Muhammad VIII, sultán de Granada desde 1417 a 1419 y desde 1427 a 1429




            Muhammad b. Yusuf III b. Yusuf II b. Muhammad V se convirtió en Muhammad VIII, el 9 de noviembre de 1417, tras la muerte de su padre. Adoptó el laqab al Mutamassik billah, aunque lo cambiará en su segundo periodo de gobierno por el de Gani billahSegún las fuentes cristianas, se le conocerá como el Pequeño, traducción no documentada en textos árabes, de al Sagir, debido a su minoría de edad (8 años), cuando fue derrocado por el futuro sultán Muhammad IX. Durante esta minoría de edad, el visir Ali al Amin, que ya había sido primer ministro de Yusuf III, se apropió del poder.

            A partir de este reinado se entró en un proceso de descomposición que, se mantuvo hasta la caída de Granada en poder cristiano. La permanente conflictividad que convulsionaba la Alhambra generó divisiones y luchas intestinas en las que los influyentes y ambiciosos Banu l Sarray, los célebres Abencerrajes de la leyenda, fueron los principales protagonistas. La perspectiva política, ofrece una imagen de continuo enfrentamiento y casi permanente guerra, sobre todo en este siglo XV, cuando la realidad es que predominaron los tiempos de paz. En cuanto a las relaciones exteriores, la tregua con Castilla firmada por su padre seguía vigente hasta el 18 de abril de 1419, ya que había sido firmada por un periodo de dos años.

            En cuanto a Aragón, Muhammad VIII desarrolló una constante actividad diplomática con Alfonso V el Magnánimo aunque, las negociaciones no obtuvieron los resultados deseados, a pesar de materializarse en un tratado, redactado y firmado por el soberano aragonés en 1418 pero que no llegó a entrar en vigor. Este primer reinado de Muhammad VIII fue muy breve, pues al cabo de catorce meses de gobierno tutelado, se tramó una conspiración y levantamiento que lo derrocó.

            Así, entra en escena por primera vez en la historia granadina uno de los principales personajes del siglo XV: Muhammad b. Nasr, el futuro Muhammad IX al Aysar (el Izquierdo o el Zurdo, como lo llaman las crónicas cristianas). Este nieto de Muhammad V era tío de Muhammad VIII y primo de Yusuf III, quien lo había encarcelado en Salobreña, para apartarlo de la corte y alejarlo de la vida política, con lo que conseguía garantizar la sucesión de su hijo, todavía muy pequeño, frente a un candidato peligroso y cualificado.

            Pero los Abencerrajes no podían soportar el excesivo poder que el visir de Muhammad VIII detentaba y, encabezados por dos de sus principales, que eran jefes militares de Guadix e Íllora, liberaron a Muhammad b. Nasr de la cárcel de Salobreña y lo proclamaron sultán; pero cuando llegó a la capital, la ciudad se resistió a su entrada. Entonces, sus partidarios, en una clara maniobra política, recurrieron a los muftíes para pedirles una fatwa que declarase ilegítimo el gobierno de Muhammad VIII por su minoría de edad.

            Los muftíes sucumbieron a la presión y no les resultó difícil encontrar argumentos jurídicos necesarios para emitir la fatwa en contra de Muhammad VIII y favorable al pretendiente al trono, con lo que este pudo entrar en la ciudad y ser proclamado sultán. A continuación tomó posesión de la Alhambra, rendida por el visir Ali al Amín tras obtener garantías sobre su seguridad, aunque no le sirvieron de nada porque fue ejecutado días después por orden de Zahr al Riyad, esposa de Muhammad IX, mientras que Muhammad VIII, fue reducido a prisión hacia el 20 de marzo de 1419.

            Su reinado sólo había durado poco más de dieciséis meses.  A partir del destronamiento de Muhammad VIII por el candidato de los Banu l SarrayMuhammad IX al Aysar, comenzó una etapa con derrocamientos, sublevaciones, asesinatos, e inestabilidad que sumió a Granada en una permanente crisis. Estas constantes luchas sumieron al poder real a merced de sus enemigos.

