Manifiesto de Sandhurst de 1874
De un claro carácter político, se atribuye su
autoría a don Alfonso de Borbón, futuro Alfonso XII, aunque el verdadero autor del texto fue el liberal moderado Antonio Cánovas del Castillo, político que durante los años del Sexenio
Democrático defendió la vuelta de la casa de Borbón a España. Cánovas le pide
al joven Alfonso —que cuenta 18 años—, que firme la carta, para poder restaurar
la monarquía y superar el fracaso que supuso el Sexenio Democrático y la
situación del país en 1874 bajo la dictadura de Serrano, los
enfrentamientos en Cuba, la guerra carlista y los aún “calientes” rescoldos del
cantonalismo. Está destinado al público en general, con la intención de
convencer a la nación de las intenciones, dentro del liberalismo, del nuevo
aspirante al trono español. No obstante, la idea principal, que queda enmarcada en el
texto, es el ofrecimiento de Alfonso de encabezar la Restauración borbónica
en España. También aparecen otras ideas, con la intención de afianzar esta
idea principal.
En el
primer párrafo, Alfonso, destaca su legitimidad al trono. Agradeciendo a su
madre, Isabel II, el haber abdicado en él. En
los dos siguientes párrafos, hace una defensa de un sistema monárquico
parlamentario, dando a entender que, únicamente a través de las Cortes, el
pueblo puede ejercer su soberanía, y solo de forma parlamentaria, es posible
solucionar los problemas que tiene España. En el cuarto y quinto párrafo, hace
alusión a «que nuestra patria lo sea de verdad», deseando que sea como «las
naciones más grandes y prósperas», clara alusión a Gran Bretaña, respetando
la historia de España, de estado monárquico y centralizado. En el último
párrafo, deja claras sus aspiraciones e intenciones políticas, monárquico,
católico y liberal.
Con el
Manifiesto de Sandhurst, se abre el periodo de la «Restauración», aunque
Cánovas, verdadero artífice de dicha «Restauración» prepara una vuelta
tranquila del heredero, pero los acontecimientos se precipitan con el
pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto el 29 de
diciembre de 1874. Se forma un gobierno provisional con Cánovas al frente, que
trajo de vuelta a Alfonso XII en enero de 1875, en un ambiente sin agitaciones,
ya que la dictadura de Serrano, envuelta en la guerra
carlista, la de Cuba y la cantonalista, hacía crecer en la opinión pública el
deseo de un cambio de régimen de manos de Alfonso de Borbón.
Academia Militar de Sandhurst |
Una vez
proclamado rey, comienzan los cambios en la política española que dará lugar,
al periodo constitucional más largo conocido en España. El primer cambio será
una pacificación militar, en 1876 se consiguió la victoria definitiva sobre los
carlistas, y en 1878 tiene lugar la Paz de Zanjón, que termina con la Guerra de
Cuba, el movimiento cantonalista, que solo tenía focos residuales como el de
Cartagena, también se extinguió.
En 1876
se aprueba una Constitución que se caracterizará por
su flexibilidad, que permitía ajustarse a los dos partidos dominantes, aunque
en el fondo tenía un carácter fundamentalmente conservador. Para la
Constitución, la figura del rey es inviolable y con bastantes poderes. Se
declara un estado confesional donde la religión oficial es la católica, aunque
se toleran otros cultos.
A pesar
de proclamarse un Estado Constitucional, Cánovas ideó un sistema
conocido por «turnismo político» o «canovismo» que consistía en
que, los partidos principales como el Partido Liberal Conservador y el Partido
Liberal Fusionista se alternaran pacíficamente en el poder. El rey,
actuaría de árbitro en cada situación y tendría la capacidad de disolver las
Cortes y convocar elecciones cuando las cosas no fuesen bien. En la práctica era
un sistema que corrompía la Constitución y las leyes electorales, puesto que, ambos
partidos pactaban, y mediante el encasillado reparto de votos realizado por el
Ministro de Gobernación y una extensa red clientelar, por medio de los «caciques»
se alteraban los resultados electorales. Aun así, este sistema constitucional
es el más longevo de la Historia de España. A pesar de las intenciones de
Cánovas del Castillo, la Restauración no consiguió resolver la mayoría
de los problemas que tenía España.
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