Juan VI el Clemente
João Maria José Francisco Xavier de Paula Luís António Domingos Rafael de
Bragança, nacido el 13 de mayo de 1826, fue llamado el
Clemente, y era hijo de la reina María
I de Portugal y de Pedro III. En 1785 casó con doña Carlota Joaquina de Borbón, hija del
Príncipe de Asturias, Carlos de
España y de María
Luisa de Parma. Este matrimonio dio lugar al "canje de las Infantas", ya que al mismo tiempo se
decidió el matrimonio de la infanta portuguesa Mariana Victoria con el infante Gabriel de España. La reina doña Carlota Joaquina llegó a Portugal
con sólo diez años de edad y fue educada en ambientes portugueses.
Se le nombró heredero de la corona,
tras la muerte de su hermano mayor, José,
despachando decretos en nombre de su madre María
I, que había sido declarada incapacitada, debido a trastornos mentales,
así a partir de 1799, hasta que se hizo efectiva su asunción al trono,
gobernó Portugal como príncipe regente. Desde ese momento quiso
evitar que las ideas revolucionarias penetrasen en Portugal, uniéndose a España
y Portugal, en la coalición contra Francia, participando en la campaña del
Rosellón, posteriormente, la alianza entre Francia y España tuvo graves
consecuencias para Portugal. En 1798 la flota portuguesa se unió a la del
almirante Nelson, contra los
republicanos de Nápoles. En enero de 1801 el embajador francés en Madrid, Luciano Bonaparte, impuso a Carlos
IV que enviase un ultimátum a los portugueses para que abandonasen
su alianza con Inglaterra. Juan solicitó al comandante Clinton que abandonase Madeira, donde estaban los ingleses, bajo el
pretexto de proteger Portugal. Al no retirarse, Portugal fue invadido por un
ejército español, que se apoderó de Olivenza y Juromenha, en la llamada Guerra
de las Naranjas. La paz de Badajoz, el 6 de junio de 1801 no restituyó Olivenza
a Portugal y la ciudad quedó bajo control español. El rey trató de mantener la
neutralidad, amparado por la flota británica. En 1807 Portugal, único Estado
que quedaba fuera del dominio napoleónico, accedió a declarar la guerra a
Inglaterra, pero esto no evitó la invasión de un ejército francés, que operaba
con apoyo español.
Antes de que los invasores llegasen
a Lisboa, la familia real fue trasladada a Brasil, dejando en Portugal un
inoperante consejo de regencia. Los franceses gobernaron Portugal durante unos
meses, antes de ser expulsados por un cuerpo expedicionario británico. La
familia real, se instaló en 1808 en Río de Janeiro, desde donde Juan, gobernó
el país durante, el tiempo que duró la llamada Guerra Peninsular.
Juan VI firmó en 1810 un tratado anglo-portugués que sustituyó al tratado de
Methuen de 1703, que reconocía el acceso directo a Brasil de los comerciantes
británicos. La guerra causó terribles estragos en Portugal y la familia real
permaneció en Brasil, que ahora superaba a la metrópoli en población e
importancia comercial. Por una ley del 16 de diciembre de 1815 Brasil alcanzó
el estatus de reino y obtuvo, en teoría, los mismos derechos jurídicos que
Portugal. Así el 16 de diciembre de 1815, se crea el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Un año después, en 1816,
Juan es coronado rey, al morir su madre María
I, decidiendo permanecer en Brasil, a pesar de la derrota de Napoleón
Bonaparte.
Un año después tuvo que sofocar una
revuelta republicana en Pernambuco; también en 1817 se descubrió en Portugal
una conspiración del Ejército contra la regencia, que culminó con la ejecución
de Gómez de Freire, general del
ejército y cabeza de la francmasonería portuguesa. La reina Carlota Joaquina
también conspiró contra el monarca y desde Brasil trató de hacerse con la
corona española y alzarse emperatriz de las Américas españolas, presionando,
para conseguir estas aspiraciones, sobre la banda oriental del Río de la Plata.
