Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1923 y 1929)

 


Nació el 4 de julio de 1872, en Plymonth Notch (estado de Vernont), en el seno de una familia de granjeros de clase media, compaginando su trabajo en la granja familiar con los estudios elementales. El año 1891 ingresó en el Amhert College (estado de Massachusetts), institución especializada en Filosofía y Letras, especialmente los clásicos, allí se graduó, el año 1895, con honores cum Laude. Entre los años 1895 a 1897, estudió Derecho; comenzando a ejercer en Northampton. Debido a sus dotes como abogado, entró en la política en 1899, como concejal, por el Partido Republicano, en el ayuntamiento de su localidad, donde permaneció hasta 1916, primero como asesor jurídico y luego como alcalde. Antes de dar el salto a Washington, fue nombrado miembro de la Asamblea de Massachusetts, en el año 1905, y senador de su estado en 1911; fue designado subgobernador, entre 1916 y 1918, y, finalmente, en septiembre de 1919, gobernador del estado, cargo en el que consiguió fama cuando puso fin, con decisión y valentía, a más de dos días de huelga general de las fuerzas del orden de la ciudad de Boston. En semejante crisis, Coolidge intervino para exigir a los 1.117 agentes de policía, sobre un total de 1.164, su inmediata vuelta al trabajo y a la normalidad. Los huelguistas, convencidos de que nada podía modificar la tenacidad del gobernador, no tuvieron más remedio que desconvocar la huelga, y, la ciudad volvió a recuperar la tranquilidad y seguridad de antaño. A raíz de su excelente labor al frente del estado, fue nombrado por la Convención Nacional republicana de Chicago de 1920, candidato a la vicepresidencia acompañando al candidato presidencial Warren G. Harding, tándem que venció, el 4 de marzo de 1921, a la candidatura demócrata de James M. Cox y Franklin D. Roosevelt.

Cuando llevaba dos años ejerciendo de vicepresidente, la repentina muerte, el 3 de agosto de 1823, de Warren G. Harding, le convirtió en presidente del país. Heredaba una situación política comprometida a todos los niveles; un partido devorado por varias facciones; un Congreso dominado por los demócratas, contrario la política presidencial; y, lo más grave, una administración desacreditada por los continuos escándalos financieros y por el alto grado de corrupción administrativa que llegaba hasta las más altas instancias. Adoptando frugalidad, un ascetismo político y honradez, Coolidge se propuso devolver la dignidad a la presidencia y a la clase política. Para conseguirlo, la primera medida fue la de hacerse con las riendas políticas de su partido, a la par que iniciaba una profunda reforma económica aprovechándose de un momento de prosperidad que sacudía a todo el país. Logró reducir la deuda pública, bajó los impuestos directos y facilitó la concesión de créditos financieros por medio de la Reserva Federal, convencido de que era el Estado el que debía dirigir el equilibrio presupuestario. También llevó a la práctica la no intervención estatal en el funcionamiento de las empresas privadas, vetó el pago de los bonos de guerra a los veteranos de la Primera Guerra Mundial su objetivo era ahorrar en los gastos presupuestarios y mantuvo la misma política proteccionista de aranceles altos para los productos de importación con el fin de preservar el comercio y la producción industrial interior.

En cuanto a lo referente a la política exterior, Coolidge se mostró inamovible respecto al pago de la deuda contraída por los aliados y los países perdedores con Estados Unidos tras la Gran Guerra, circunstancia que no le impidió establecer un calendario cómodo para que pudieran hacer efectivo dichos pagos, además de impulsar el Plan Young de ayuda económica a Alemania, la gran perdedora. Firme defensor del aislacionismo y de la prudencia en las relaciones exteriores, estableció un clima de paz y entendimiento entre todas las naciones. No en vano, instó a su secretario de Estado, Frank B. Kellogg, a que ratificase, junto con su homólogo francés, Aristide Briand, la firma, el 27 de agosto de 1928, del Pacto de Briand-Kellogg, por el que ambas naciones condenaban la guerra como instrumento para resolver los conflictos internacionales, al que se adhirieron 63 Estados más. Coolidge también moderó la política intervencionista de las pasadas administraciones, en Latinoamérica, como demostró con la firma de un tratado bilateral en México que puso fin a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países, que había sido establecida en 1917 como consecuencia de la nacionalización por parte de México de su industria petrolífera, en la que los Estados Unidos tenían importantes inversiones. Su integridad y mano firme para acabar con la corrupción y el período de prosperidad económica propiciaron su reelección para una segunda presidencia en 1924. Venció con contundencia a sus dos oponentes, el demócrata Davis y a Robert Latóllete, candidato de una tercera fuerza política de efímera existencia, el Partido Radical Progresista.

 

 

Durante su segundo mandato presidencial, reafirmó su política exterior de carácter aislacionista, basada en mantener buenas relaciones, distensión y desarme, pero sin firmar acuerdos políticos con segundos países que pudieran comprometer al país, salvo el ya aludido Pacto Briand-Kellogg, el cual no pasaba de ser más que una declaración de principios. Coolidge destacó por votar dos veces consecutivas el proyecto de Ley McNavy-Hangen, en 1927 y 1928, por el que se pretendía mejorar la calidad de vida de los pequeños y medios agricultores y superar los niveles de producción de las cosechas, alegando la necesidad de un recorte presupuestario para controlar la inflación.

Su falta de iniciativa en lo referente a la política durante el transcurso de su segundo mandato decepcionó a gran parte de su electorado, que estaba acostumbrado a una actuación presidencial más activa, dicha pasividad contribuyó a la especulación sin freno, lo que desembocó en el funesto crac de Wall Street, de octubre de 1929, meses después de haber abandonado la presidencia. La causa de su tan significativo cambio de actitud parece ser que se debió a la trágica muerte de su hijo, en julio de 1924, de la que nunca logró reponerse. Así pues, en una conferencia que dio en Rapid City (estado de Dakota del Sur), Coolidge anunció su decisión de no presentarse a la reelección presidencial de finales de 1928. Dejó el puesto de candidato republicano a Herbert C. Hoover, que resultó elegido presidente. Retirado de toda actividad política, pasó el resto de su vida en Northampton, escribiendo su autobiografía y varios artículos periodísticos económicos y políticos, textos publicados en Boston. El mismo año de su retiro, Coolidge fue nombrado director de la New York Life Insurance Company, en la que permaneció hasta su muerte, causada por un ataque al corazón, e 5 de enero de 1933.

Bibliografía

  • WikipediA, CNN en español y Biografías MCN.





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Ramón Martín

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