Valencia Octubre de 1936
Los sucesos que
tuvieron lugar en octubre de 1936 en Valencia son un claro exponente del
declive de las milicias confederales, muy especialmente del, hasta aquel
momento, paradigma de la dualidad guerra-revolución en el frente, la COLUMNA
DE HIERRO.
Estos incidentes,
están dentro de los enfrentamientos que, tanto en el frente como en la
retaguardia, fueron provocados por los primeros intentos de centralización
militar del primer gabinete de LARGO CABALLERO a partir del 4 de septiembre.
La CNT provocó,
entre sus filas más radicales, una notable confusión por dos hechos: Brindar su
colaboración, a pesar de haber declinado participar; y la decisión de los
anarquistas catalanes de asumir responsabilidades políticas en la Generalitat.
Dicha confusión no favorecía en nada a la CNT, debido a las acciones de grupos
incontrolados propios que, ponían en peligro la alianza con el resto de las
fuerzas del Frente Popular. Las insistentes llamadas al orden por parte de los
Comités Nacional y Regional no surtieron ningún efecto.
La llegada del
nuevo gobernador civil, tuvo como efecto la disminución de los hechos violentos,
aunque no cesaron del todo. Se prohibió llevar armas de fuego a los milicianos,
durante sus periodos de permiso. Se creó la Guardia Popular Antifascista (GPA)
o la guapa, un cuerpo armado compuesto por elementos del frente Popular,
principalmente comunistas, que pronto tuvieron enfrentamientos con la COLUMNA
DE HIERRO, ya que estos consideraban que la GPA era un cuerpo policial
creado para sabotear la revolución. Pronto surgen los enfrentamientos en
Gandía, Castellón y Valencia. En esta última especialmente dramáticos, por los
que se les denominaron los Sucesos de Valencia.
El 25 de septiembre
fue asesinado un destacado dirigente socialista, José Pardo Aracil,
atribuido a la COLUMNA
DE HIERRO. A principios de octubre la GPA asesinó a Tiburcio Ariza,
destacado dirigente libertario y delegado de la COLUMNA
DE HIERRO, cerca de su domicilio en Valencia. El Comité de Guerra de la
columna pronto negó cualquier relación con la muerte del líder socialista,
considerando que la muerte de Ariza era una falsa venganza. Con los ánimos totalmente
exasperados, se invitó a los simpatizantes y milicianos que se encontraban en
Valencia, a participar en el entierro. La ciudad se temía lo peor. La
manifestación de duelo se convirtió en una demostración de fuerza de la columna.
A la cabeza un grupo de niños, seguidos por unas centurias armadas con fusiles
y ametralladoras, y un vehículo blindado con el cadáver del Chileno, que
era como, popularmente, se conocía a Tiburcio Ariza; a continuación centenares
de simpatizantes y milicianos.
Durante el trayecto,
los choques verbales fueron continuos. Antes de llegar a la Plaza de Tetuán,
donde se encontraba la sede del Partido Comunista, la violencia se desbordó con
un intenso tiroteo entre los comunistas que estaban dentro del edificio y los
milicianos que seguían el duelo. Nadie sabe quién empezó, pero los que no
tenían armas buscaban refugio, los que portaban armas comenzaban a disparar, y
los integrantes de la Tercera División Orgánica, que se encontraban enfrente,
miraban estupefactos el enfrentamiento.
El enfrentamiento
se saldó con más de 20 muertos y numerosos heridos, entre ellos uno de los
dirigentes de la columna, José Pellicer. Pero los hechos provocaron un tremendo
miedo en la ciudad, pues, nadie sabía que pasaría después. Los milicianos
anarquistas amenazaron con hacer una bajada masiva desde el Frente de Teruel.
Los comunistas amenazaron con lo mismo.
Las reacciones de PC
y CNT fueron rápidas y encaminadas a calmar los ánimos. FEDERICA
MONTSENY se entrevistó con miembros de la columna y dirigentes de la CNT,
consiguiendo controlar la situación. Los comunistas, por su parte, presentaron
los incidentes, no como un conflicto entre anarquistas y comunistas, sino entre
los comunistas que defendían el orden y grupos incontrolados que se integraban
en la COLUMNA
DE HIERRO para cometer desmanes.
En el fondo el conflicto
latía el enfrentamiento tradicional de la CNT valenciana, desde 1931 entre
treintistas y cenetistas, y ahora, iniciada la revolución, las divergencias en
la forma de llevar la guerra, y sobre todo la participación de la CNT en el
Gobierno de la Nación. En cuanto a Valencia, existía un anarquismo rural, y por
otro lado el anarquismo urbano e industrial, de origen treintista. En el fondo de
la polémica estaba la contradicción entre, la necesidad de un orden
disciplinario para dirigir el proceso revolucionario y la libertad individual.
Los sucesos de
octubre en Valencia constituyen el fin de una sucesión de incidentes en la
retaguardia, que la propia dirección regional no pudo ni quiso atajar. El 31 de
octubre, la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias Valencianas acordaron
dirigirse a la opinión pública, para comunicar que habían dado las órdenes
oportunas para que todos los elementos armados permanecieran en sus casas. Al
día siguiente el Comité Local y Regional de la CNT propuso un pacto a todas las
fuerzas populares, que fue aceptado por unanimidad el 2 de noviembre.
La opinión pública recibió el acuerdo con entusiasmo, y el resto de las fuerzas políticas, loaron la buena disposición de la CNT. El 3 de noviembre, el gobernador civil acordaba eliminar la ostentación del armamento por la ciudad, y suprimir los controles locales de vigilancia. Un día después la CNT entraba en el Gobierno. En cuanto a Valencia, los incidentes de octubre supusieron un cambio político, con una progresiva pérdida de la hegemonía sindical en los comités y en un notable ascenso del Partido Comunista, dispuesto a asumir un papel más decisivo en la retaguardia.
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