Jorge III, rey de Gran Bretaña e Irlanda desde 1760 a 1800 del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda desde 1801 a 1820
CASA DE HANNOVER
Nacimiento: El 4 de junio de 1738 en Londres
(Inglaterra)
Fallecimiento: El 29 de enero de 1820 en el Castillo
de Windsor, Berkshire
(Inglaterra)
Padres: Federico Luis de Gales y su esposa Augusta de Sajonia-Gotha.
Reinado: Desde el 25 de octubre de 1760 al 31 de diciembre de 1800 y
desde el 1 de enero de 1801 al 29 de enero de 1820.
Jorge Guillermo Federico (George William Frederick) nació
prematuro en Londres el 4 de junio de 1738, siendo el segundo hijo y primer
varón de los nueve descendientes del príncipe Federico Luis de Gales
y de Augusta de Sajonia-Gotha. Al ser prematuro, fue bautizado
inmediatamente después de nacer por el obispo de Oxford. El bautismo público
sería oficiado —como el anterior— en Norfolk House por el obispo Secker,
un mes después. Fueron sus padrinos, el rey Federico I de Suecia (representado
por lord Baltimore), su tío materno, el duque Federico III de
Sajonia-Gotha (representado por el duque de Chandos)
y su tía-abuela, Sofia Dorotea de Hannover, reina de Prusia
(representada por Lady Carlota Edwin).
Jorge
II y su hijo el príncipe de
Gales tenían muy mala relación, por lo que Jorge y sus hermanos fueron
desterrados de la Corte en sus primeros años. En 1751, Federico Luis
murió, dejando al príncipe Jorge el ducado de Edimburgo. Por entonces, el duque
de Edimburgo era el presunto heredero al trono, siendo nombrado posteriormente príncipe
de Gales. Como su madre, Augusta, desconfiaba de su suegro, el rey
Jorge II; mantuvo al príncipe de
Gales alejado de su abuelo, teniendo una importante influencia de John
Stuart, tercer conde de Bute, que, más tarde, le serviría como primer
ministro. Jorge, príncipe de Gales, heredó la corona al morir su abuelo,
Jorge
II, el 25 de octubre de 1760,
iniciándose entonces, la búsqueda de una esposa. Esto recayó en Carlota de
Mecklemburgo Strelitz, celebrándose la boda el 8 de septiembre de 1761, en
la Capilla Real del palacio de St. James, siendo coronados, dos semanas
más tarde, en la abadía de Westminster. Se dice que Jorge estuvo
enamorado de lady Sarah Lennox, y tuvo una desagradable sorpresa al
conocer a la poco agraciada Carlota, el mismo día de su boda. A pesar de
lo cual, siguió adelante y, nunca tomó una amante. Con el tiempo, la pareja gozó
de una auténtica felicidad y tuvieron 15 hijos.
Durante la década de 1760 hubo una cierta inestabilidad
burocrática, por lo que los Whigs acusaran a Jorge III de ser un
autócrata. El incompetente lord Bute dimitió en 1763, y los Whigs
volver al poder. Más tarde, el gobierno británico publicó la Proclamación
Real de 1763 que ponía un límite a la expansión hacia el oeste de las
colonias norteamericanas. El objetivo era obligar a los colonos a negociar con
los indios norteamericanos la compra de la tierra y, reducir, la costosa guerra
fronteriza surgido por los conflictos de territorios. La Proclamación
fue muy impopular entre los norteamericanos, transformándose en un obstáculo en
las relaciones entre los colonos y el gobierno británico, que conduciría a la
guerra. Con los colonos cada vez más reticentes a pagar los impuestos, se hacía
difícil para la Corona costear sus gastos militares. Debido a lo cual, George
Grenville, primer ministro, introdujo la Ley del Timbre, un impuesto
en todo el papel impreso en las colonias británicas de Norteamérica. Grenville
intentó reducir a Jorge III a una mera marioneta, y el rey nombró al marqués de
Rockingham, Charles Watson-Wentworth en 1765.
