Sacrificio a la gentilidad de Luca Giordano
Realizado hacia 1700
Óleo sobre lienzo de 280 X 68 cm
Depósito en otra institución
Sacrificio protagonizado por un guerrero
situado hacia la mitad de la pintura; frente a él se dispone un ara de
sacrificios donde se observa un fuego vivo y humeante. En la parte alta, un
águila y una figura femenina. En la parte baja y avanzando hacia el plano
intermedio en el que tiene lugar el sacrificio, un grupo de mujeres portadoras
de ofrendas.
Dentro de las series de formato
vertical se integra, con dificultades, Eneas fugitivo con su familia.
Ninguna trata un asunto con el que esta pueda fácilmente asociarse y, por otra
parte, porque presenta un tamaño singular, más alto del habitual. Las pinturas
más próximas son las dos misteriosas escenas de Sacrificios
a la gentilidad también en el Prado,
de altura semejante, aunque mucho más estrechas.
Los tres cuadros proceden del
palacio de la Zarzuela, donde se citan en 1701 consecutivamente, razón que
permite sospechar un destino común [Inventarios reales. Testamentaría de Carlos II.
Teniendo en cuenta lo temprano
de la fecha, se puede suponer que ese fue el lugar para el que fueron pintados.
En la sala donde se citan,
aparecen mayoritariamente pinturas sin marco, asunto que, por ser frecuente en
dicho palacio, no permite llegar a ninguna conclusión. Se ignora el destino
final de las tres pinturas y las razones que explican su singular tamaño.
Posteriormente (1772), Eneas fugitivo con su familia debió
formar parte de un heterogéneo conjunto en la Furriera del Palacio Nuevo con
otras dos pinturas del mismo artista: Turno vencido por Eneas y
el Rapto de Elena,
este último en las colecciones del Patrimonio Nacional. Prueba de ello son los
tres números correlativos en rojo que portan.
En cualquier caso, esta
asociación no corresponde a la voluntad del artista, puesto que, además de la
disparidad de formatos y tamaños, Turno y
el Rapto de Elena fueron
pintados antes de su traslado a Madrid. Parece, por tanto, que se reunieron
posteriormente por su similar tono narrativo, ignorando su diversa procedencia.
Resulta difícil establecer el
significado de estas pinturas, si es que este existió más allá de su interés
decorativo. El hecho de que Eneas
fugitivo con su familia se encontrara sin marco y en el
esttado de las Senoras de Onor, espacio dedicado a Mariana de Neoburgo(opuesto
al Quarto de su Magestad, reservado a Carlos), debería ponernos en guardia
frente a los peligros de la sobreinterpretación.
Los Sacrificios
a la gentilidad o episodios
de La Ilíada, son
dos pinturas que han pasado prácticamente inadvertidas a la crítica, en parte
por su larguísimo depósito fuera del Prado.
Su oscuro asunto representado
permanece todavía oculto. Buena muestra de las dificultades para su correcta
identificación son las dudas y contradicciones presentes en los sucesivos
inventarios reales, donde han sido descritos como sacrificios, pasajes de
historia sagrada, fabulas o episodios de la vida de Salomón. Si la hipótesis
que aquí se defiende (su relación con Eneas fugitivo)
es cierta, entonces parece necesario admitir que estas dos pinturas deberían
compartir también su temática virgiliana.
No se advierte la presencia de
un ayudante, ya que su factura es correcta, aunque un tanto rutinaria. Más
interesante es la composición, condicionada por el formato radicalmente
vertical. Giordano utilizó
aquí un procedimiento semejante a otras pinturas de formato vertical, esto es,
la superposición de figuras y planos que se van alejando del espectador a
medida que se llega a su parte alta. Sin embargo, y como consecuencia de este
excepcional formato, los planos (y consecuentemente, las figuras) superpuestos
son más numerosos que en otras obras. Para evitar la confusión que esto podría
suponer, distinguió la sucesión de planos por medio de la alternancia de zonas
de luz y de sombra, y por la progresiva degradación de los detalles, contornos
y colores hacia la parte alta.
Ferrari y Scavizzi situaron
estas dos pinturas en la fase final de su producción española, en torno a 1702.
Sin embargo, y aceptando que forman parte de un conjunto en el que se integra
también Eneas
fugitivo con su familia, de fecha ligeramente
anterior, parece conveniente adelantar las fechas de estos dos sacrificios
hacia 1700.
Otro aspecto controvertido es
el formato de estas pinturas, más estrechas y largas que el resto de las que
componen las series verticales, a excepción de su supuesta compañera. Podría
pensarse que su sorprendente estrechez se debe a su ubicación original, quizás
ocupando esquinas o en un muro de mayor tamaño, flanqueando a Eneas fugitivo,
y que su altura, unos 50 cm mayor que el resto de las pinturas verticales,
podría deberse a que fueron ubicadas en un lugar de techos altos, como salas de
representación, lo que reforzaría su temática clásica.
TEXTO:
Web del Museo de El Prado
Ramón
Martín
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