Carlos II a caballo de Luca Giordano
Realizado hacia 1693
Es un óleo sobre lienzo de 81 X 61 cms.
Museo de El Prado
Luca
Giordano realizó un retrato ecuestre de Carlos
II destinado al Salón de los Espejos del Alcázar
de Madrid. La intención era la de señalar una continuidad
dinástica en la que Carlos constituía el último eslabón de una cadena iniciada
por dos personajes de especial significación: Carlos I y Tiziano, a
través del retrato de éste último: Carlos V en Mühlberg. La destrucción
de dicho retrato como consecuencia del incendio del Alcázar de 1734 impide
conocer el aspecto del rey, aunque cabe suponer que la necesidad de dar
continuidad a un conjunto anterior debió limitar considerablemente las
posibilidades visuales y narrativas. Existen actualmente dos bocetos en el Museo
de El Prado que han sido relacionados con el retrato perdido
del Salón de los Espejos. Tradicionalmente, se ha venido considerando de forma
mayoritaria que esta pintura del Museo del
Prado era el boceto preparatorio para ese cuadro y se señalaba que Giordano se
aproximaba deliberadamente al modelo velazqueño del retrato de Felipe
IV en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro que,
como aquel, cuenta con una pareja. En esta obra Giordano siguió en
términos generales la iconografía velazqueña, aunque introdujo diferencias muy
considerables, como es la aparición de elementos alegóricos con los que muestra
la sagrada misión de la Monarquía Hispánica en defensa de la Fe en
la parte superior (aproximándose al retrato de Felipe IV de Rubens, también
desaparecido), mensaje que se completa en la parte baja con una victoria entre
los infieles, que perecen aplastados por su caballo. Además, Giordano estableció
una diferente relación entre el modelo y el espectador, al que Carlos II vuelve
su rostro, mientras que Felipe IV, indiferente a nuestras miradas, muestra un
sorprendente perfil.
Sin embargo, últimamente se ha
propuesto una hipótesis distinta que considera que no fue este el retrato que
colgó en el Alcázar, sino el segundo de los conservados en el Museo de El Prado,
Carlos II a caballo, que representa al monarca también a caballo,
en elegante corbeta, vestido con coraza completa de capitán general y tocado
con sombrero. A favor de esta hipótesis estaría, sobre todo, su parecido con
otros retratos ecuestres del Salón de los Espejos.
Los retratos ecuestres de Carlos II y
Mariana
de Neoburgo que debían sustituir a los de
Felipe
III y Margarita de
Austria, cuya presencia carecía de vigencia en una fecha
próxima a 1694, momento probable de su realización.
FUENTE: Web del Museo del Prado
Ramón Martín
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