Lyndon B. Johnson, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1963 y 1969

 


Nació el 27 de agosto de 1908, en Stonewall, condado de Gillespie (estado de Texas), em una familia granjera de origen modesto, con una larga tradición política en Texas, ya que su abuelo y su padre fueron congresistas de la Asamblea estatal, Johnson realizó sus primeros estudios en una escuela pública de Johnson City. En el año 1927, tras pasar por diversos empleos en California, ingresó en el Southwest Texas State College de San Marcos. Tres años más tarde, salió con el título de maestro, lo que le permitió trabajar como tal en el Sam Houston High School de Houston, donde permaneció unos meses pues, a finales de 1931, comenzó a trabajar en la campaña política de Richard Kleberg para la Cámara de Representantes de Washington. Kleberg, una vez salió elegido, le nombró su secretario personal en Washington, período en el que Johnson entabló una intensa amistad con el presidente del Congreso, Sam Rayburn. De regreso a Texas, el presidente Franklin D. Roosevelt, le nombró director de la National Young Administration (Administración Nacional de la Juventud), donde se mantuvo hasta 1937. En 1934, había contraido matrimonio con Claudia Taylor (Lady Bird), mujer que colaboró con su marido en todas las campañas políticas en las que participó.

Johnson consiguió su primer puesto político de importancia en abril de 1937, al resultar elegido miembro de la Cámara de Representantes por el Partido Demócrata. Durante la administración de Roosevelt —del que fue partidario incondicional—, se convirtió en uno de los políticos más influyentes del entorno presidencial y fue nombrado, en el año 1942, presidente de la Comisión de Asuntos Navales. A pesar de su condición de congresista, durante la Segunda Guerra Mundial, se alistó como voluntario en las Fuerzas Navales, como soldado. Sirvió en la Guerra del Pacífico, donde destacó en Nueva Guinea, lo que le valió ser condecorado, en 1942, con la Estrella de Plata al valor por el Congreso, además de ser ascendido a comandante de fragata.

Acabada la guerra, se presentó candidato para ocupar un escaño en el Senado en el año 1948. Venció, tras una durísima pugna, al candidato demócrata Coke Stevenson. En esta nueva etapa, se especializó en asuntos de defensa y de derechos humanos. Debido a sus cualidades como orador, a su empuje y ganas de trabajar y, especialmente, a su gran poder de comunicación, Johnson salió airoso en todos los debates en los que participó, circunstancia que le convirtió, primero, en líder de la minoría demócrata en el Congreso, en 1953, y, dos años después, de la mayoría, a raíz de la victoria demócrata en las elecciones al Congreso. Recuperado de un serio ataque al corazón, sufrido en 1956 que le apartó temporalmente de la política, regresó con más fuerzas, participando en la campaña presidencial del candidato demócrata Adlai Stevenson y consiguió, la aprobación de la primera ley sobre los derechos civiles desde que finalizó la Guerra de Secesión, en 1865. En lo más alto de su prestigio político, el presidente republicano Dwight D. Eisenhower, le nombró, a pesar de pertenecer al Partido Demócrata, embajador de los Estados Unidos ante la ONU. Durante la Convención Nacional del Partido Demócrata del año 1960, Johnson se presentó como candidato a la presidencia. Pero, contra todo pronóstico, tanto él como los también demócratas, Stuart Symington y Hubert Humphrey, fueron derrotados por un desconocido congresista por Massachusetts, John F. Kennedy, quien, para asegurarse el apoyo de los dirigentes demócratas del Sur, invitó a Johnson a formar parte de su candidatura como vicepresidente. Tras una inicial negativa, consecuencia del rechazo que tenía por el joven Kennedy, acabó aceptando la propuesta, colaborando estrechamente en la campaña que le llevó a la Casa Blanca, al derrotar al candidato republicano Richard Nixon.

Su corto período como vicepresidente le produjo una gran frustración por la falta de iniciativas propias y por el papel secundario al que fue relegado por el entorno del presidente, especialmente por el hermano de éste, Richard Kennedy, quien le consideraba un intruso y al que trató de indisponer con J.F.K., hasta el punto de que éste estuvo dispuesto a sustituirlo al frente de la vicepresidencia si conseguía ser reelegido. No obstante, a pesar de las trabas y del vacío político del que fue objeto, Johnson obtuvo un papel fundamental en el importante programa espacial que Kennedy se proponía llevar a cabo: fue nombrado director del Consejo Nacional de Aeronáutica y del Espacio. También se le nominó presidente del Consejo Asesor del Departamento de la Paz y del Comité Presidencial para la Oportunidad de Empleo, organismos en los que demostró su capacidad organizativa y política. En 1962, realizó un viaje al Lejano Oriente y al Sudeste asiático para tratar diversos temas con los presidentes de: Vietnam, Filipinas, China nacionalista, Paquistán, Tailandia y la India. Ese mismo año, actuó como representante del presidente para tratar la situación delicada de Berlín, entrevistándose con el canciller germano-occidental, Konrad Adenauer y con el alcalde de la ciudad, el socialdemócrata Willy Brandt.