El 24 de agosto de 1820 estalló en
Oporto una revolución civil y militar, encabezada por una sociedad secreta
conocida como Sinedrio, formada por militares, burgueses y dos
juristas aristocráticos. El objetivo de la revuelta era expulsar a los
oficiales británicos que ejercían el mando sobre el ejército portugués, y hacer
retornar a la monarquía; sin embargo la familia real prefirió permanecer en
Brasil que viajar a su país, donde les esperaba una acogida incierta y en
noviembre se consolidó el mando liberal. En 1821 se convocaron elecciones para
unas Cortes Constituyentes (la primera asamblea representativa que había tenido
el país desde 1689) y éstas dieron como resultado la Constitución de 1822,
inspirada en la Constitución española de 1812, y en algunos aspectos la más
democrática que haya tenido Portugal. El ella se trató de limitar el poder de
la Corona, crear unas leyes unificadas y acordes con la época y establecer un
sistema representativo. Los parlamentos, sobre los que descansaría el poder
ejecutivo, serían elegidos cada dos años por sufragio directo universal
masculino. Quedó abolida la jurisdicción de los dominios señoriales y
eclesiásticos. En cuanto a Brasil, los constitucionalistas deseaban la
representación colonial en el Parlamento, pero rehusaban la autonomía.
Juan no tiene más opción que
regresar el 24 de abril 1821, aunque su heredero, Pedro de Alcántara, decidió
permanecer en Brasil. Mientras tanto la revolución liberal se había extendido
por Brasil y don Pedro preconizó la independencia de Brasil con la consigna "independencia o muerte" y fue
nombrado emperador de Brasil el 1 de diciembre de aquel mismo año. En 1822 juró
Juan VI la nueva Constitución, pero la reina Carlota Joaquina se negó a jurarla,
por lo que fue desterrada. El rey mandó venir a Beresford de Inglaterra y lo convirtió en su más cercano consejero,
causando el escándalo de los radicales. En marzo de 1823 fue vencido el conde
de Amarante, que había levantado las tropas del Norte contra la Constitución,
pero dos meses después tuvo lugar un movimiento denominado Vilafrancada,
de carácter absolutista y antiliberal, al frente del cual estaba el infante don
Miguel, apoyado por su madre, la reina Carlota Joaquina y por los tradicionalistas
portugueses, conducidos por aristócratas y secundados por la mayoría de la nobleza
rural y los clérigos. El pronunciamiento tuvo como resultado el derribo del
gobierno y la entrega del poder absoluto a Juan VI en junio de 1823.
Juan VI carecía de las ambiciones
neoabsolutistas de Fernando
VII y compartía más las ideas inglesas y francesas de una
monarquía constitucional moderada. Los elementos más tradicionalistas y
contrarios a esta política se fueron aglutinando en torno al príncipe don
Miguel, segundo hijo del monarca. Aunque éste no se hallaba en línea sucesoria
directa, heredaría el trono en caso de que su hermano, Pedro I de Brasil, se
limitase al gobierno de su reino americano. El marqués de Loulé, principal inspirador
de la política del rey, apareció asesinado en el palacio de Salvaterra en febrero
de 1824 y el 30 de abril de aquel año estalló en Lisboa la revuelta conocida como Abrilada,
con el objetivo de destronar a Juan VI, nombrar regente a la reina Carlota
Joaquina y entregar el poder al infante don Miguel. El rey castigó esta desobediencia
mandando a su hijo al exilio y recluyendo a la reina en el palacio de Queluz.
Juan VI declaró la independencia de
Brasil el 29 de agosto de 1825 y enfermó pocos meses después. Antes de morir el
10 de marzo de 1826, nombró una regencia presidida por su hija doña Isabel María
y de la que formaron parte el marqués de Valada, el conde de Arcos y el duque
de Cadaval. Juan VI fue enterrado en el panteón de San Vicente de Fora. Se conjeturó
que el rey, que tenía muchos enemigos, había muerto envenenado con una naranja.
Además de los citados don Pedro, don Miguel, y doña Isabel
María, fueron hijos de Juan VI: doña
María Teresa, que casó con Carlos de España; don Antonio, príncipe de Beira, que murió con seis años; doña María Isabel, que fue mujer de Fernando VII; doña María Francisca de Asís, que fue esposa de Carlos María Isidro;
doña María de la Asunción, que murió
soltera; y doña Ana de Jesús María,
que casó con el duque de Loulé.
Fuentes; WikipediA,
Fandom, Mcnbiografias
Imagen:
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