Carro ligero de Infantería M-1926 y M-1936
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Carro fabricado en Trubia |
Después de la Primera Guerra Mundial, y los duros combates
que el ejército español había sufrido a lo largo de los años 20, en la Guerra
del Rif, las Fuerzas Armada Españolas, tomaron la decisión de emprender el desarrollo
de un carro ligero. Si bien es cierto que nuestro ejército ya usaba vehículos blindados
franceses, como era el caso del Renault F-17, e incluso algún Schneider CA1, aunque fue el primero de los el que intervino
en algunas operaciones del desembarco efectuado en Alhucemas, en 1925, con gran
éxito.
A causa
de esos primeros éxitos, ese mismo año, las Fuerzas Armadas Españolas,
emprendieron el programa para producir un carro de combate en nuestro país.
Tomó la dirección del proyecto, el capitán Carlos Ruiz de Toledo. El nuevo
vehículo se inspiraba en el Renault F-17 francés y se produjo en la fábrica de
armas de Trubia, en Asturias, por lo que se le dio el nombre Trubia A4.
Se intentaba superar la velocidad y la potencia de fuego del carro francés, por
lo que este blindado consiguió alcanzar una velocidad máxima de 30 kilómetros
por hora, gracias al nuevo sistema de rodamiento suspendido en el chasis. Era un
sistema de tracción traído de Alemania, y a la vez, se instaló un
dispensador de aire comprimido para la ventilación, evitando así que la
tripulación aspirara los gases del motor.
Otra de
las novedades, era la doble torreta superpuesta, con la que se pretendía
superar la potencia de fuego del Renault F-17 francés. Cada torreta estaba equipada de una
ametralladora, operando de forma independiente, lo que serviría de ayuda, en el
caso de que una de ellas se encasquillara. En el casco contaba con troneras que
permitían disparar desde el interior. Por último, disponía de un visor
panorámico superior, protegido por cristal blindado, que giraba con un motor
eléctrico y permitía la visión en 360° en todo momento.
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Carro fabricado en La Naval de Sestao |
La
producción del carro fue bastante lenta. Los cuatro primeros ejemplares se
fueron completando entre 1926 y 1934. Estuvieron en pruebas en el Regimiento de
Infantería Milán, en Oviedo, y en la Escuela Central de Tiro de
Carabanchel, en Madrid. Algunos regresaron a Trubia para experimentar algunas
modificaciones. Al estallar la guerra civil española, tres ejemplares se
encontraban en el, ya mencionado, regimiento Milán, en Oviedo, quedando
en manos de las fuerzas sublevadas. El cuarto estaba en la fábrica de armas de
Trubia, donde lo tomaron los trabajadores para ponerlo al servicio de las
fuerzas republicanas.
Durante
los primeros meses de la guerra, Oviedo fue un islote sublevado en medio de una
zona controlada por la República, hasta que fuerzas procedentes de Galicia la
ocuparon. Los republicanos usaron el Trubia que tenían en su bando en el
asalto a Oviedo de septiembre de 1936, donde quedó destruido. Una de las
unidades de los sublevados desapareció también durante la guerra.
Las
autoridades responsables de armamento, en la zona Norte republicana, abordaron
la tarea de la fabricación de un carro ligero de infantería, basado en las
experiencias de Trubia, sobre un chasis, pensado para tractores. Fue en Sestao,
en la Constructora Naval, donde se fabricaron 16 unidades, algunas de las
cuales no llegaron a entrar en combate. Iban Armados con ametralladoras Vickers
de 7,7 mm. Combatieron en Euzkadi y en Santander, y en un par de ocasiones
contra los negrillos rebeldes, donde mostraron completa inferioridad.
La tripulación, conductor y tirador jefe tenía dificultades para soportar más
de media hora el cierre de todas las escotillas. No obstante, hay testimonios
de que el Regimiento Blindado del Norte le asestó, a la agrupación Carristi
italiana, un importante varapalo, deteniendo su marcha hasta la llegada de la
infantería cuando, en la ofensiva acometida para romper la bolsa de Reinosa,
los Renault FT-17 y los Trubia les salieron al paso desde la arboleda del
balneario de Corconte en agosto de 1937, deteniendo en seco su ofensiva en
Santander, debiendo los italianos renunciar a su maniobra motorizada.
Al
finalizar la contienda, en 1939, los ejemplares que quedaban estaban obsoletos,
así que se desguazaron.
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