Franklin Pierce, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1853 y 1857
Decimocuarto presidente de los Estados Unidos de
América. Nació el 23 de noviembre de 1804, en Hillsboro (estado de New
Hampshire), en una familia granjera acomodada de Nueva Inglaterra. Era hijo del
general Benjamín Pierce, héroe de guerra durante las jornadas revolucionarias y
gobernador de New Hampshire. En su juventud, Pierce recibió una educación
esmerada, ingresando el año 1820, en el Bowdoin College de Maine,
graduándose en 1824 y, regresando Hillsboro para ingresar en la Universidad
de Portsmouth, donde estudió Derecho finalizando tercero de su promoción,
el año 1827. Ese mismo año comenzó a ejercer su profesión en Concord, donde se
dio pronto a conocer por sus dotes como abogado y por su capacidad para la
oratoria y el dominio que ejercía sobre su auditorio.
Miembro del Partido Demócrata
desde su fundación; en 1829 fue elegido diputado de la Asamblea legislativa
de su estado y presidente de esta en 1831, hasta que, en 1833, fue elegido
miembro de la Cámara de Representantes en Washington. Entusiasta
seguidor del líder de su partido, el presidente Andrew Jackson, apoyó las intenciones
gubernamentales de suprimir el Segundo Banco Nacional, lo que le valió,
en 1837, ser elegido senador por su estado; se convertía así, en el
senador más joven, 33 años, de toda la historia del país. En los cinco años
como senador, hasta 1842, no destacó apenas, ya que, tanto las sesiones como
los debates del Congreso estaban dominados por dos grandes de la política
estadounidense, los senadores Henry Clay y Daniel Webster, ambos pertenecientes
al Partido Whig. Pierce y su esposa, Jane Means, tampoco lograron
adaptarse a la vida social de la capital, por lo que, en 1842, renunció a
presentarse a la reelección como senador para regresar a su bufete en Concord,
donde se convirtió en uno de los miembros más destacados del Partido
Demócrata de New Hampshire.
Al estallar la Guerra
Mexicanoestadounidense, Pierce se alistó voluntario a las órdenes del general
Winfield Scott, con el grado de coronel. El 14 de septiembre de 1847, tomó participó
en la toma de México D. F, lo que le valió el ascenso a general de brigada. Firmada
la paz, regresó a Concord a su bufete de abogados, sin ánimo de regresar a la
política, más, el año 1852, la Convención Nacional de los demócratas le eligió
como candidato presidencial; venciendo a su oponente whig y amigo, el general
Winfield Scott, gracias a un programa político en el que apoyaba la Ley del
Compromiso de 1850, aprobada por el anterior presidente Millard Fillmore, por la
que se pretendía acabar con las fricciones Norte-Sur por la esclavitud en los
nuevos territorios anexionados a la Unión. Pero para que la Unión
prevaleciera por encima de ideas secesionistas o nacionalistas, era preciso
ejercer un liderazgo firme en la Casa Blanca, circunstancia que Pierce no supo cumplir,
ya que mostró desde un principio un carácter demasiado superficial, débil y
vacilante en su política interior. Influido por un gabinete en que dominaban
los sudistas adeptos a la esclavitud y por otras fuerzas del Congreso, intentó
distraer la atención del tema esclavista hacia la política exterior, pero
tampoco tuvo suerte en ese aspecto, ya que, todos sus proyectos expansionistas
fracasaron con estrépito.
En 1854, el secretario de Estado
William Marcy dio instrucciones al embajador en Madrid, Pierre Soulé, para que
ofreciera a España, 130 millones de dólares por la compra de Cuba; y en caso de
negativa, Marcy dio al embajador plena libertad para utilizar, en nombre del
presidente, otros métodos más persuasivos. Pero antes, debía reunirse con los
embajadores en París y Londres; y tras la reunión de los tres cancilleres en
Ostende, en octubre enviaron a Marcy un despacho confidencial en el que
conminaban al presidente a llevar a cabo el plan de invasión ante la negativa
del Gobierno de Madrid a vender la isla. El contenido de dicho mensaje
fue descubierto y publicado por el The Herald Tribune de Nueva York con
el título de Manifiesto de Ostende, hecho que provocó tal cantidad de
denuncias y protestas en los círculos antiesclavistas del Norte que el propio
Marcy se vio obligado, para salvar al presidente, a repudiarlo en público, por
lo que la posibilidad de anexionar Cuba pasó al olvido, aunque desgastó por
completo la ya poca autoridad de Pierce sobre los estados del Norte.
Así también acabó la aventura
expansionista en Nicaragua. El secretario de Guerra Jefferson Davis, con el
beneplácito de Pierce, apoyó, en 1856, la aventura del filibustero y mercenario
William Walker, de apoderarse de toda Centroamérica e introducir el sistema
esclavista en la zona, vital para el comercio de Estados Unidos y de Gran
Bretaña. La intención de Pierce era sostener un Gobierno proesclavista en la
zona, con Walker como presidente, bajo el control de Estados Unidos a modo de
protectorado. Por supuesto, dicha medida fue tajantemente rechazada por el
Congreso dominado por los abolicionistas del Norte.
Sin posibilidad alguna para
rehacer su carrera política, Franklin Pierce realizó un largo viaje por Europa.
Después de regresar a Concord, se dedicó todo el resto de su vida a trabajar en
su bufete y a escribir análisis políticos de la situación del país en
periódicos locales, como un simple colaborador, siempre mostrándose muy crítico
con la actuación del presidente Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión. Pierce
enviudó el 2 de diciembre de 1863, y pasó sus últimos años de vida sumido en el
alcoholismo y el rechazo. Falleció el 8 de octubre de 1869, en Concord, por una
cirrosis hepática.
Bibliografía
- WikipediA,
Maldwyn A. James: Historia de los Estados Unidos, y Biografías MCN.
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Ramón Martín
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