Lord Rockingham revocó la impopular Ley del Timbre, aunque tuvo
que afrontar considerables desacuerdos dentro del mismo Parlamento, siendo sustituido
en 1766 por William Pitt, que resultó estar a favor de los
norteamericanos. Jorge III, sin embargo, estimó que el deber de los colonos era
someterse a él y a la Gran Bretaña y se ofendió por la actitud rebelde de los
norteamericanos. Pitt enfermó en 1767, por lo que el duque de Grafton, Augustus
FritRoy, se encargó del gobierno. Teniendo que renunciar en 1770, con lo
que los Tories volvieron al poder. El gobierno del nuevo primer
ministro, Frederick North, se vio afectado por la Guerra de
Independencia de los Estados Unidos. Durante el Motín del té de 1773,
se lanzaron al mar, en Boston, más de 340 cajones de té, como protesta
política. En respuesta, Lord North introdujo las Leyes Punitivas (Leyes
Coactivas o las Leyes Intolerables por los colonos). El puerto de
Boston fue cerrado y se suspendieron las elecciones legislativas en la colonia
de Massachusetts.
El conflicto armado estalló en 1775. Algunos delegados del Segundo
Congreso Continental propusieron una oferta de paz (Petición del Ramo de
Olivo), pero los enfrentamientos ya habían comenzado cuando el documento
llegó a Inglaterra. El 4 de julio de 1776 (día de la Independencia de Estados
Unidos), las colonias declararon su independencia. Aunque, en un comienzo, la
guerra le fue favorable a Gran Bretaña, la situación cambió tras la rendición
del teniente-general británico John Burgoyne, en la batalla de
Saratoga, entre el 19 de septiembre y el 17 de octubre de 1777. En 1778,
Francia firmó un tratado de amistad con los nuevos Estados Unidos. Jorge III
estaba en guerra con Francia, y en 1779 también con España. Trató,
obstinadamente, de mantener la guerra contra los rebeldes, a pesar de las
opiniones de sus propios ministros, y algunos dimitieron para no sufrir la
indignidad de tener que ver con la guerra. En 1781, capituló Charles Cornwallis,
y Jorge III admitió la derrota y aceptó entrar en negociaciones de paz. El Tratado
de Paris y el asociado Tratado de Versalles fueron
ratificados en 1783. Estos tratados reconocían los nuevos Estados Unidos,
además de ceder Florida a España y conceder acceso a las aguas de Terranova a
Francia.
El rey se molestó seriamente cuando el Gobierno aprobó la Ley
de Indias, y, una vez votada en la Cámara de los Comunes, informó a
la Cámara de los Lores que consideraría enemigo personal a todo aquel
que votara a favor de dicha Ley, por lo que el 17 de diciembre de 1783, la Ley
fue rechazada por los Lores. Jorge III disolvió el Parlamento en marzo
de 1784, y las elecciones siguientes dieron a Pitt un sólido apoyo
parlamentario. Para el monarca, la elección de William Pitt fue una
gran victoria. Durante su ministerio, Jorge III fue muy popular. El público
apoyó los viajes exploratorios al océano Pacífico, además admiraban la
fidelidad que el rey profesaba a su esposa, al contrario de sus dos
antecesores. Se hicieron grandes avances en ciencia e industria.
La salud personal de Jorge III no estaba en buenas condiciones,
ya que sufría una enfermedad mental, que ahora se cree era un síntoma de la porfiria. Pese
a estar enfermo, en el verano de 1788 se sentía lo suficientemente sano como
para aplazar la convocatoria del Parlamento, aunque mostró síntomas de
demencia. Cuando se reunió, de nuevo, el Parlamento en noviembre, el rey
no podía hacer su discurso inaugural. Según una práctica establecida, el Parlamento
no podía iniciar sus sesiones hasta que el rey hubiera hecho el Discurso del
Trono. El Parlamento no hizo caso de esta costumbre y comenzó a
discutir las provisiones para establecer una regencia. Charles James Fox
y William Pitt discutieron sobre quién tenía el legítimo derecho a
asumir el control del gobierno durante la enfermedad del soberano. Aunque
convinieron que lo más razonable sería que ocupase la Regencia el hijo mayor de
Jorge III, el príncipe de Gales.
En febrero de 1789, se envió a la Cámara de los Comunes una
Ley de Regencia, autorizando al príncipe de Gales a actuar como
regente, que fue aprobada. Pero antes de que se votase, Jorge III se recuperó
de su enfermedad y confirmó las acciones de los Lores Comisionados como
válidas, pero volviendo a asumir el control total del gobierno, aumentando su prestigio
considerablemente. La Revolución Francesa, en la cual la monarquía había sido
derrocada, preocupó a los terratenientes británicos. En 1793, Francia declaró
la guerra a Gran Bretaña, y el rey permitió que Pitt aumentara los
impuestos, para formar ejércitos y suspendiera el privilegio de la escritura de
los habeas corpus por el inicio de la guerra. Pero Francia era
más fuerte, la Primera Coalición (Austria, Prusia y España) fue
derrotada en 1798, y la Segunda Coalición (Austria, Rusia y el
Imperio otomano) fue vencida en 1800. Al final, Gran Bretaña tuvo que luchar
sola contra Napoleón.
