La Valquiria de Richard Wagner

 


Richard Wagner, para escribir esta ópera, se inspiró en la mitología nórdica. En ella, las valquirias son las hijas del dios Wotan y la madre tierra (la diosa Erda), que fueron concebidas como guerreras para defender el Valhalla (Olimpo germánico), del acecho de los nibelungos y poder recoger las almas de los héroes muertos en batalla para llevarlos a su descanso eterno.

Aunque La Valquiria es la segunda de las óperas del Anillo del nibelungo, en realidad, fue la tercera en el orden de concepción. Wagner trabajó de atrás hacia adelante en el planteamiento de la ópera a partir de la muerte de Sigfrido. Pero descubrió que necesitaba otra ópera que narrara la juventud del héroe mitológico. Más tarde, decidió que necesitaba contar la concepción del mismo y de los intentos de Brunilda por salvar a los padres del héroe, y finalmente decidiendo que también necesitaba un preludio que contara el robo original del oro del Rin y la creación del Anillo.

El maestro mezcló el texto de estas dos óperas, las últimas que planeó: La Valquiria, que originariamente se tituló: Sigmundo y Siglinda: el castigo de la valquiria y lo que se convertiría en El oro del Rin. Wagner había escrito en «Una comunicación a mis amigos», su intención de crear una trilogía de óperas en agosto de 1851, pero no produjo nada de la trama de Sigmundo y Siglinda hasta noviembre. El verano siguiente, cuando Wagner y su esposa alquilaron un apartamento en el Zürichberg, en la actualidad Hochstrasse, 56-58 de Zúrich, es allí donde entre el 17 y el 26 de mayo de 1852, comenzó con el borrador en prosa de La Valquiria, que consistía en una extensa descripción de la historia, y entre el 1 de junio y el 1 de julio, el borrador en verso. La copia definitiva del texto estaba ya acabada para el 15 de diciembre de 1852.

Incluso antes de que el texto del Anillo estuviera terminado, Wagner había empezado a esbozar parte de la música. El 23 de julio de 1851 escribió en una hoja de papel, lo que ha llegado a ser el tema más conocido de todo el ciclo: la Cabalgata de las valquirias. Otros borradores de La Valquiria los escribió en el verano de 1852, pero no sería hasta el 28 de junio de 1854 cuando empezó a transformarlos en un borrador de los tres actos de la ópera. Este borrador preliminar estuvo terminado para el 27 de diciembre de 1854. Gran parte de esta etapa de la ópera se superpuso con el de la versión orquestal final de El oro del Rin.



Como Wagner había incluido alguna indicación, en cuanto a la orquestación en el borrador, decidió seguir adelante para desarrollar una partitura completa en enero de 1855, sin preocuparse por escribir, previamente, un borrador de instrumentación, como había hecho con El oro del Rin. Fue una decisión que pronto lamentaría, pues debido a las numerosas interrupciones —incluyendo una visita de cuatro meses a Londres—, hicieron que la tarea de orquestación fuese más difícil de lo que esperaba, ya que, si pasaba demasiado tiempo entre el borrador inicial de un pasaje y su posterior elaboración, no podía recordar cómo había pensado orquestar el borrador. Como consecuencia, algunos pasajes tuvieron que ser compuestos de nuevo. A pesar de todo, Wagner, perseveró y la partitura estaba terminada el 20 de marzo de 1856. Comenzó la copia definitiva el 14 de julio de 1855 en el centro turístico suizo de Seelisberg, donde pasaba unas vacaciones con su esposa, y la terminó en Zúrich el 23 de marzo de 1856, tres días después de concluir la partitura íntegra.

Fue estrenada en el Teatro de la Corte, hoy Teatro Nacional de Múnich el 26 de junio de 1870, por insistencia del rey Luis II de Baviera. La ópera se estrenó en los Estados Unidos en la Academia de Música en Nueva York el 2 de abril de 1877. En España se estrenó el 25 de enero de 1899, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

La Valquiria sigue siendo una de las óperas más representadas; en las estadísticas de Operabase aparece la n.º 36, entre las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 6.ª de Alemania y la tercera de Richard Wagner, tras El holandés errante y El oro del Rin.

El papel de soprano necesita una soprano dramática, con una voz suficientemente poderosa como para destacar sobre una orquesta de más de cien integrantes, siendo uno de los dos grandes papeles para soprano de la ópera, el otro es la desafortunada Siglinda. 

La Cabalgata de las Valquirias

Ramón Martín

Comentarios

  1. Una entrada muy interesante. Casualidades, acabo de publicar una entrada en mi blog Sinfonía Azul en la que incluyo una interpretación de Las Valkirias de la Orquesta Sinfónica de Galicia que tuve la ocasión de ver en directo hace unos años.
    Saludos

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