Enrique I, rey de Inglaterra desde 1100 a 1135

 


CASA DE NORMANDÍA

 

Nacimiento: El año 1068.

Fallecimiento: 1 de diciembre de 1135 en Lyons la Forèt (Normandía), siendo enterrado en la Abadía de Reading.

Padres: Guillermo I el Conquistador y Matilde de Flandes.

Reinado: Desde el 5 de agosto de 1100 a 1 de diciembre de 1135.


Subió al trono después de que su hermano Guillermo II de Inglaterra muriera en un accidente de caza y sin un heredero. Un tercer hermano, Roberto Curthose, duque de Normandía, también pretendía el trono, por lo que ambos hermanos pelearon para unificar sus territorios como había hecho su padre. Enrique consiguió la victoria final en 1106 y encerró de por vida a Roberto. Más tarde, disfrutó de un reinado largo y pacífico, en el cual se crearon instituciones como la Hacienda Pública y los jueces itinerantes, para aplicar la ley en todos lados. Sin un heredero legítimo, a Enrique lo precedió su sobrino Esteban, Conde de Blois (v. c. 1096-1154 EC).

Enrique fue el hijo más joven del rey Guillermo I el Conquistador y no estaba cerca de la sucesión al trono, por lo que fue educado para hacer carrera en la Iglesia, por lo que fue el único de los hermanos que tuvo una educación; a causa de lo cual, se ganó el apodo de Enrique Beauclerc (Buen escritor). Su hermano Guillermo II murió inesperadamente el 2 de agosto de 1100, a consecuencia de un accidente de caza, lo que le permitió proponerse como el nuevo rey, y el 6 de agosto 1100, fyue coronado en la Abadía de Westminster.

Enrique se casó dos veces. Su primera esposa fue Edith, hija de Malcolm III de Escocia, nieta de Edmundo II, Ironside, y sobrina de Edgar Aetheling. La posición del rey se vio fortalecida con esta alianza y así aseguraba a ciertos barones que él era el más idóneo para ser rey. Otro punto a su favor fue haberle pedido regresar del exilio a Anselmo, Arzobispo de Canterbury, quien había perdido el favor de Guillermo II. Por lo que hubo una reconciliación entre la Iglesia y la Corona después de que fuera acusado de pagano y de robar ingresos de las tierras que manejaba la Iglesia.

El primer problema con que se encuentra es con la ambición de su hermano Roberto Curthose, duque de Normandía, que tenía derecho al trono inglés, puesto que Guillermo II lo había nombrado su sucesor. Roberto ya había tratado de arrancarle el trono a su padre en 1078, con el apoyo de Felipe I de Francia. De nuevo desafió a su padre durante la toma de Mantes en 1087. Roberto había peleado con aplomo en la Primera Cruzada, pero ahora había regresado y tenía mucho interés en reclamar el trono inglés. En julio de 1101 desembarcó en Portsmouth pero, en lugar de combatir, pactó un acuerdo por el cual recibió una pensión, mientras Enrique conservaba la corona. La tregua duró cinco años, hasta que algunos barones normandos, se convirtieron en una amenaza, por lo que Enrique envió un ejército en 1106, derrotando a Roberto otra vez en la batalla campal de Tinchebray. Roberto fue puesto en prisión hasta morir y Enrique se convirtió, además de rey de Inglaterra en duque de Normandía.

El resto de su reinado fue tranquilo, aunque que parecía un régimen represivo. Se sucedieron las muestras de descontento por los altos impuestos, aunque no estalló ninguna rebelión hasta el momento. Pero, la Iglesia estaba dando muestras de descontento. Era costumbre que los reyes ingleses nombraran a los clérigos importantes, por lo que el Papado se sintió ofendido: los laicos no podrían tener tal autoridad por encima de los siervos de Dios. Amenazaron al rey con la excomunión, por lo que Enrique renunció a su derecho, sin renunciar a reclamar ciertas tierras y sus ingresos. A pesar de estas diferencias, patrocinó la construcción de un monasterio en Reading y fundó un nuevo coro en la Catedral de Canterbury en 1130.

Por otra parte, las buenas relaciones entre el rey y la Iglesia se muestran cuando Enrique I utilizó las capacidades financieras de Roger, obispo de Salisbury, que desempeñó esa función durante 36 años, además de ejercer como virrey cuando el rey se ausentaba de Normandía. Durante su reinado se creó la Hacienda Pública (the Exchequer), que era una agencia para cobrar deudas. La primera vez que se utilizó fue en 1109, manejado por el poderoso Justiciar (Juez). En la actualidad al Canciller de Hacienda del gobierno del Reino Unido se le llama 'Chancellor of the Exchequer'. En su reinado, el 85% de los ingresos provenían de la tierra; 150 años más tarde sería sólo el 40%, los impuestos tenían que solventar el resto. Enrique estableció la idea de que todos, sin importar que vivieran en tierras reales o no y tampoco lo lejos que residieran de la corte, estaban sujetos a las leyes del rey. Por ello, jueces itinerantes recorrían el país para asegurar la existencia de la ley existía, su aplicación y cuál era el castigo por no cumplirla. Fue un gran paso para la creación de un sistema de justicia real que se aplicaba en todo el país.

Tras la muerte de la reina Matilde en 1118, Enrique casó en segundas nupcias con Adela, la hija del Conde de Lovaina Godofredo I. La pareja no tuvo hijos. Enrique murió el 1 de diciembre de 1135 en San Denis-le-Fermont en Ruan, Normandía. La leyenda dice que murió por intoxicación alimentaria. Fue sepultado en la Abadía de Reading, fundada por él. No dejó un heredero varón legítimo (a pesar de que dejó 21 hijos ilegítimos). Tras la muerte de dos de sus hijos ilegítimos, sólo su hija Matilde le sobrevivió, por lo que Enrique la nombró su legítima sucesora.


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