            A partir de enero de 1427 Muhammad VIII volvió al trono y cambió el laqab o sobrenombre, tomando el de Gani billah, y al tiempo se rodeaba de sus partidarios y de sus primos Yusuf Sa’d, también nietos de Yusuf II.

            Una de las principales acciones de su gobierno tenía que ser la renovación de la tregua que Granada tenía firmada con Castilla desde 1424 y que expiraba unos meses después, en febrero de 1428. De nuevo, las circunstancias internas de Castilla obligarían a Juan II a renovar el tratado hasta final de 1428, aunque ello no impidió que se produjeran incidentes y altercados fronterizos. Las siguientes negociaciones plantearon dificultades, ya que, próxima a vencer esta tregua, Juan II, retenía su respuesta con el fin de ganar tiempo para preparar un ataque a Granada, aunque, la amenaza de guerra con Aragón obligó a aplazar el ataque y conceder una tregua a finales de enero de 1429.

            También con los aragoneses intentó el sultán granadino estrechar lazos y para ello envió una serie de embajadas y mensajeros, que consiguieron unas buenas relaciones oficiales. En estos contactos participó el sultán y otros miembros de la familia real y tuvieron como destinatarios a Alfonso V el Magnánimo, y a la reina María de Castilla.

            Sin embargo, esto no le impidió acoger a los partidarios de Muhammad IX, huidos de Granada, y facilitarles los medios para viajar a Túnez, donde se había refugiado el sultán destronado y a favor de quien también emitió un salvoconducto para facilitarle el regreso de Túnez a Aragón. En el interior de Granada la paz, sin embargo, no llegaba. Los Abencerrajes conspiraban para llevar a Muhammad IX, exiliado en Túnez, de nuevo al trono. Al descubrir estas actividades, Muhammad VIII ordenó detenerlos, pero lograron escapar a Castilla en noviembre de 1428. Los huidos eran unos treinta caballeros, casi todos abencerrajes, dirigidos por Yusuf b. al Sarray, quien decidió solicitar ayuda al rey castellano, que se encontraba entonces en Illescas.

            Juan II no debió costarle mucho esfuerzo conceder su apoyo a una causa que atizaba el fuego de la discordia en Granada, de manera que recibió positivamente la petición y, además de prometerles sus ayuda, envió un embajador a Túnez para solicitar al sultán Abu Faris que ayudase a Muhammad IX al Aysar, el Zurdo, a regresar. Así lo hizo el tunecino y tras el desembarco de en Vera poco antes del 18 de octubre de 1429, Almería lo reconoció y desde esta ciudad se dirigió a la capital. En las inmediaciones de Guadix le salió al encuentro el ejército de Muhammad VIII al mando de su hermano, Abu l-Hasan Ali, pero muchos de sus soldados decidieron unirse al pretendiente, mientras que otros huyeron a Granada.

            El camino hacia la Alhambra quedó abierto así, tras el sometimiento de Guadix y de la capital, aunque el Pequeño se atrincheró en la ciudad palatina y obligó a Muhammad IX a asediar el recinto mientras iba recibiendo cada vez más adhesiones de ciudades, hasta que todo el reino lo reconoció. Durante el enfrentamiento, el rey de Castilla, que había recibido embajadores de ambos contendientes, intentó sacar partido del enfrentamiento. Pero sus taimadas operaciones diplomáticas no fructificaron porque Muhammad VIII el Pequeño tuvo que rendirse en los primeros meses de 1430. Terminó así su segundo reinado, que solo duró tres años. Muhammad IX le perdonó la vida pero lo encarceló en Salobreña, junto con su hermano Abu l-Hasan Ali, uno de sus mayores partidarios y defensores.

Fuentes: WikipediA y Nubeluz
Imagen: WikipediA

Comentarios

Entradas populares