Germana de Foix, esposa de Fernando II


            Nacida en Foix (Francia), el año 1488. Era hija de Juan de Foix, vizconde de Narbona y de María de Orleáns, hermana del rey de Francia, Luis XII. Fue educada en el Palacio Real de París. Al morir su padre, tanto Germana como su hermano Gastón pasan a depender del Rey, debido a la mala situación económica de la casa de Foix. Gastón es candidato a la corona de Navarra, por los derechos dinásticos, que tenía su padre. Entretanto, Germana se convierte en una pieza importante para la política de alianzas matrimoniales del rey de Francia.

            Tras la muerte de Isabel la Católica, Fernando tiene que hacer frente a los franceses en Nápoles y Sicilia, mientras que su futuro, se complica en Castilla, porque su yerno Felipe el Hermoso le conminó a que regresara a Aragón y se olvidara de Castilla. Además, está preocupado porque Felipe el Hermoso intente por vía hereditaria quedarse con los estados italianos de la Corona de Aragón. Para evitarlo, firma el Tratado de Blois, el 12 de octubre de 1505, que incluía el compromiso de boda de Fernando el Católico y Germana de Foix. Pero Fernando desconfiaba de esta alianza con los franceses e incluso de su boda con Germana. Por eso, declara ante notario y en presencia de tres testigos lo siguiente: “La boda se había llevado a cabo por motivos políticos y que los derechos sobre el trono de Nápoles, que el rey francés le reconocía mediante el Tratado y la boda, en el caso de morir él el primero, pasaría a ser patrimonio del heredero de la Corona de Aragón y no a la joven viuda”.

            Fernando el Católico consigue del Papa Julio II la anulación de las capitulaciones matrimoniales, que había firmado. Según éstas, en el caso de no tener descendencia del matrimonio Aragón-Foix, los derechos sobre el reino de Nápoles revertirían al rey francés. Además, para tener más seguridad consiguió, que el Papa excomulgara al rey francés Luis XII. El matrimonio por poderes se celebra, el 15 de marzo de 1506, en Dueñas. Germana tenía dieciocho años y Fernando el Católico cincuenta y cuatro. Germana llega a Cataluña, Fernando intentará, rápidamente, tener un hijo con Germana.

            Germana era de carácter alegre, le gustaban las fiestas y tenía una mentalidad muy alejada de los rigores ascéticos de las cortes castellanas y aragonesas. Germana era admirada por su gran belleza y muchos intentaron acercarse a ella en el plano sexual. Sin embargo, el rey Fernando no se andaba con rodeos sobre este tema. Así, el vicecanciller de Aragón, Antonio Agustín fue mandado a la cárcel “por haber requerido los amores de la reina Germana”, siendo encarcelado en la prisión de Simancas. A pesar de ser un hombre muy mayor, Fernando el Católico nunca permitió ningún acercamiento de otros hombres a Germana.

            Se comprometió a nombrar heredero al posible hijo, que tuviera de su matrimonio con Germana. Este hecho, levantó las iras de la nobleza castellana, ya que entendieron dicho enlace como la forma de impedir que Felipe el Hermoso y Juana pudieran heredar la corona de Aragón. Germana, consciente de las dudas, que su matrimonio levantaba en Fernando, para ganarse su confianza y que fuera consciente de su lealtad y su compromiso con él, le cede sus derechos sobre Navarra, con lo que se pone fin a la problemática incorporación de Navarra a Castilla, que aprovecha Fernando para invadir y conquistar Navarra y agregarlo a su reino. Germana de Foix, como hermana de Gastón, había recibido los derechos dinásticos sobre Navarra al fallecer éste, reclamándolos a la familia reinante de los Albret. Esta cesión de los derecho sobre Navarra a Fernando es apoyada por el rey de Francia, que no pone reparos.

            Germana, a su llegada a Aragón, fija su residencia en Valencia, habitando en el palacio del conde de Oliva, para posteriormente pasar a residir en el Palacio Real de la ciudad. Compartió las tareas de gobierno junto a su marido, a pesar de que casi todo pasaba por las manos de él. Germana fue nombrada lugarteniente del Reino de Aragón. Este era un puesto muy importante, debido a las largas ausencias del Rey por los conflictos de la Corona en Italia. A partir del año 1510, Germana tenía la potestad de poder convocar las Cortes Generales del Reino.


            La intención de Fernando era tener pronto un hijo con Germana, para así asegurar la continuidad dinástica. Pero Fernando era ya muy mayor y su potencial sexual había disminuido, solicitaba a sus médicos brebajes vigorizantes para así poder atender y satisfacer las necesidades de su joven esposa y también para poder procrear el hijo ansiado. Las hierbas que tomaba eran, ”la mosca española” o “testículos de toro y que había que tomar en cantidades muy moderadas”. Los resultados de estos brebajes fueron nefastos para su salud, hasta el punto que estuvieron a punto de llevarle a la muerte y le provocaron graves secuelas físicas que le acompañaron en sus últimos años de vida. Estos productos le producen una fuerte hemiplejia, que le desfigura la cara.

            Fruto de la relación nace, el tres de mayo de 1509, el príncipe Juan de Aragón en Valladolid, que sólo vivió unas horas. 

