La primera vuelta al mundo – Primera Parte
El pasado 10 de agosto de 2020, se
cumplían 501 años de la salida de Sevilla de las cinco naves, mandadas por
Magallanes bajo la bandera de Castilla, para encontrar el paso al mar del Sur
bordeando lo que hoy conocemos por el estrecho de Magallanes. Y el próximo 20
de septiembre se cumplirán esos mismos años de la partida definitiva desde San
Lucar de Barrameda. Será el próximo 6 de septiembre, cuando se cumplan 498 años
de la llegada de la nao Victoria a San Lucar de Barrameda, tras efectuar esa
vuelta al mundo y llegar a las islas Molucas, donde cargaron especias.
Salieron a buscar el camino mas corto a las islas de las especias, y dieron la vuelta al mundo.
A mediados del
siglo XV, transcurrido medio siglo de la llegada de Colón a los territorios del
Nuevo Mundo, en toda Europa ha ido creciendo la inquietud por encontrar nuevos
mundos y con ello nuevas rutas comerciales. Ya no es cuestión de guerrear con
el vecino para apropiarse de sus bienes, sus tierras, sus aldeas, sus impuestos
y a veces de sus hombres y mujeres para convertirlos en siervos e incluso en
esclavos.
El año 1453 el
sultán Mehmed I, ha tomado Constantinopla y se
ha abierto una nueva era para todo el continente, ya que estando la ruta de las
especies en poder del turco, solo queda echarse a la mar, y así lo hacen
algunos atrevidos. La ruta es muy larga, saliendo de los puertos del sur del
continente, hay que bordear Africa para alcanzar lo que en la actualidad es
Indonesia y llegar a las míticas islas de la Especias. Las únicas que producen
clavo, canela o nuez moscada.
Los avances
tecnológicos en cuanto al diseño de naves e instrumentos de navegación, los
avances en cuanto a cartografía, el cambio producido en el pensamiento, gracias
a la irrupción del Renacimiento; pero, sobre todo, la busqueda
de riquezas; hacen que se den las circunstancias y el momento oportuno para
acometer dichos viajes.
El Tratado de
Tordesillas, entre Castilla y Portugal, había dividido el mundo hasta entonces
conocido, en dos partes, y Portugal se había lanzado a fundar, con el más puro
estilo fenicio, colonias en África; había costeado el continente africano por
el cabo de Buena Esperanza, remontando la costa oriental del continente, hasta
llegar a las míticas islas de las Especias. Especias de las que Europa tenía
una altísima demanda.
Y aquí aparece uno
de los protagonistas de nuestra historia. El lector ya sabe que me estoy
refiriendo a Fernando de
Magallanes,
el cual por aquel entonces ya ha navegado por la zona, vislumbrando la cantidad
de posibilidades existentes al comercializar las especias. Pero Magallanes
tiene una obsesión basada en sus múltiples conocimientos: alcanzar las islas de
las Especias por un camino más corto, el de occidente.
Esta idea no era
nueva, años antes Colón se la había expuesto a los Reyes Católicos, pero estos
no le hicieron caso. Lo cierto es que, tanto Colón como Magallanes, bebían de
las mismas fuentes: el mapa perdido de Toscanelli. En él, el matemático,
cosmógrafo y astrónomo italiano, demostró que, la distancia por el oeste era
sensiblemente inferior a la de la llamada “Ruta Portuguesa”.
Portugal, si no os interesa el proyecto, se lo propongo a Castilla
Pero Manuel I de
Portugal no
estaba por la labor. En su decisión intervenían factores diversos: en primer lugar,
Magallanes no era, lo que hoy llamaríamos, santo de su devoción, por los
sucesos acaecidos en la expedición a Marruecos; en segundo lugar, porque no
creía necesitar una ruta alternativa, y en tercero y quizás más determinante,
por las dudas existentes en cuanto a las distancias establecidas por Toscanelli,
ya que éste pensaba que la tierra era una carta parte más pequeña de lo que era
en realidad. Él estimaba su circunferencia en 29.000 kilómetros, y hoy sabemos
que son 40.000.
Magallanes,
despechado y herido en su amor propio, decide entonces proponérselo a los
vecinos, para lo cual, acompañado de un cartógrafo de prestigio, aunque con un
difícil carácter, Rui de Faleiro, se traslada a Sevilla. Allí
contactan con personajes de gran relevancia y que podrían ayudarles en su
empresa: el factor de la Casa de
Contratación,
Juan de Aranda; el alcaide de los Reales Alcázares de
Sevilla
Diego Barbosa; y el representante de los Fugger, Cristóbal de Haro. Estos
contactos harán que el jovencísimo Carlos I les escuche. Para ello es
necesario trasladarse a Valladolid donde, en aquellos días, se encuentra la
Corte.
En la entrevista
con el soberano, Magallanes y Faleiro, aseguran conocer la existencia de un
paso que comunica con el mar del Sur, además podían demostrar que las Molucas
estaban ubicadas en la parte española del Tratado de Tordesillas. Ambas
afirmaciones eran arriesgadas, sobre todo esta última, al no conocer,
exactamente, el tamaño del mundo. Pero era tan atractiva por lucrativa, en el
caso de ser cierta que, Carlos no necesitó mucho tiempo para ponerlos a ambos
al mando de la flota.
Castilla si está interesada. ¡Manos a la obra!
En marzo de 1518 se
firmaban en Valladolid las capitulaciones entre el monarca español y el
navegante portugués. En las que quedaban fijados los objetivos: en primer
lugar, confirmar la existencia del paso al que condujera por el sur a las
Molucas, y que estas se hallaban en zona española; no entrar en conflicto con
las tribus locales; no penetrar en zona de influencia portuguesa; e informar,
puntualmente, de la derrota de los demás capitanes. Por otra parte, a
Magallanes se le recompensaría con el ingreso en la Orden de Santiago, una importante participación en
los beneficios, y un sistema de señorío en las nuevas tierras descubiertas. La
expedición fue financiada por la Corona de Castilla, Cristóbal de Haro y los
Fugger.
Desde el primer
momento, comenzaron los enfrentamientos entre españoles y portugueses, por lo
que Rui de Faleiro, posiblemente fuera sacrificado por la Casa de Contratación,
al frente de la cual estaba el obispo Rodriguez de Fonseca, que había servido
de gran ayuda para convocar la entrevista con Carlos I, y que hizo una criba de
portugueses, poniendo además a su sobrino Juan de Cartagena en el lugar del
cosmógrafo, como adjunto a Magallanes y al mando de la nao San Antonio.
Comienzan aquí los
preparativos en Sevilla, para armar y abastecer a las cinco naves, con sus 250
hombres.
Pronto el segundo capítulo: El Viaje de ida
Por Ramón Martín
Un artículo muy adecuado para estas fechas en que el buque escuela de la Armada Española inicia su vuelta al mundo. Comparto.
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