Carlos Arias Navarro. 191º Presidente en 1974-1975, 192º en 1975, y 193º en 1975.
Durante la dictadura de Francisco Franco (1936-1975) decimoquinto Presidente de Gobierno, desde el 4 de enero de 1974 al 5 de marzo de 1975; y decimosexto desde el 5 de marzo al 12 de diciembre de 1975.
Primer Presidente de Gobierno durante la Transición, desde el 12 de diciembre de 1975 al 3 de julio de 1976.
Nacido en
Madrid, el 11 de diciembre de 1908. En 1929, terminada la licenciatura de Derecho, ingresa en el Cuerpo Técnico
del Ministerio de Justicia con el número uno de su promoción. Prestó servicio en la Dirección General de Registros y Notariado hasta 1935,
año en que ingresó por oposición en la Carrera Fiscal, destinado en la
Inspección Fiscal del Tribunal Supremo.
Luchó en el
bando sublevado durante la Guerra Civil, participando en la represión de los vencidos
en Málaga. Su carrera política estuvo ligada al general Franco, del que
fue fiel servidor. Desde 1944 fue gobernador civil y jefe provincial del
Movimiento en León, Santa Cruz de Tenerife y Navarra; desde 1957, director
general de Seguridad; y desde 1965, alcalde de Madrid.
En 1973 Carrero Blanco le incluye en su gobierno, desempeñando la cartera de Gobernación, esta etapa
se caracterizó por su extremada dureza con los opositores. Su elección no fue casual,
ya que, como hemos visto, aportaba una amplia experiencia en los juicios
sumarísimos que se llevaron a cabo en los primeros años de la posguerra. Por
ellos se le conocía como el Carnicero de Málaga. El día 20 de
diciembre de 1973, la banda terrorista ETA asesinó a Carrero Blanco. Se supo
que los servicios secretos habían prevenido a Arias Navarro sobre la inminencia
de un atentado contra una alta autoridad del gobierno. Arias, como ministro de
la Gobernación, era el responsable de la seguridad de Carrero, a pesar de lo
cual no fortaleció las medidas de protección del almirante.
Al ser
nombrado por Franco, Presidente del Gobierno, el ascenso del que debía velar
por la seguridad del anterior presidente dejó estupefactos tanto a los afectos
al régimen como a la oposición. Su gabinete se completó el 3 de enero de 1974,
era un Consejo de Ministros claramente burocrático que tenía que hacer frente a
dos retos: por una parte, la crisis económica que afectaba al país; por otra,
la adecuación de la dictadura a la inminente muerte del dictador. Arias Navarro
decidió eliminar del gobierno a la tecnocracia del Opus Dei, dando el mando a
un técnico independiente como era Barrera de Irimo, al que nombró
Vicepresidente.
No tardó en
demostrar su incompetencia. La imagen enérgica que le había acompañado se
desvaneció al comprobarse su indecisión en los momentos cruciales. Su etapa al
frente del gobierno estaba carente de un plan de actuación política. Su
gabinete carecía de preparación para la difícil tesitura de la agonía del
régimen imperante. Su propia ineptitud hizo que pronto proliferaran traiciones
en el seno del gobierno. Habiendo sido cabeza visible de la represión, no podía
romper con la dureza del franquismo. De nuevo se dieron las ejecuciones de reos
políticos, forma que eligió Arias Navarro para afianzar su poder.
La certeza
de la cercana muerte del dictador, hacía imperiosa la toma de una postura
política hacia un nuevo período histórico. El 12 de febrero de 1974 Arias
Navarro compareció ante las Cortes para presentar su proyecto político, el “Espíritu
del Doce de Febrero”, en su exposición se dejaba entrever vagamente la
necesidad de un progresivo aperturismo de la dictadura. Pronto se comprobó que
dicho aperturismo no eran más que palabras. A finales de ese mismo mes monseñor
Añoveros, obispo de Bilbao, condenó en una homilía las torturas policiales y de
la guardia civil, así como la limitación de las libertades y la represión
existente en el País Vasco. El gabinete de Arias Navarro decidió la expulsión
del obispo, a pesar de las amenazas de excomunión lanzadas por éste. Otra
demostración de no apertura fue la ejecución del militante anarquista Salvador
Puig Antich, preso en la Cárcel Modelo de Barcelona por el asesinato de un
policía.
Arias
Navarro decidió también destituir de la Jefatura del Alto Estado Mayor al
general Díez Alegría al haberse entrevistado éste en Bucarest con Santiago Carrillo, secretario General del PCE en la clandestinidad, para sondear la
posibilidad de un futuro diálogo.
El famoso
espíritu proclamado por Arias se basaba en la aprobación de un Estatuto de
Asociaciones Políticas. Franco decidió dar su visto bueno a esta medida en
diciembre de 1974. Esta iba a ser la única medida reformista del gabinete Arias
Navarro. En el verano de 1975 el gobierno de Arias Navarro había perdido
completamente el rumbo de los acontecimientos. A pesar de las remodelaciones,
éste siguió mostrándose estupefacto ante el cambio que se avecinaba. En
septiembre se promulgó un decreto-ley contra el terrorismo, válido por dos años,
esto se tradujo en la ejecución de cinco terroristas para acallar las protestas
de la oposición. Eso no hizo, sino aumentar la indignación, a la que se sumó
gran parte de la opinión pública internacional, llegándose a asaltar algunas
embajadas españolas en el extranjero. Eran acciones como esta las que alentaban
las acciones terroristas contra las fuerzas de seguridad del Estado de grupos
como ETA o el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP). Con el
comienzo de la agonía del dictador, el 30 de octubre de 1975 el príncipe Juan Carlos de Borbón asumió la Jefatura del Estado.
Tras el
acceso de Juan Carlos I al trono, muerto ya Franco, Arias Navarro fue designado
jefe del gobierno. Formó un ejecutivo compuesto en su mayoría por franquistas
como Manuel Fraga. Por lo tanto, la actuación política de este primer gobierno
posfranquista no se alejó mucho de la de los últimos años de la dictadura. Sin
embargo, la evolución política reclamaba un verdadero giro hacia la democracia.
El 1 de julio de 1976 Carlos Arias Navarro presentó su dimisión, siendo sustituido
por Adolfo Suarez. Al abandonar el sillón gubernamental, le fueron reconocidos
sus desvelos por la patria con la concesión del título de marqués. Después de
esto pasó a engrosar las filas de Alianza Popular en las primeras elecciones
democráticas, sin obtener la carta de senador. De esta manera desapareció
Carlos Arias Navarro de la vida política española, falleciendo en Madrid el 27
de noviembre de 1989.
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