Batalla de los siete condes
Comencemos con un breve repaso a la situación del territorio
Como consecuencia de
la invasión de los almorávides,
el rey al-Mutámid
de Sevilla fue depuesto el año 1091 por Yusuf, mientras Alfonso VI,
que por entonces ya era un anciano, sufría las derrotas de Zalaca, el
año 1086 y Uclés en el 1108, y como consecuencia los musulmanes
recuperaron varias plazas anteriormente perdidas. Casos de Uclés,
Cuenca, Almodóvar, consuegra, Alzira, Valencia, Huete u Ocaña. Retrasando la
labor de reconquista, que no se volvería a reemprender hasta que el rey Alfonso
VIII obtuviera el éxito en las Navas de
Tolosa, el año 1212, que representó el declive del dominio musulmán en
la península.
La Batalla
Tamim, tras recibir órdenes
de su hermano Alí, salió de Granada en la última decena del ramadán (2
al 12 de mayo de 1108) para razziar el territorio cristiano. Se dirige
directamente a Uclés
que estaba poderosamente fortificada. Rápidamente, el 14 de sawwal (27 de
mayo), inicia el ataque a la población, que se encuentra en la falda del cerro
donde está situada la fortaleza,
asaltándola y saqueándola, por lo que la población se tiene que refugiar en la
alcazaba, la cual se resiste.
Entre tanto, Alfonso,
ha reunido fuerzas y las lanza contra los sitiadores. La columna está mandada
por Alvar Fáñez, acompañado por García Ordóñez, conde de Cabra
(el Boquituerto), los caídes de Toledo y los alcaldes de Catalañazor y Alcalá
de Henares. Un joven musulmán, cautivo de los cristianos, se pasa al campamento
almorávide y les da detallados informes sobre las tropas castellanas. Con estos
informes Tamim, celebra consejo con los gobernadores de Murcia y
Valencia, y juntos acuerdan dar la batalla.
Son los cristianos
los que inician el ataque, obligando a retroceder a las tropas cordobesas que
van en la vanguardia, gracias a la llegada de siete mil jinetes, al mando de Sancho,
el hijo de Alfonso.
La lucha es encarnizada y los combates
se suceden, los contingentes de Murcia y Valencia desbordan a los castellanos
por las alas hasta que los cristianos se declaran derrotados, siendo
perseguidos por Tamim, hasta cerca del castillo de Balsun (Belinchón),
donde se refugia Sancho, con los siete condes que dan nombre a la
batalla, aunque descubiertos por los musulmanes que allí vivían, los mataron a
todos.
Manda Tamim
amontonar las cerca de tres mil cabezas cristianas, entre ellas las de los
capitanes toledanos. Tamim, tomó el camino de regreso a Granada, dejando
a los gobernadores de Murcia y de Valencia, para que continuaran el asedio de
la fortaleza.
Las imágenes de la Web Cuadernos Manchegos. El texto de UCLÉS EN LA HISTORIA de Miguel Salas Parrilla
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