Calle Carretas en Madrid

 



    La calle desde sus orígenes comunica la Puerta del Sol con la calle de Atocha, concretamente con la actual plaza de Jacinto Benavente. Aunque su nombre de remonta al siglo XVI, las construcciones particulares comienzan en 1694.



CONTENIDO:

- El origen de su nombre

- La celebración del Corpus en la calle Carretas

- Edificios en la calle.



El origen de su nombre

    Para encontrar el origen del nombre de la calle, hemos de echar mano de la tradición, y esta dice que:

    Hemos de situarnos, cuando transcurre el levantamiento de las Comunidades de Castilla, cuando se formó en este sitio un parapeto de carretas, que tenía como objeto proteger a los amotinados frente a las fuerzas realistas. En vista que la cosa se ponía fea para los defensores de aquellas rudimentarias barricadas, colocaron en las carretas a los enfermos del vecino hospital de San Ricardo, próximo al lugar. Las fuerzas de Carlos I, no tuvieron más remedio que negociar, para evitar una masacre de gentes inocentes. Mediante la pertinente negociación, los Comuneros de Madrid, quedaron libres, pudiendo marchar y unirse a los de Toledo y Segovia.

    Pero a veces la tradición no se ajusta, plenamente, a la verdad. La documentación existente den el Archivo Municipal, nos permiten asegurar que los Comuneros donde hicieron resistencia fue en el Alcázar de Madrid, al mando de Gregorio del Castillo, cabeza de la sublevación en Madrid. Madrid se entregó el 15 de mayo de 1521, a pesar de que la derrota de los comuneros en Villalar, fue el 23 de abril del mismo año; por esto es imposible que los amotinados en Madrid pudieran ir al encuentro de los de Toledo y Segovia, como dice la tradición.


La celebración del Corpus en la calle Carretas

    Fue moda, durante mucho tiempo, pasear largo rato después de la procesión del Corpus, luciendo las mujeres, amén de su hermosura, los ricos vestidos que, para este día, se preparaban: la mantilla blanca, la peineta de concha, el vestido de seda de color rosa y los zapatos de tafilete. Pero todo pasa y con el paso del tiempo, varían las costumbres.

    De antiguo era de destacar el fausto y esplendor con que se celebraba esta fiesta en la villa. Además de la ostentación que se daba al culto, llegaban compañías de faranduleros que, en la plaza pública, representaban los autos de don Pedro Calderón de la Barca, siendo necesario el compromiso de los oficios, con sus recursos, para un mayor lucimiento de la ceremonia.

    Pero, el año 1772, el rey don Carlos III, creyó oportuno suprimir el uso de gigantes y cabezudos: “por ser causa de falta de respeto y veneración” y posteriormente, el 21 de julio de 1780, quedaron suprimidas las danzas, por lo que desde entonces, el pueblo dejó de tomar parte en esa manifestación religiosa.


Edificios de la calle

    En el siglo XVIII era nuestra calle, una de las principales de la Corte con bellos edificios como el que albergaba, hasta 1867, la Imprenta Real de la Gazeta, obra de los arquitectos Arnal y Turrillo, o el conocido como el de la Compañía de Filipinas, fundada el 10 de marzo de 1785, para fomentar el comercio de la metrópoli con aquellas islas y con Asia; instalada allí hasta su disolución a principios de siglo XIX, y que luego fuera domicilio social del Círculo de la Unión Mercantil.

    Otra de las características de esta calle fue su activo comercio. Mesonero Romanos, en 1833, habla de “apreciadísimas tiendas” dedicadas al comercio de los libros y antes a los comerciantes de broqueles. Fue esta calle, junto con la de La Montera, las primeras en Madrid en tener aceras, una “novedad” que no fue demasiado bien recibida por los madrileños de 1834.

    Hubo además muchos locales de ocio. Famosos fueron el Teatro-Café La Infantil, fundado hacia 1870 y donde se podía tomar café, mientras asistían al espectáculo; el Teatro Romea, fundado en 1892 y demolido en 1935, que era un teatro dedicado al cuplé, la revista y la comedia musical y, por supuesto el café y botillería de Pombo que estaba en la esquina con la calle de San Ricardo, inmortalizado por los pinceles de Solana y a la que diera fama la tertulia de Ramón Gómez de la Serna. A finales del siglo XIX, la calle se hizo famosa por las tiendas de ortopedia, librerías (como la de Escamilla), además, de diversas tabernas de la época. El maestro Ruperto Chapí le dedicó una de sus zarzuelas de ambiente castizo, que tituló La calle de Carretas, estrenada en 1881. En la actualidad, la calle, conserva una gran cantidad de tiendas, de todo tipo. En sus alrededores y, en ella misma, hay varios garitos y pubs donde escuchar música mientras se degusta una buena cerveza.

    En el número 13, encontramos un local sin competencia del mundillo gay, donde acuden hombres de doble vida, que buscan a tientas, en lo oscuro de la sala, un alivio a sus sentimientos de ansiedad. Al viandante, la fachada del cine Carretas le resulta poco llamativa, sin embargo, sus asiduos han hecho que el nombre del cine aparezca en la guía gay internacional.



Para la realización del presente artículos se ha consultado: NOTICIAS Tradiciones y Curiosidades – LAS CALLES DE MADRID de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero.

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