 



 

En el otoño de 1963, Kennedy se embarcó en una gira por varios estados del Sur para conseguir el apoyo necesario de los dirigente sureños del partido en las próximas elecciones a la presidencia y así poder conseguir la mayoría necesaria en el Congreso. Johnson le acompañó por ser sureño y por su gran ascendente en el Partido Demócrata. El 22 de noviembre, mientras el presidente era conducido en automóvil por las calles de Dallas (Texas), fue asesinado. Antes de regresar a Washington, Lyndon B. Johnson juró su nuevo cargo, a las dos de la mañana, en el mismo aeropuerto de la ciudad. Las trágicas circunstancias que le condujeron a la Casa Blanca le colocaron en una situación muy difícil. Consciente de ser un sustituto de Kennedy, carente de su aplomo y planteamiento intelectual y sabiéndose incapaz de inspirar el mismo grado de simpatías y de devoción del pueblo, su gobierno se caracterizó por estar bajo la prolongada sombra del difunto presidente, incluso después de haber conseguido, en 1964, una aplastante victoria sobre su oponente republicano, Barry Goldwater, que le convirtió en presidente por derecho propio. Para paliar la sensación de culpa tras el trágico asesinato de Kennedy, Johnson se dedicó a la tarea de convencer al Congreso para que aceptase todas las propuestas del programa político diseñado por su predecesor, así como algunas leyes de su propia cosecha. Con una rapidez inusual, logró sacar adelante leyes sobre reducción fiscal e inmigración y fomentó la creación de nuevos centros para la educación superior. Durante su primera legislatura, los dos logros más representativos fueron, la aprobación, en agosto de 1964, de la Civil Rights Act (Ley sobre los Derechos Civiles), por la que se garantizaba a los negros y demás minorías del país, el ejercicio total de sus derechos como ciudadanos y puso fin a la segregación racial, y la Economic Opportunity Act (Ley de Oportunidades Económicas), también el mismo mes.

En las elecciones presidenciales de finales de 1964, Johnson literalmente arrolló al candidato republicano Goldwater gracias a su tentador programa político, al que bautizó con el nombre de «Great Society», en clara referencia al «New Deal» de Franklin D. Roosevelt. Semejante victoria le permitieron tener las manos libres para plasmar su programa. Pero dos cuestiones hicieron difícil el cumplimiento electoral: Vietnam y la radicalización de los conflictos raciales en el interior del país.

Pese a la promulgación de la ley sobre los derechos civiles, ésta muy pronto se mostró estéril en cuanto a la mejora económica de las minorías, lo que provocó la insatisfacción de estas comunidades y la aparición de tensiones que desembocaron en gravísimos disturbios en las principales ciudades del país. El panorama se agravó al preferir, los líderes negros, a encuadrarse en organizaciones extremas y radicales, como el Black Power y los Musulmanes Negros, y con el surgimiento de verdaderos líderes, capaces de movilizar a grandes multitudes descontentas: Stokely, Malcolm X y Martín Luther King. Los asesinatos de los dos últimos no hicieron más que aumentar la tensión y obligar al ejército a intervenir. Para intentar paliar la situación, intentó la aprobación por decreto la Ley de Vivienda Abierta, que prohibía la discriminación racial en la venta o alquiler de pisos. Aunque logró calmar algo los ánimos, lo cierto es que apenas aportó nada positivo. El tema de los derechos civiles quedó relegado por otro gran problema: el Vietnam.

La complicada Guerra de Vietnam no acababa de encontrar una salida satisfactoria para los Estados Unidos. Johnson, atrapado bajo la ortodoxia ideológica de la Guerra Fría, optó por llevar a cabo una escalada progresiva en las operaciones para evitar, según sus propias palabras «la propagación de una segunda Cuba en Oriente», Vietnam acabó convirtiéndose en un mal irremediable. A finales de 1968, el coste de la guerra había ascendido a 30.000 millones de dólares anuales, más de 200.000 bajas, entre muertos y heridos de gravedad, y 35.000 hombres luchando en la zona del conflicto. A medida que Estados Unidos se implicaba más en el conflicto, un proceso de oposición apareció en el interior del país; a partir de 1965, se produjeron manifestaciones contra la Guerra de Vietnam, destacando la de los estudiantes universitarios, junto a un nutrido grupo de congresistas republicanos y demócratas (los «palomas»). El aumento del rechazo hacia la contienda y la cada vez mayor oposición interna de su propio partido hacia su política bélica, encabezada por Robert Kennedy y Eugene McCarthy, hizo que Johnson diera un giro radical en su política. El 31 de marzo de 1968, Johnson anunció el cese temporal de las operaciones militares en Vietnam y su decisión de no presentarse a una segunda reelección presidencial. Tampoco estuvo muy afortunado cuando ordenó, en abril de 1965, la intervención del ejército en la República de Panamá, con la excusa de proteger los intereses y las vidas de los ciudadanos estadounidenses, cuando lo que realmente pretendía era evitar la instalación en aquel país de un Gobierno progresista. Presionado por el propio Congreso y su partido, se vio obligado a buscar una solución de compromiso para retirar las tropas del país caribeño.

En cuanto a sus relaciones con la URSS, Johnson no desestimó llegar a un entendimiento con el Kremlin. Durante la breve Guerra de los Seis Días, entre árabes e israelíes, en junio de 1967, Johnson realizó la primera prueba del famoso teléfono rojo entre Washington y Moscú. La cuestión vietnamita fue abordada en una entrevista mantenida en Glassboro (Nueva Jersey) con el primer ministro soviético Alexei N. Kossiguin, en junio de 1967, en la que ambos países se comprometieron a no intervenir en el problema de Oriente Próximo, pero no así en lo referente a Vietnam.Tras su renuncia pública a presentarse a una segunda reelección en favor de su vicepresidente, Hubert Humphrey, inició los preparativos de las conversaciones de paz en París entre representantes estadounidenses y norvietnamitas. Cuando abandonó su cargo, el 20 de enero de 1969 se retiró a su rancho de San Antonio donde redactó unas interesantes memorias, en las que exponía sus particulares puntos de vista sobre su difícil y complicado período presidencial.

Johnson murió de un ataque de corazón, el 22 de enero de 1973. Dejó un legado de lucha contra la pobreza y una legislación sobre asistencia social que los presidentes posteriores aprovecharon.


Bibliografía

  • WikipediA, CNN en español y Biografías MCN.





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Ramón Martín

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