Walia, rey visigodo de la Península desde el 415 al 418

 MIGRACIÓN A LA PENÍNSULA IBÉRICA

Nacimiento: Se desconoce

Fallecimiento: Año 418, posiblemente en Tolosa

Padres: Se desconocen

Reinado: Entre los años 415 a 418.

 


Al mismo tiempo que era nombrado Sigerico, un sector antirromano de los visigodos nombró rey a Walia, el cual no tardó en propiciar el asesinato de aquel, y acabar con sus oponentes. En el momento de producirse su subida al poder, la situación en que se encontraba el pueblo visigodo era calamitosa, ya que el bloqueo impuesto por los romanos había llegado hasta los puertos hispanos, con lo que, la necesidad de alimentos se hizo apremiante. Ante esta situación, Walia resucitó la vieja idea de Alarico, que consistía en trasladar a su pueblo hasta el norte de África. El año 415 iniciaron la marcha, cruzando Hispania sin encontrar resistencia, ni por parte de los romanos, ni del resto de pueblos germanos que se habían ido asentando en ella. A la llegada al estrecho de Gibraltar y comenzar la travesía, una tormenta dispersó las primeras naves. Los visigodos, temerosos y poco diestros en las artes del mar, decidieron abandonar la idea, repitiéndose la situación acaecida cinco años atrás en Italia.

Fracasado el intento, vagaron por el sur de Hispania sin alimentos y sin rumbo fijo. Circunstancias aprovechadas por los romanos para negociar una entrega de los alimentos necesarios, a cambio de que aniquilaran a los pueblos que habían invadido la Hispania romana. En 416, Walia firmó un "foedus" o tratado con el general romano Constancio, por el cual se comprometía a admitir a los visigodos como federados del imperio, y a abastecerlos con trigo. Los visigodos, a cambio, se comprometían a devolver a rehén Gala Placidia, y a limpiar Hispania del resto de pueblos germanos. Aquí Walia demostró ser un astuto y hábil político, convenciendo a su pueblo para luchar en favor de su enemigo más odiado, el emperador Honorio.

En 418, los visigodos aniquilaron a los vándalos silingos de la Bética, haciendo prisionero, y llevándole a Roma, a su rey Fredbal. A continuación, les llegó el turno a los alanos, muriendo su rey Adax, y los escasos supervivientes se refugiaron entre los vándalos asdingos del rey Gunderico, que se encontraban asentados en Gallaecia (Galicia). Únicamente quedaban, sin someter, dos pueblos: suevos y vándalos asdingos, aunque su suerte parecía estar echada. Pero se produjo un cambio en la política romana, por la que prefirieron seguir dejando establecidos a estos pueblos en Hispania, al tiempo que ofrecían a Walia formar un reino en la región de Aquitania Secunda.

Walia no rechazó dicho ofrecimiento, y los visigodos, dejaron de combatir y se dirigieron hacia sus nuevas tierras en la Galia. Los Pirineos fueron su frontera por el sur, y dentro de su nuevo territorio estaban, entre otras, las ciudades de Burdeos, Angulema, Poitiers y algunas ciudades de la Narbonense, como Tolosa que fue escogida como capital. Así, Walia se convirtió oficialmente en el primer rey visigodo, pero no pudo disfrutar mucho de su éxito, pues moriría ese mismo año.

Ramón Martín

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