Gran Teatro del Liceo de Barcelona

 


El Gran Teatro del Liceo de Barcelona, es conocido popularmente como El Liceo, El Liceu en catalán.  Es el teatro más antiguo, de los que quedan en activo en la ciudad, además del que goza más prestigio en ella, y posiblemente, de España y del resto del mundo. En el se desarrolla, principalmente, el teatro de ópera. Se encuentra situado en La Rambla, uno de los paseos más icónicos de la ciudad de Barcelona. Desde el año 1847 ha sido la sede de las más prestigiosas obras, interpretadas por los mejores cantantes líricos del mundo. Durante dos siglos ha sido el símbolo y punto de encuentro del poder, la nobleza y burguesía de la ciudad de Barcelona; mientras en los pisos superiores, los aficionados al teatro con menos recursos comparten su pasión por la ópera. El Liceo siempre ha procurado que todas las clases sociales puedan disfrutar del teatro, por ello, durante mucho tiempo, estuvieron a disposición del público las entradas sin butaca que existieron hasta la última reconstrucción. En la actualidad aún podemos utilizar las butacas laterales, que no tienen visión del escenario, pero con acceso a la TV y a precios bastante accesibles.

 

 

Más, vayamos a los orígenes.

En el año 1837 un Batallón de la Milicia Nacional al mando de Manuel Gibert Sans crearon en el Convento de Montsió —ubicado en los alrededores del actual Portal del Ángel—, un centro de enseñanza musical, que posteriormente se conoció como “Liceo”; además organizaban representaciones escénicas de teatro de ópera a cargo de los alumnos de este liceo. Tan sólo pasaría un año para modificar el nombre, pasando a conocerse como “Liceo Filarmónico Dramático de S.M”. El rápido crecimiento, que redujo considerablemente los espacios, agregado a las presiones de las monjas por recuperar esa sede, no quedó más alternativa que abandonar el Convento. Ante esta situación, el Convento de los Trinitarios —situado en la Rambla de Barcelona—, ofreció su edificio para poder seguir llevando a cabo sus actividades. Inmediatamente, tras la compra del terreno, se iniciaron los trabajos de demolición del convento y la construcción del nuevo liceo.

A diferencia de otras ciudades europeas, donde la monarquía se encargaba de la construcción y mantenimiento de sus teatros de ópera, en Barcelona la construcción del Gran Teatro del Liceo se llevó a cabo gracias a los aportes realizados por accionistas. Por eso este teatro carecía de palco real. El encargado de llevar a cabo la construcción sería el arquitecto catalán Joaquim de Gispert d’Anglí, que hubo de trabajar con dos entidades: la Sociedad de Construcción y la Sociedad Auxiliar de Construcción. Ambas entidades tendrían sus propios beneficios. Los accionistas de la Sociedad de Construcción obtendrían el derecho de uso de forma perpetua de algunos palcos y butacas del teatro; mientras los accionistas de la Sociedad Auxiliar de Construcción se beneficiarían con la propiedad de diversos espacios dentro del teatro. Fueron estos últimos los que aprovecharon mejor sus beneficios, convirtiéndose, con el paso del tiempo, en el Círculo del Liceo.


 

Debido a que la financiación del Liceo era privada, esto condicionó, de gran manera, el diseño de este, como es la ausencia de palco real. Al ser grande la afición de los barceloneses por el teatro, se procedió a construir uno de los teatros con mayor aforo en toda Europa, situación que se mantuvo durante más de un siglo. La construcción de este primer edificio la inicia La Sociedad del Gran Teatro del Liceo la cual tuvo su origen en el año 1837. Los primeros encargados de la construcción serían Joaquim Gispert, que contó con la ayuda de su hijo Frederic Gispert. Al surgir algunos inconvenientes en el proyecto de Gispert d’Anglí, el arquitecto español Miquel Garriga i Roca tomó las riendas de este, iniciando la construcción el 11 de abril de 1845. Obras que se culminaron el 4 de abril de 1847. En la actualidad, a partir de 1994, el Gran Teatro del Liceo pasó a ser un edificio, en una parte, de propiedad pública, y en otra seguía siendo propiedad privada. Siendo administrado por la Fundación del Gran Teatre del Liceu. Este primer edificio fue derrumbado a consecuencia de un incendio que tuvo lugar en 1861, lo único que sobrevivió fue la entrada del teatro y la sala de espejos.

