La batalla de Talavera de 1809
Como hemos podido ver a lo largo de
los capítulos anteriores, en mayo de 1808 estalla la guerra, de una forma
generalizado, contra los ejércitos napoleónicos que habían entrado en España,
con la excusa de atacar Portugal. Talavera siembre ha sido un lugar estratégico,
ya que se encuentra situada cerca de Madrid y de Toledo, siendo además lugar de
paso hacia Portugal, lo que la hacía una plaza fundamental tanto para las
tropas francesas como para el ejército hispanobritánico.
En noviembre de 1808 las tropas
españolas, mandadas por el general Benito San Juan han sido derrotadas
en la batalla de Somosierra y, como consecuencia de esa derrota, el 4 de
diciembre el propio Napoleón entra triunfal en Madrid. Tras estos dos acontecimientos la Junta Suprema
Central que se encontraba en Aranjuez y estaba presidida por el conde de
Floridablanca decide trasladarse más hacia el sur, por lo que se instala en
Cádiz, pasando por Talavera entre el 4 y 6 de diciembre de 1808. Tras la batalla de Somosierra, unos 7.000 soldados llegan a Talavera, con ellos el
general Benito San Juan pretende reorganizar su ejército, pero la
soldadesca, presa de la ira por la derrota sufrida, lo acusó de traidor y dándole
muerte. Pocos días después, el ejército napoleónico, en su avance hacia Portugal,
conquista Talavera a finales de diciembre de 1808.
En abril de 1809 llega a Portugal sir
Arthur Wellesley, duque de Wellington, que, junto al general Gregorio
García, inician la llamada Campaña del Tajo. Ambos pretenden
combatir al mariscal francés Victor, el cual se encontraba acantonado en
la zona comprendida entre Talavera y el río del Alberche. Ante la presión de
ambos generales el mariscal decide abandonar Talavera el 22 de
julio quemando antes cosechas, casas y realizando toda clase de
estragos en la ciudad. Tras la retirada francesa, Talavera queda desolada y arrasada,
Había perdido sus cosechas y se encontraba destrozada económicamente. Por un
lado, rodeada por las tropas hispanobritánicas en su afán por proteger la plaza
y, por otro, las tropas francesas preparándose para reconquistarla. Así fueron
pasando los siguientes días de julio, hasta que el 27 de julio tiene lugar el primer
combate en el campo de batalla.
Esta batalla tuvo lugar entre la sierra de Segurilla al Norte hasta Talavera, con el río Tajo
al sur y toda la zona al oeste de la villa. Los franceses ocuparon
la zona este, separando ambos ejércitos el arroyo de la Portiña. Las tropas del
mariscal Victor habían sido reforzadas por las fuerzas del propio José
Bonaparte y las de Sebastiani, con lo que alcanzaban los 45.000
hombres, mientras que el ejército hispanobritánico, estaba comandado por los
generales Wellesley y Cuesta.
La batalla se desarrolló entre la mañana del 27 hasta bien entrada
la madrugada del 28. Ambos contendientes soportaron los ataques del contrario
situándose Wellesley en los altos del cerro de Medellín y la Sierra de
Segurilla, por lo que tenían una situación ventajosa, pues desde aquí se podía
divisar todo el campo de batalla. En la mañana del 28 de julio volvieron a
reanudarse los ataques, siendo repelidos de nuevo, por lo que a última hora de
la tarde el ejército francés, optó por retirarse, dando por perdida la batalla de Talavera. Sin embargo, esta victoria fue poco
rentabilizada, ya que, el mariscal Soult tomó
Plasencia, en los primeros días de agosto, con o que quedaba comprometida la
ruta de retirada hacia Portugal; por lo que Wellesley se dirigió a
Plasencia entre el 2 y el 3 de agosto dejando desprotegida Talavera. Al quedar
desprotegida la ciudad, el 6 de agosto de 1809 el
mariscal Victor regresó a Talavera recuperándola y tomando
represalias contra una población diezmada, por haber ayudado a las tropas
hispanobritánicas. Talavera estaría ocupada de forma intermitente hasta ser
liberada definitivamente el 3 de abril de 1813. El paso de la guerra dejó una
Talavera diezmada.
En la actualidad, tenemos, como recuerdo de la batalla, el laurel plantado en 1909 en
los jardines del Prado, y un monolito junto al cerro de Medellín. Además, en
1990 fue erigido en el cerro de Medellín un monumento conmemorativo.
La batalla de Talavera, al igual que la de Somosierra tuvo bastante relevancia. España tiene una historia de lucha y superación, aunque en estos días no lo parezca. Te aplaudo. Un abrazo
ResponderEliminarEfectivamente, ambas son batallas poco conocidas, pero que tuvieron una gran importancia en el desarrollo de los acontecimientos posteriores. Un abrazo.
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