En aquel mismo año, Pitt centró sus esfuerzos en Irlanda,
donde se había producido un levantamiento popular en 1798, con colaboración de
tropas francesas. El Parlamento aprobó el Acta de Unión de 1800,
que establecía que, a partir del 1 de enero de 1801, el Reino de Gran Bretaña y
el Reino de Irlanda se convertirían en una sola nación, conocida como:
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Jorge III aprovechó la oportunidad para
renunciar a toda reclamación sobre el trono de Francia, algo que soberanos
ingleses y británicos habían mantenido desde el reinado de Eduardo
III. La impopularidad de Pitt
aumentó cuando planeó quitar ciertas incapacidades legales aplicadas a los
católicos tras la Unión. Jorge III declaró que los católicos le habían hecho
violar su juramento de coronación, en el cual prometía mantener el
protestantismo. Frente a la oposición a sus políticas religiosas, Pitt
amenazó con dimitir. El rey sufrió otro ataque de locura, del que se recuperó
rápidamente. El 14 de marzo de 1801 Pitt fue sustituido por el
portavoz de la Cámara de los Comunes, Henry Addington, Pitt
—que era su amigo—, permaneció como su consejero privado. En octubre de 1801,
hizo las paces con Francia, y en 1802 se firmó el Tratado de Amiens.
En 1803, las dos naciones se volvieron a declarar la guerra. En
1804, Jorge III se vio nuevamente afectado por la porfiria; cuando fue capaz de
continuar su gobierno, descubrió que Henry Addington era odiado por el
público que tenía más fe en William Pitt, el cual se concentró en formar
una coalición con Austria, Rusia y Suecia. La Tercera Coalición, tuvo el mismo
final que la Primera y Segunda, siendo derrotada en 1805. Una invasión por
parte de Napoleón parecía inminente, pero desapareció cuando el
vicealmirante Horatio Nelson, obtuvo la victoria en la batalla
de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805. Los
reveses en Europa afectaron la salud de William Pitt. Tras su muerte en
1806, lord Grenville se convirtió en primer ministro, y en su ministerio
incluyó a Charles James Fox. El rey estaba en desacuerdo, pero se vio forzado
a admitirlo. Muerto Fox en septiembre de 1806, el rey y el ministerio
entraron en conflicto. Fox propuso que se permitiera a los católicos
desempeñar servicio activo en las fuerzas armadas. Jorge III anuló dicha medida
y llegó a un acuerdo de que nunca se volviera a tratar de introducir tal
medida. Los ministros desestimaron rechazarla en el futuro. En 1807, todos los
ministros de Pitt fueron despedidos y sustituidos por el duque de
Portland como primer ministro, disolvieron el Parlamento y las
elecciones dieron al ministerio una mayoría fuerte en la Cámara de los
Comunes.
En 1810, Jorge III volvió a enfermar gravemente, siendo la causa
posible la muerte de su adorada hija menor, la princesa Amelia. Para
1811, el rey estaba totalmente loco y se decidió confinarlo en el castillo
de Windsor. Sus doctores le administraron el Polvo de James (una
combinación de calomel y emético tártaro) y lo sangraron regularmente. En 1811,
el Parlamento aprobó el Acta de Regencia, en la cual el
asentimiento real fue concedido por los lores Comisionados, el príncipe
de Gales actuó desde entonces como regente durante el resto de la vida de
Jorge III.
En 1812 fue asesinado Spencer Perceval, el único primer
ministro británico en serlo, siendo sustituido por Robert Banks Jenkinson,
segundo conde de Liverpool, quién supervisó la victoria británica en las
guerras napoleónicas. El inmediato Congreso de Viena, aumentó los territorios
de Hannover, siendo elevada de electorado a reino el 12 de octubre de 1814. Mientras
tanto, la salud de Jorge III se deterioraba, llegando a la Navidad de 1819,
cuando sufrió otro ataque de locura hablando incoherencias durante 58 horas, al
final de las cuales entró en coma. El 29 de enero de 1820 murió, ciego,
sordo y loco, en el castillo de Windsor, a los 81 años. Fue sepultado en
la Capilla de San Jorge Windsor.
Ramón Martín
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