María de Médici, segunda esposa de Enrique IV rey de Francia
Nacida el 26 de abril de 1573 en
Florencia. Fueron sus padres Francisco II, gran duque de Toscana
y la archiduquesa Juana de Austria.
En octubre del año 1600 contrajo
matrimonio con el rey Enrique
IV de Francia, el cual se había separado de Margarita
de Valois. Con este matrimonio, el rey, pretendía que la fortuna
de los Médici le ayudara a sanear las cuentas de la monarquía. Pero
pronto María se hizo odiar por Enrique,
debido a su carácter frío y autoritario, y a la ligereza de sus costumbres. El
rey tenía sus devaneos amorosos y al poco tiempo de celebrase su matrimonio,
instalaba a su amante, la marquesa de Vernouil, cerca de la reina, al
darle un puesto en la casa de la reina.
María de Médici, por su
parte, realizaba continuos gastos, repartiendo dinero entre sus partidarios,
entre ellos su favorito, Concino Concini, y la esposa de éste, Leonor
Galigai. A causa de esto, las relaciones con el rey no eran cordiales. En 1601
nació el hijo de ambos, el delfín Luis, futuro rey Luis XIII,
y la situación, en lugar de mejorar, empeoró. En los ocho años siguientes, el
matrimonio tuvo cinco hijos más, pero la relación no mejoraba. El príncipe los
desunió aún más, ya que fue el pretexto para que en torno a María se formase un
grupo de partidarios que eran favorables a la política de la monarquía
española, la gran rival de Francia. Así las cosas, Enrique
IV inició los preparativos de la campaña que pretendía realizar en
Alemania. María obtuvo de su esposo que la nombrase regente en su ausencia. También
logró que se celebrase la ceremonia de la consagración, que había sido
aplazada, cosa que tuvo lugar el 13 de mayo de 1610. Al día siguiente el rey moría
asesinado. Esto levantó muchas sospechas, suponiendo que María hubiera tenido
algo que ver en el fallecimiento. Pero no se pudo probar nada.
Antes de que el rey muriera fue
nombrada regente durante la minoría del rey Luis XIII. Durante esta
regencia cambió las líneas generales de la política internacional de Francia, ahora
se buscó la amistad con España, fruto de lo cual, fueron los matrimonios
franco-españoles en 1615, en los que el rey Luis XIII se casó con la
infanta Ana de Austria, mientras que Isabel de Francia
lo hacía con el príncipe de Asturias, Felipe.
En los inicios de la regencia, mantuvo a su lado a Sully, pero inició
los honores para personajes como Guisa o Condé, así como a los
que habían sido enemigos de su difunto marido. Pero esta política, ayudada por Concino
Concini, motivó el descontento de los nobles, que la obligaron, en 1614, a reunir
los Estados Generales y repartir lo que había ahorrado el tesoro durante
el reinado de Enrique
IV, pero los nobles siguieron con sus reivindicaciones por lo que hubo
de emplear la fuerza contra ellos. El 20 de octubre de ese mismo año se nombró
a Luis XIII mayor de edad.
La situación llegó al límite
cuando su favorito, Concino Concini, fue asesinado el 24 de abril de
1617 por Carlos Alberto de Luynes, favorito de Luis XIII, cumpliendo
órdenes del soberano. Pese a haberse declarado la mayoría de edad de Luis
XIII, el gobierno continuó en manos de María y de Concino Concini, nuevo
marqués de Ancré. El asesinato significaba un intento del nuevo rey de
desvincularse de la política materna. Luynes forzó a María a retirarse de
la corte en 1617 y fue recluida en la fortaleza de Blois. En febrero de
1619 pudo abandonar su reclusión y nuevamente, dispuesta a obtener el poder,
reunió a algunos nobles descontentos. Pretendía enfrentarse a su hijo, cosa que
finalmente no sucedió, ya que se reconciliaron hacia 1622. Dedicó sus energías
e influencias para que en 1624 se nombrara cardenal a Richelieu, su
confesor, el cual entró en el consejo real el 29 de abril, recibiendo también,
por parte del rey, el nombramiento de primer ministro, sustituyendo a Luynes.
Richelieu, mostró independencia de criterio y se negó a doblegarse a las
exigencias de María, que pronto inició las conspiraciones contra el cardenal,
cuando el cardenal, se opuso a una alianza franco-española, alineándose con las
potencias protestantes contra la monarquía hispánica.
Parecía, en 1629, que María había
ganado la partida política cuando su hijo la nombró regente, al iniciar la
campaña de Italia. Cuando su hijo regresó le planteó, el 10 de noviembre de
1630, que Richelieu debía abandonar el gobierno. Pareció que Luis
se plegaba a dicho planteamiento, pero el cardenal maniobró hábilmente y logró
en febrero de 1631 que la reina fuera desterrada a Compiègne. En abril, María
se fugó de su confinamiento y se refugió, el mes de julio, en Bruselas (Países
Bajos españoles). Aquí continuó las conspiraciones reunida con otro de sus
hijos, Gastón de Orleans que también conspiraba contra su
hermano, aunque su actitud hacia la monarquía hispánica era tan negativa como
la de Luis XIII. En Bruselas, donde, al parecer, había llegado María con
la ayuda del conde-duque de Olivares, continuó su política
proespañola, con el abad Scaglia, actuando cono embajador de la monarquía
hispánica ante María, recibiendo de España una considerable ayuda económica, al
iniciarse la guerra contra Francia.
En 1638 continuó su huida, esta
vez hacia Londres, lugar donde residían los nobles más significativos, de la
oposición a Luis XIII, llegando en el otoño de ese año. Sin embargo en
1641 y por la presión que ejerció el Parlamento sobre su yerno, el rey Carlos
I, hubo de salir de Inglaterra, dirigiéndose hacia Alemania. Allí y a
pesar de todos los esfuerzos que realizó para regresar a Francia, murió en
Colonia el día 3 de julio de 1642.
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