Carlos VIII el Afable rey de Francia de 1483 a 1498
CASA DE VALOIS
Nacimiento: El
30 de junio de 1470 en el castillo
de Amboise.
Fallecimiento: El
7 de abril de 1498 en el castillo
de Amboise.
Padres: Luis
XI de Francia y su segunda esposa Carlota
de Saboya.
Reinado: Desde
el 30 de agosto de 1483 al 7 de abril de 1498.
Hijo de
Luis
XI y de Carlota
de Saboya, había nacido en Amboise el 30 de junio de 1470. Enfermizo
por naturaleza, se educó alejado de la corte y ni siquiera sabía leer. Al morir
su padre en 1483, a pesar de haber cumplido los trece años, pudiendo, por edad,
gobernar solo, se asoció al trono, por disposición expresa de Luis
XI, a Ana, su hermana mayor en calidad de regente.
Ana de
Francia, durante su regencia (1483-1490), tuvo que hacer frente a la Guerra
Loca, en la que los grandes nobles del reino, dirigidos por Luis de
Orleans, sobrino de Carlos VIII, se levantaron contra Ana, a la que
acusaban de ser una mala influencia para el rey. Pero, la verdadera razón fue
que, los grandes del reino se consideraban con más derechos que la regente para
hacerse cargo de dicha regencia. El 5 de enero de 1484 los nobles impusieron
una reunión en Tours de los Estados Generales; y un año después, Luis
de Orleans se levantó en armas, siendo derrotado y encarcelado,
para, posteriormente, ser liberado y se reconcilió con el rey, hasta el punto
de que le sucedería a su muerte con el nombre de Luis XII.
Carlos
contrajo matrimonio el 6 de diciembre de 1491, con Ana de Bretaña, con lo que, el
ducado de Bretaña, incluido en la dote de la novia, pasó a formar parte
de la Corona francesa. Ya en el poder, en 1491, Carlos VIII quiso lograr
el trono de Nápoles, que estaba ocupado por una rama de la Casa de Aragón,
no dudando en comprar la neutralidad del resto de las potencias europeas de la
época. A Fernando
II de Aragón le devolvió el Rosellón y la Cerdaña, mediante
el Tratado de Barcelona; al emperador Maximiliano I le
concedió, por el Tratado de Senlis, sus reclamaciones sobre el Artois,
Borgoña y el Franco Condado; y a Enrique
VIII de Inglaterra le prometió, en el Tratado de Etaples,
la suma de 745.000 escudos de oro. En 1492 Carlos VIII firmó una alianza
comercial y militar con Venecia.
En
agosto de 1493, tras el anuncio por parte de Fernando
el Católico de que retiraría su apoyo al anciano rey
napolitano Ferrante I y que no se interpondría en los derechos
sucesorios del monarca francés, la intervención de Carlos VIII en Nápoles le parecía
una operación con escasos riesgos. Pero ni Fernando
ni el papa Alejandro
VI estaban dispuestos a tolerar que dichos derechos fueran
efectivos, mediante una invasión armada, ya que dicha acción anularía los
derechos del propio Fernando
y los de la Santa Sede, de quien Nápoles era feudo. En 1494, falleció Ferrante
I, dejando como soberano a su hijo Alfonso II, al que el papado se
apresuró a reconocer, mientras que, Fernando
el Católico, inició los preparativos para el posible conflicto
con Francia, asegurándose la neutralidad de Navarra.
El 27
de diciembre de 1494 Carlos VIII llegó hasta Roma, con el objetivo de que el
papa le reconociese como rey de Nápoles, a lo que Alejandro
VI se negó, mientras que Fernando,
se apresuraba a amenazar a Francia con la guerra, si no devolvía sus
conquistas. Carlos VIII había atravesado Italia triunfalmente, ya que ciudades
como Nápoles, Milán, Luca, Pisa o Florencia le recibieron con las puertas
abiertas. El papa tuvo que refugiarse en la fortaleza de Sant Ángelo,
cuando Carlos se plantó ante Roma. Atemorizado Alfonso II abdicó del
trono de Nápoles en su hijo Fernando II. Los nobles, junto al pueblo y al
ejército napolitano se sublevaron y Carlos VIII pudo ocupar el reino sin
dificultad entre enero y febrero. Fernando II huyó a Sicilia y entregó a
los españoles las plazas en torno al estrecho de Mesina. Los Reyes Católicos,
ante estos acontecimientos, proclamaron sus derechos sobre Nápoles. En marzo de
1495 como consecuencia de la actividad diplomática de los Reyes Católicos se
creó la Liga Santa formada por Fernando
el Católico, Venecia, Milán, el papa Alejandro
VI, el emperador Maximiliano I y Ludovico Sforza, el
Moro.
Los
ejércitos de la Liga, dirigidos por Gonzalo Fernández de Córdoba, penetraron
en Nápoles, y Carlos VIII, carente de apoyos y tras los reveses militares, abandonó
Italia, dejando a Gilberto de Montpensier al mando de un
ejército insuficiente para proteger las conquistas realizadas; mientras que él
emprendía la retirada hacia Francia con el grueso de las tropas. La expedición
a Italia se saldó con un fracaso, en 1497 no quedaba en Italia ninguna de las
guarniciones francesas. En 1498, aparecieron los primeros síntomas, en las
ciudades italianas, del rechazo hacia la dominación española, y Carlos, que no
había renunciado a sus sueños italianos, inició los preparativos para una nueva
expedición. En el castillo de Amboise, mientras reunía sus ejércitos, sufrió un
accidente que le causó la muerte el 7 de abril de 1498. Al carecer de
descendencia masculina —su único hijo, Carlos—, había fallecido antes que él,
por lo que le sucedió su primo, el duque de Orleans que ascendió al
trono con el nombre de Luis XII.
Ramón Martín
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