Ángeles adorando la Santa Faz de Luca Giordano
Realizado hacia 1700
Óleo sobre lienzo de
102 X 261 cm
Depositado en otra
institución
Grisalla que muestra dos ángeles
sosteniendo la Santa Faz, mientras que, en el primer plano, otros
dos ángeles de mayor tamaño, desconsolados, lloran de rodillas. Uno oculta su
rostro con un paño, mientras que el segundo mantiene una actitud orante y
recogida.
Las fuentes históricas son especialmente
parcas en información relativa a esta pintura. Fue Antonio
Ponz el más explícito, al mencionarla en la
sacristía de la capilla de la Casa del Tesoro del Alcázar, afirmando
además que servía de «frontal» en el «monumento de Semana
Santa». El mismo autor señala la existencia de otra
grisalla en el mismo espacio, que describe como la «Cena del Señor con sus apóstoles»,
también de Giordano, añadiendo que ambas presentaban un delicado estado de
conservación. La ausencia de noticias posteriores alentó la sospecha de que el
cuadro había desaparecido o que perteneció a un monumento funerario. La
realidad es que estas dos pinturas debieron formar parte de un monumento
efímero de exaltación eucarística que debía montarse en algún lugar relevante
de la capilla de la Casa del Tesoro o de la del Alcázar.
A favor de la primera localización está el hecho de que ese fuera su lugar de
depósito. Sin embargo, su escasa relevancia —era iglesia dependiente de la
capilla del Alcázar destinada a los criados del rey—
permite sospechar que el destino del monumento era esta última y que, concluida
la Semana Santa, sus elementos constructivos y
decorativos se almacenaban en la sacristía de la capilla de la Casa del Tesoro.
Si esto fuera así, la sucesión de traslados y montajes podría justificar el
delicado estado de conservación que hoy se aprecia y que ya comentaba Ponz.
No queda claro por qué Giordano utilizó
la técnica de la grisalla, y la ausencia de noticias sobre el aspecto del
monumento impide conocer sus razones. Efectivamente, otras pinturas de tema
semejante formaron parte de la religiosidad privada de los monarcas (en el caso
de Jacopo Amigoni, Prado)
o se ubicaron como sobrepuerta del oratorio del rey (en el caso de Corrado
Giaquinto, Prado), que, al menos en este último caso,
resulta ciertamente improbable en una pintura destinada a un monumento efímero.
Podría pensarse en un frente de altar (el «frontal» al que se refieren las
fuentes históricas) en el que se situara el cáliz con la hostia consagrada. En
otro lugar indeterminado se colocaría la segunda pintura de Giordano conservada
en la sacristía de la capilla de la Casa del Tesoro, también citada por Ponz,
que comporta también significado eucarístico. No resulta fácil proponer una fecha
para esta pintura. Por una parte, su ausencia de color y, por otra, el haber
sido concebida para un monumento efímero, constituyen elementos que podrían
justificar su aspecto abocetado y remiten al final de su periodo español.
TEXTO:
Web del Museo de El Prado
Ramón
Martín
Comentarios
Publicar un comentario