Borrell II


Al retirarse su padre, Suniario I, a un monasterio el año 947 sus dominios fueron heredados por sus hijos Borrell y Miró, quienes debían gobernar conjuntamente. Al parecer el reparto de poderes, consistió en que Borrell se encargó de las relaciones exteriores y de defensa, mientras que Mirón lo hacía de las obras públicas y en todo lo concerniente a la ciudad de Barcelona y sus alrededores. En 948 Borrell II heredó el condado de Urgel al morir su tío Sunifredo II. 

Al contrario que su padre, empleó más la diplomacia que las armas, procurando mantener siempre, unas excelentes relaciones, tanto con los francos, como con los andalusíes. Tras ser derrotados en el 963 por un ejército comandado por Galib, los condes Borrell y Miró enviaron una embajada para firmar un tratado de paz, con Abderramán III, acuerdo que hizo posible una repoblación cristiana hasta el río Gayá, repoblándose Montmell, Miralles, Santa Coloma de Queralt, Pontils, Montbui, Cabra, entre otras poblaciones. 

Durante el gobierno de Borrell II, el poder carolingio estaba en plena descomposición, por lo que trató de aumentar su autonomía política. Estrechó relaciones con las principales familias nobles del Languedoc y, recabó la ayuda de la Santa Sede para conseguir la independencia de la iglesia de sus dominios con respecto a la franca. 

El gobierno conjunto con su hermano Miró, toca a su fin al morir éste.


Al fallecer su hermano Miró I en el 966, Borrell gobernó en solitario en todos sus dominios. Es el momento de máximo apogeo, en el 971 es nombrado duque de la Gotia y su estatus es preeminente sobre el resto de condes de la Marca. 

En los años 971 y 974 envió nuevas embajadas ante el califa al-Hakam II, para ratificar los acuerdos de paz anteriores, esta buena sintonía se rompió con la entronización de Hisham I y la llegada al poder político de Almanzor, el caudillo que se propuso recuperar el esplendor militar de al-Ándalus. No tardó Almanzor en ir contra los dominios del conde Borrell II, en el verano del 978, atacó la zona desde Tarragona hasta la llanura de Barcelona. Es posible que entonces se abandonara la ciudad de Tarragona, que nos sería reconquistada hasta el 1118. 

Pero la campaña más decisiva comenzó el 5 de mayo del 985, cuando un ejército partió de Córdoba en dirección al campo de Tarragona. Almanzor avanzó hacia Barcelona por las comarcas del Penedés, Llobregat y Vallés. Numerosos monasterios, como los de San Cucufato, San Pablo del Campo o San Pedro de las Puellas fueron destruidos y sus comunidades asesinadas. Los habitantes de las cercanías de Barcelona se encerraron tras las murallas de la ciudad, que fue asediada el 1 de julio. El 4 de julio Borrell huyó por mar eludiendo a la escuadra musulmana que bloqueaba el puerto. Poco más duró la resistencia de Barcelona, el 6 de julio Almanzor arrasó Barcelona llevándose consigo un cuantioso botín y un elevado número de cautivos, que más adelante serían vendidos como esclavos o rescatados a cambio de importantes sumas de dinero. El conde Borrell II había sufrido una derrota difícil de olvidar, y las crónicas bautizaron este triste suceso como “el día que Barcelona murió”. La posición procordobesa mantenida por el conde había fracasado.​ 

Borrell II mantuvo buenas relaciones con el papado. En 970 viajó a Roma con el propósito de reorganizar la administración religiosa: crear un arzobispado en Vic restaurando así el antiguo arzobispado de Tarragona. Trataba así de someter a su control a todas las autoridades eclesiásticas de la marca Hispánica y desprenderse de la autoridad del arzobispado de Narbona. El papa Juan XIII acogió favorablemente las propuestas expuestas por el obispo Atón de Vic, el monje Gerberto de Aurillac y el propio Borrell II. Pero el asesinato del obispo Atón el 22 de agosto de 971 frustró este objetivo.​ 


