufete en Cincinnati, consiguiendo una gran fama como abogado. El año 1851, siendo integrante del Partido Whig, dio sus primeros pasos en política, y cuando se deshizo la formación, cuatro años después, ingresó en el recién creado Partido Republicano, donde será abogado asesor de Cincinnati, entre los años 1858 a 1861. Siempre mantuvo una postura moderada en el asunto de la esclavitud. En los años precedentes a la Guerra de Secesión, defendió a algunos esclavos negros que habían escapado de sus plantaciones sureñas.


En abril de 1861, nada más estallar la guerra, se alistó voluntario en el Ejército de la Unión, sirviendo en el 23º Ejército de Infantería de Ohio, con el que se distinguió en algunas confrontaciones, siendo ascendido a coronel. Pero sería en 1863, cuando Hayes obtuvo su mayor éxito militar, al frenar una intentona de invasión de las tropas rebeldes mandadas por el general John Morgan, al que capturó tras un duro enfrentamiento, en el que él mismo resultó herido. Por dicha acción, fue ascendido al grado de general de brigada. Al producirse la reelección de Abraham Lincoln el año 1864, fue elegido miembro del Congreso, donde permaneció hasta diciembre de 1865, una vez acabado su cometido militar. El año 1866, destacando por su elocuencia y talento, renovó su escaño. Durante el poco tiempo que estuvo en esa su segunda legislatura, se encargó de la Biblioteca del Congreso. Un año después, Hayes resultó elegido gobernador de Ohio, cargo que renovó en tres legislaturas consecutivas, hasta 1872, año en que se presentó para congresista en Washington, pero no obtuvo el apoyo suficiente de su propio partido y fue derrotado. A consecuencia de ello, permaneció en su bufete hasta 1875, en que se presentó nuevamente para gobernador. Esta vez sí salió elegido, esta vez por una abrumadora mayoría. Entonces la Convención Nacional de los republicanos pensó en él como candidato presidencial en sustitución de James Gillespie Blaine, cuyo nombre se había visto envuelto en casos de soborno. Hayes representaba el cambio ideal para hacer frente a la candidatura del demócrata Samuel J. Tiden.

Los primeros sondeos, a finales de 1876, la victoria parecía decantarse del lado demócrata, tal como luego se confirmó, y en vista de que ningún candidato tenía la mayoría necesaria: 184 votos para Tiden por 166 de Hayes —a Tiden tan sólo le faltaba un voto—, el Partido Republicano impugnó las votaciones en Carolina del Sur, Louisiana, Oregón y Florida, alegando fraude en el recuento. La decisión se encomendó al Congreso, formándose una Comisión Electoral de Urgencia; comisión formada por ocho republicanos y siete demócratas, por lo que, por lógica, la decisión recayó, en febrero de 1877, del lado de Hayes, que fue investido presidente el 3 de marzo de 1877.

La administración de Hayes mostró los aspectos negativos del sistema de partidos, algo que quiso reformar para disminuir el control que éstos ejercían en la política local. Aunque no se repitieron los escándalos que desacreditaron al presidente Ulysses S. Grant, sus logros fueron escasos, por estar enfrentado a la maquinaria de su partido. A pesar de ser honrado y moderado, la disputa electoral arrojó dudas sobre su derecho a la presidencia que pesaron como una losa en su política. Su primera medida, consistió en dar por concluida la Era de la Reconstrucción (1865-1877), con lo que se daba por finalizado el proceso de readaptación de los estados del Sur a la Unión tras la guerra civil. Para apaciguar a los estados sureños, y cumpliendo su programa electoral: mandó retirar las tropas federales de ocupación establecidas en los fuertes más estratégicos de dichos estados y nombró al antiguo oficial confederado, David Key, de Tennessee, administrador general de correos. Pero esta inclusión en el Gobierno levantó las primeras voces en su contra. Para acabar con la corrupción, Hayes expidió un decreto por el que se prohibía a los que ostentaran el cargo de presidente o de secretario general en los partidos políticos ser nombrados funcionarios federales, precisamente para evitar abusos, cohechos y demás actividades ilegales. Pronto tomo conciencia de que, si quería avanzar en su política de limpieza de la corrupción y recuperar el prestigio del cargo de presidente, tendría que gobernar con su partido. En esta línea, acabó chocando con el líder de la poderosa facción de los stalwarts (los robustos), el senador de Nueva York Roscoe Conkling. La desunión aumentó cuando aplicó sus ideas de reforma en la administración pública, que estaba atenazada por una burocracia basada en las prebendas y en el reparto de cargos públicos a miembros simpatizantes del partido en el poder. También promulgó otro decreto por el que se prohibía el cobro de cuotas políticas a los empleados federales.

Con tal entramado legal a su disposición, decidido a poner fin a la corrupción en la oficina aduanera de Nueva York, Hayes no dudó en destituir a los dos cargos principales, Alonzo B. Cornell y Chester A. Arthur (futuro presidente); dolido por el intento del presidente de socavar su poder en el Partido Republicano de Nueva York, éste persuadió al Senado para que revocase la orden de despido. Tras una dura pugna en el Congreso, Hayes utilizó su poder de veto para obstaculizar los ataques. Conservador en lo referente a la política monetaria, intentó implantar el patrón oro en detrimento de la plata, siguiendo el ejemplo de las principales monedas europeas. Sus intenciones por anular las acuñaciones de monedas de plata no hubieran sido ningún problema, de no ser por el hecho de que se habían descubierto importantes minas de plata en el estado de Nevada; los intereses mineros del Oeste presionaron al Congreso, para que no derogase el sistema del bimetalismo. Entonces el Congreso aprobó un proyecto de ley que daba vía libre para la acuñación ilimitada de plata, al que Hayes interpuso su veto; así las cosas, hasta que, a mediados del año 1878, se llegó a una fórmula de compromiso con la Bland-Allison Act, por la que se disponía que, sólo podía ser acuñada en dólares una compra mensual de no menos de dos y no más de cuatro millones de dólares en lingotes de plata por parte del Gobierno. A la cuestión de la plata se unió el problema sociolaboral planteado por una huelga salvaje a la que Hayes no tuvo más remedio que hacer frente enviando tropas federales para restaurar el orden. Tampoco prestó mayor atención a los problemas de los abusos ferroviarios, al progresivo poderío que iban adquiriendo los trust financieros ni a los constantes fraudes agrarios, por lo que, anunció su renuncia a presentarse a una segunda elección presidencial. Retirado de la política activa, pasó el resto de su vida preocupado por la reforma de las prisiones y la educación de la población de color en los estados del Sur. Falleció en Fremont (Ohio), el 17 de enero de 1893.


Bibliografía

  • WikipediA, CNN en español y Biografías MCN.





Losinteresados

podéis adquirirlos

en los siguientes enlaces:

Tapa blanda (8,32€)

Versión Kindle (3,00€)

 

 

 

Ramón Martín

Comentarios

Entradas populares