Tras el incendio, el teatro sería reconstruido en tan sólo un año, naciendo así el segundo edificio, a manos de Josep Oriol Mestres. El Liceu reabría sus puertas el mes de abril del año 1862. Esta reforma trajo consigo algunos cambios, siendo ocupados los palcos y la platea, por familias de la burguesía y la aristocracia local mientras que las zonas más altas, eran ocupadas por publico de estrato social inferior. A pesar de este hecho el Liceu seguía siendo un símbolo de la oligarquía, por expreso deseo de un proletariado revolucionario que a finales de siglo XIX, estaba fuertemente influenciado por corrientes anarquistas. Dicha influencia anarquista, traería como consecuencia un atentado con bombas el 7 de noviembre de 1893, al producirse la función inaugural de la temporada. Este atentado dejó un saldo de 20 víctimas mortales y un gran número de heridos. El Liceo cerraría sus actividades hasta el 18 de enero de 1894.

A partir de su reapertura, el Gran Teatro del Liceo estuvo a cargo de la Sociedad del Gran Teatro del Liceu hasta que comenzó la Guerra Civil y el teatro pasó a ser propiedad del Estado de Catalunya, nacionalización que se produjo el 27 de julio de 1936. Cambiando su nombre por el de Teatro Nacional de Catalunya.

Con la llegada de Franco, se devolvería el Teatro del Liceo a la Sociedad del Gran Teatro del Liceo, y las actividades artísticas volverían a la normalidad puesto que, durante la administración de Catalunya, solo se permitía el acceso a grupos que fuesen de Catalunya.

El 31 de enero de 1994 Hubo un nuevo incendio de gran impacto en edificio y en la ciudadanía. La respuesta del consorcio fue inmediata y, el mismo día del incendio, se aprobó por unanimidad la reconstrucción, otorgándole la responsabilidad al arquitecto Ignasi de Solà Morales, junto a los también arquitectos, Xavier Fabré y Lluís Dilmé. Este acuerdo traería consigo una reordenación jurídica, acordándose que el Gran Teatro del Liceo sería un edificio de titularidad pública perteneciente a la Generalidad de Cataluña, al Ayuntamiento de Barcelona, a la Diputación de Barcelona y al Ministerio de Cultura de España. Pasando la administración del teatro a manos de la Fundación del Gran Teatre del Liceu.



Fue inaugurado en el año 1999, respetando esta reconstrucción totalmente la sala principal del teatro y, realizando una considerable ampliación del escenario con el fin de adaptarlo a las necesidades actuales. Con respecto al vestíbulo, es necesario recalcar que el salón de los espejos y la sala principal están intactos y mantienen el mismo estilo de decoración del primer edificio. Desde la remodelación de 1994, el edificio posee doce plantas, tres fachadas y una cubierta plana en un extremo triangular de la Ramblas que da con la calle de San Pablo. Ahora bien, estas tres fachadas deben ser estudiadas como un elemento único que reúne el espacio público y urbano en la cual se mezclan tanto espacios llenos como vacíos que dan modernidad a la facha y complementan de cierta forma los vestigios del pasado. El Gran Teatro del Liceo es tratado como un caso especial en lo que respecta a los criterios arquitectónicos.

En la actualidad cuenta con un aforo de 2.292 butacas y cinco anfiteatros, esto lo convierte en el teatro de ópera más grande del mundo. Las salas más destacadas de este teatro son la Sala Gran, el Foyer y el Saló dels Miralls (Salón de los Espejos), sin olvidar la sala del Cercle del Liceu, sede del club privado, magnífico exponente del modernismo catalán. Las butacas de la sala principal están distribuidas en la platea y cinco niveles convirtiéndola así en la sala de teatro de ópera más grande del mundo. La riqueza ornamental del interior es magistral, destacando un amplio vestíbulo con imponentes columnas, acompañadas por una gran escalera principal hecha de mármol. Destaca una sala: el Saló dels Miralls, con una decoración hecha con molduras de yeso pintadas en dorado y con detalles policromados que se complementan con una cortina que se encuentra en la boca del escenario.

La Sala del Liceo actual es una réplica fiel de la original, en forma de herradura diseñada, en origen, por el arquitecto Miquel Garriga i Roca en el año 1847. Está catalogada como uno de los espacios teatrales más soberbios de la arquitectura del siglo XIX.


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