El acoso ejercido por Almanzor obligó a Borrell II a retomar las relaciones con los francos. Ofreció al rey Lotario la renovación del juramento de fidelidad a cambio de auxilio militar que garantizase la protección del país frente a nuevos ataques musulmanes. Pero Lotario murió en 986 y su sucesor Luis V de Francia también falleció prematuramente en 987. La nueva dinastía de los Capetos tuvo que defender la corona franca de insurrecciones internas, por lo que no atendió las peticiones de auxilio del conde barcelonés. Como nadie respondió a sus peticiones de auxilio del conde, cuando en 987 el rey Hugo I Capeto exigió renovar los vínculos con la corona franca, la respuesta fuera un mutismo total. Ese fue el último contacto exigiendo la subordinación de los condes de la Marca Hispánica a los monarcas francos. Era la independencia de facto de la dinastía condal de Barcelona, no reconocida jurídicamente hasta la firma del Tratado de Corbeil, en 1258.​ 

A partir de 988 compartió el gobierno con sus hijos Ramón Borrell, el primogénito, que recibió los condados de Barcelona, Gerona y Osona, y Armengol, el hijo menor, a quien legó el condado de Urgel.​ Así, en 992, antes de que Borrell II hiciese testamento, sus dos hijos actúan ya como condes sin necesidad de su padre. El 24 de septiembre se leyó su testamento y unos días después, el 30 de septiembre del 992, Borrell II falleció, probablemente en la Seo de Urgel. 

Borrell II había hecho un viaje al monasterio de Saint-Géraud d'Aurillac en el 967. Gracias a este viaje, conoció a su esposa Letgarda de Auvernia o de Tolosa,​hija de Ramón III Ponce I, conde de Tolosa y duque de Aquitania, con la que tuvo dos hijos y tres hijas: Ramón Borrell, conde de Barcelona, Gerona y Osona; Ermengol I, conde de Urgel; Ermengarda, que contrajo matrimonio con Geriberto; Riquilda, que casó con el hermano del esposo de su hermana, Udalardo I, vizconde de Barcelona y; Adelaida Bonafilla, abadesa de San Pedro de las Puellas, comunidad que restauró tras haber sido arrasada por Almanzor en el 985. 

Tras la muerte de Letgarda, entre los años 977 y 980, se volvió a casar con Eimeruda de Auvernia. Algunos historiadores apuntan a que era hermana de Letgarda aunque no es posible confirmarlo. Este segundo matrimonio no tuvo descendencia y de Eimeruda no existe constancia documental posterior a la muerte de Borrell II. 

Desde 1270, y especialmente en la Crónica del monasterio de San Pedro de las Puellas de Barcelona, redactado en catalán entre 1278 y 1283, se recoge una falsa tradición de que el conde Borrell II murió en el asedio de Barcelona por Almanzor, concretamente en la batalla de Rovirans junto a 500 caballeros, y que los musulmanes lanzaron su cabeza dentro de las murallas de la ciudad sitiada para aterrorizar a sus habitantes, antes de proceder a su toma y posterior saqueo. 

Otras historias cuentan que Borrell huyó a las montañas de Manresa y publicó un bando ofreciendo Privilegio Militar Hereditario a cuantos se presentasen con armas y caballos para ir a reconquistar la capital y que habiendo reunido 900 aventureros, fueron allí delante reconocidos como militares con la denominación de Homes de Parático o del Paratge, para denotar que eran hombres preparados para auxiliar a su conde. Los Homes de Paratge tomaban asiento en la Cortes del Principado. 

Por otro lado, se ha relacionado a Borrell II como el verdadero iniciador de Cataluña como nación. Por eso se ha fijado en ocasiones el año 988 como el del nacimiento de la nación catalana. 






FUENTE: Condado de Castilla

Comentarios

Entradas populares