Castillo de Sant Martí Sarroca
Sant Martí Sarroca, es una población de la comarca del Alt Penedès, en el valle del río de Foix. Este municipio de la provincia de Barcelona alberga una interesante historia medieval. El castillo está situado sobre el cerro de la Roca. Los primeros escritos referidos a dicho castillo y a la cercana iglesia datan del siglo X, en plena Edad Media, cuando ambos, fueron restaurados por Galí de Sant Martí, de donde procede su nombre. Se han encontrado restos de poblaciones del neolítico, ibéricos, romanos y visigodos.
Junto a la iglesia de Santa María forma el conocido Conjunto Monumental de la Roca. La primitiva construcción del castillo ha sufrido a lo largo de su dilatada historia, diversas modificaciones, quedando muy pocos elementos de aquella primera construcción. Tenemos que situarnos en el ala norte, donde encontraremos la primitiva fachada, con ventanas románicas y góticas. En ella la Sala Gótica, hoy utilizada para actos públicos y privados. La nave situada al sur, es del siglo XVI y se utiliza para exposiciones artísticas. A poniente, un grueso talud y dos torres circulares, del siglo XII, a cada lado. En los bajos del edificio, encontramos el Museo Municipal, donde destacan los fragmentos de un monumento funerario prerromano de los siglos III y II a.C. y la cabeza de una Venus del siglo I d.C.
El castillo fue construido por iniciativa de Galí de Santmartí, siendo su hijo Guillermo, quién acometió, ya en el siglo XI, su ampliación. Reforzado como fortificación militar por Mir Geribert, príncipe de Olérdola, emparentado con los Santmartí. En el año 1023, el castillo limitaba con Castellví de la Marca. Al morir Mir Geribert en 1060, dejó como usufructuaria a su segunda mujer Guilla de Besora. El castillo fue heredado, posteriormente, por Arnau Mir, hermano menor de Gombau, que, entre 1076 y 1082, juró fidelidad al conde Ramón Berenguer II, y fue gobernador del Penedés. En el siglo XII, sobre un edificio anterior del siglo X, se construyó la iglesia del castillo, Santa María, después parroquial, haciéndose, en el conjunto, altas murallas y estancias nobles. A Arnau le sucedió su hijo Jordán de Santmartí que reedificó parte del castillo y que sería sucedido por su hijo Guillermo.
Los Santmartí vivieron su época de máximo esplendor a principios del siglo XIII, cuando poseían también los castillos de Subirats, Olérdola, Eramprunyà, Falset y Móra. En el año 1247, el señor del castillo era Ferrer de Sant Martí. A mediados de ese siglo, al extinguirse la línea de los Santmartí, el castillo pasó por unión matrimonial a los Entença. El año 1339, era señor Berenguer de Vilaragut, y cuatro años más tarde, lo era Bernardo Guillermo de Entenza. El castillo fue vendido a los señores de Font-Rubí.
En 1360, en tiempos de Pedro el Ceremonioso, perteneció a la Casa de Aragón, y en el año 1376 pasó su propiedad, al entonces niño Martín de Aragón, futuro rey Martín el Humano, hijo de la reina Leonor, que en 1381 vendió el castillo y su término a Bernat de Fortiá, hermano de Sibila de Fortiá, cuarta mujer de Pedro el Ceremonioso. El ascenso de Sibila hasta convertirse en esposa del rey Pedro le causó muchas enemistades. Con el rey enfermo de muerte, temió la represalia de sus hijastros Juan I y Martín, y de Violante de Bar, esposa del primero, y optó por abandonar la corte para ir a Sitges, refugiándose después en el castillo de Sant Martí Sarroca, donde la sitiaron. Sin oponer resistencia, la reina viuda se entregó a las fuerzas del niño Martín el 7 de enero de 1387, salvando su vida a cambio de retirarse de la corte.
Posteriormente el castillo pasó a los Cervelló, señores de Montagut y de Querol, y fue heredado por Guerau de Rocabertí. Hacia 1481, para pagar unas deudas, fue adquirido en subasta pública por la Pía Almoina de la Catedral de Barcelona, que tenía derechos desde el siglo anterior.
A principios del siglo XVIII el castillo volvió a tener uso militar durante la Guerra de Sucesión y fue uno de los últimos núcleos de resistencia a las tropas de Felipe V, junto con el Castillo de Cardona. Se rindió el 18 de septiembre de 1714, una semana después de que Barcelona y sus defensores fueron perseguidos hasta San Quintín de Mediona, donde fueron muertos. En 1782, el castillo volvió a fortificarse.
En 1831 aparece como señor el marqués de Dos Aguas. Con la desamortización el edificio fue degradándose y a menudo utilizados sus materiales para construir nuevas casas en el pueblo. Durante la Primera Guerra Carlista y la guerra civil de 1872 el pueblo fue fortificado y la iglesia destinada a cuartel, maltratada y profanada y el castillo fue incendiado y quedó convertido en un montón de ruinas. El año 1933, sus piedras sirvieron para construir el puente de Can Rabell. La decadencia del castillo continuó hasta mediados del siglo XX, cuando una iniciativa popular promovió la rehabilitación del conjunto. En 1963 Pepet Teixidor y Luis Pujadó iniciaron la reconstrucción del castillo.
Ramón Martín
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