María Leopoldina de Austria, primera esposa de Pedro IV
Su nombre era María Leopoldina
Josefa Carolina Francisca Fernanda de Habsburgo. Había nacido en Viena el 22 de
enero de 1797, era hija de Francisco II,
último emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y su segunda esposa y prima
María Teresa de las Dos-Sicilias. Se
casó, por poderes, con Pedro
de Alcántara de Braganza y Borbón, entonces príncipe de Beira, oficiando
la ceremonia, el arzobispo de Viena,
el 3 de mayo de 1817, en la iglesia de San Agustín en Viena, y recibieron la bendición
nupcial el 6 de noviembre de 1817, en la Capilla Real de Río de Janeiro. A pesar
del gran amor que Leopoldina dedicó a su marido, su matrimonio no fue feliz.
El 25 de abril de 1821, regresaba a
Portugal al rey Juan
VI, junto a la familia real y su corte, mientras Pedro
quedaba en Brasil como príncipe regente, asistido por un Consejo de Regencia. A
partir de ahí las diferencias entre portugueses y brasileños se tornaron más evidentes.
En su correspondencia Leopoldina, siempre manifestó su simpatía por la causa de
la independencia, aunque Pedro dudaba del éxito en adoptar una decisión en contra
de su padre y en oposición a la metrópoli.
En Portugal ganó impulso entre los políticos
la posibilidad de retirar la condición de reino
al Brasil, reduciéndolo a la anterior situación de colonia. Ante tal proyecto,
las Cortes Portuguesas Presionaron para que, el príncipe heredero, regresara a
la metrópoli. En Río de Janeiro, empezó a circular una lista con miles de firmas
pidiendo la retención de Pedro
en el país. Éste que se había criado en Brasil, sentía escaso apego por Portugal
y advertía que una separación de ambos territorios sería inevitable. Finalmente
en diciembre de 1821 se presentó al príncipe Pedro
una solicitud formal de la Cortes Portuguesas requiriéndole que partiera hacia
la metrópoli en el más breve plazo posible. El príncipe manifestó: Como es para el bien de todos y la felicidad
de la nación, estoy listo para decirle a la gente que me quedo”. Esto sucedía
el 9 de enero de 1822, día recordado como "O día do fico" ("me
quedo"). Pedro
nombró a Leopoldina, jefa del Consejo Provisional del Estado, y princesa
Regente de Brasil, el 13 de agosto de 1822, mientras él se trasladaba a apaciguar
la provincia de Sao Paulo, agitada por el movimiento de independencia.
Leopoldina recibió la noticia de que
Portugal estaba preparando sanciones económicas y militares contra Brasil. Asesorada
por José Bonifacio y usando sus atribuciones como jefa del gobierno interino,
se reunió con el Consejo de Estado en la mañana del 2 de septiembre de 1822
para firmar el decreto de la Independencia, donde se declaraba al Brasil "territorio
separado" de Portugal. Envió una carta al príncipe Pedro,
junto a otra de José Bonifacio, dando cuenta de las decisiones tomadas por el gobierno
de Lisboa, que básicamente consistían en: destituir a Pedro
del cargo de regente y exigir su regreso inmediato a Portugal bajo amenazas. Leopoldina,
en su carta, insta a Pedro
a proclamar la independencia de Brasil y le advierte: “La fruta está madura, se cosecha ahora o se pudre.
El mensaje llegó al príncipe Pedro
el 7 de septiembre de 1822, y éste, en las cercanías de Sao Paulo, proclamó la
independencia de Brasil, mediante el Grito
de Ipiranga. A la espera del regreso del príncipe Pedro,
Leopoldina, previó que la bandera de la nueva nación tuviese un diamante amarillo,
el color de la Casa de Habsburgo-Lorena, en un rectángulo verde, el color de la
Casa de Braganza. Leopoldina fue coronada emperatriz el 1 de diciembre de 1822,
en la ceremonia de consagración y coronación de Pedro
I.
El matrimonio tuvo siete hijos: María II, reina de Portugal; Miguel de Braganza, príncipe de Beira; Joao Carlos, príncipe de Beira; Januaria María de Braganza, casada con
Luis de Borbón y Dos-Sicilias; Paula Mariana
de Braganza; Francisca Carolina,
que casó con Francisco de Orleáns; Pedro
II, segundo Emperador del Brasil.
Leopoldina murió en el Palacio de
Sao Cristovao, el 11 de diciembre de 1826 de una septicemia, producida por un
aborto espontáneo. Poco después de consolidarse la independencia de Brasil, la
relación entre Leopoldina y Pedro se había roto, pero la prematura muerte de la
emperatriz Leopoldina a los 29 años conmovió profundamente a la opinión
pública. El rumor de que el aborto y posterior muerte de la emperatriz, habrían
sido causados por los malos tratos dados por el emperador, furioso al negarse
Leopoldina, a acudir a una ceremonia oficial, acompañada solo por la marquesa
de Santos (amante de Pedro),
causó gran consternación y enojo entre la población de Río de Janeiro. El palacio
donde vivía la marquesa de Santos, fue apedreado tras el sepelio de Leopoldina,
y las tropas debieron intervenir para evitar el linchamiento de la amante.
Sus restos descansan en la Cripta Imperial, en el Monumento a la Independencia
de Brasil, en Sao Paulo. Restos que, fueron exhumados y analizados en 2012, no
hallándose ninguna señal de maltrato físico.
Fuentes; WikipediA,
Imagen: WikipediA
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