            Fernando muere, el 23 de enero de 1516. Legó a Germana, las villas de Madrigal de las Altas Torres y Olmedo, además de cuantiosas rentas, entre ellas unos 50.000 florines anuales en usufructo de viudedad pero que quedaría anulado en caso de contraer un nuevo matrimonio. Fernando solicita a Carlos que cumpla las estipulaciones económicas y que se encargue de cuidar de la reina Germana “pues no le queda, después de Dios, otro remedio sino solo vos.”

            El emperador Carlos llega un año después de la muerte de Fernando. Tenía entonces diecisiete años, mientras que su abuelastra tenía veintinueve. Germana tenía una gran intuición política y tuvo claro, desde que se quedó viuda del rey, que su futuro pasaba únicamente por lograr la amistad y la confianza de su nieto Carlos. Nada más enviudar se retira de la vida pública y se instala en el monasterio de Guadalupe. Para ganarse la voluntad del emperador, vuelve a renunciar a cualquier derecho sobre Navarra, ya que en aquellos años había nobles franceses, que querían volver a disponer de Navarra. En 1517, cede a Carlos I, sus dominios del sur de Francia, que habían sido propiedad de su tío, el duque de Nemours, cortando en seco las aspiraciones de la nobleza borgoñona. También le hizo beneficiario de todos los territorios y rentas del sur de Italia, que habían pertenecido a la corona de Aragón. Carlos en agradecimiento la cedió las villas de Arévalo, Olmedo y Madrigal.

            Desde el principio, hubo un gran entendimiento entre ambos, pues los dos hablaban francés. Además, la belleza de Germana fascinaba al joven rey. De esta manera, se dedicó a intentar deslumbrarla, organizando torneos espectaculares. La relación entre ellos se hacía cada vez más intensa y rápidamente Germana quedó embarazada del emperador, así nace la infanta Isabel de Castilla. Esta niña es cuidada por extraños y es llevada al convento de Nuestra Señora de Gracia, situada en el Madrigal de las Altas Torres, en la provincia de Ávila. En este mismo convento ya se encontraban dos hijas bastardas de Fernando el Católico, una llamada María, que es fruto de la relación con la portuguesa María Pereira, y la segunda, también llamada María y es fruto de la relación del rey con la dama vasca Toda de Larrea. En el testamento de Germana se reconoce, que la infanta Isabel de Castilla es hija de Carlos y le deja como dote un collar con 133 perlas.

            Carlos y Germana se instalan en Valladolid, entonces capital del reino. Mientras que el rey lo hace en el Palacio Real, Germana se instala en un palacio adyacente al mismo. Para poder comunicarse sin ser vistos, Carlos hace construir un puente de madera, que une los dos palacios. Germana le acompaña en su recorrido por los reinos peninsulares para recibir su juramento como rey de dichos Estados. Como se estaba levantando gran malestar en la Corte por dicha relación, deciden, que Germana debe casarse nuevamente y de esta forma acallar las protestas. El elegido es el caballero alemán Juan de Brandemburgo-Ansbach, que era miembro del séquito de Carlos I, que era conocedor de la relación entre ambos, y la siguió permitiendo. A pesar del matrimonio, la relación entre ambos continúo por un tiempo.

            Germana es nombrada virreina de Valencia y gobernó entre 1523 y 1538 y al marqués de Brandemburgo se le nombra Capitán General del Reino. Sin embargo dicho matrimonio duró poco, porque su segundo marido muere el 5 de julio de 1525. Se dice, que la muerte de Juan de Brandemburgo es consecuencia de sus excesos sexuales con Germana. Germana tuvo que hacer frente a la guerra de las Germanías. No le tembló el pulso y firmó más de ochocientas sentencias de muerte. En esta labor siempre estuvo asesorada por el cardenal Tavera. Se puede afirmar, que la represión, que lleva a cabo Germana en Valencia, es mucho más dura que la aplicada contra el movimiento comunero en Castilla. Confiscó los bienes de los agermanados, emprendiendo un proceso de refeudalismo, contando con la ayuda de la nobleza, que en aquellos momentos estaban luchando contra el envío de un memorial de reivindicaciones antinobiliarias por parte de la llamada Junta de los Trece.

            De nuevo, el emperador, busca marido para Germana y el elegido es Fernando de Aragón, duque de Calabria, que era el primogénito y heredero de Federico I, ex rey de Nápoles. Ambos tenían la misma edad. La boda se celebra, el 13 de mayo de 1526, en Sevilla. Son padrinos el emperador Carlos y la emperatriz Isabel de Portugal. Este matrimonio, traerá consigo, una revitalización de la cultura renacentista en Valencia y sobre todo de la música. Tanto Germana como Fernando de Aragón tenían una gran cultura y apoyándola de una forma decisiva. Se instala en Valencia, la capilla musical del duque de Calabria, en la que participan músicos y compositores de las más destacadas escuelas polifónicas de toda Europa. En literatura, destacan varios autores como Juan Fernández de Heredia, que escribió “El coloquio de las damas de Valencia”. Otro autor importante es Luis de Milán, que escribe “Libro de motes de damas y caballeros”.


            Germana muere en Liria, el 15 de octubre de 1538, cuando contaba cuarenta y nueve años. En su testamento, desea ser enterrada junto a su tercer esposo en un monasterio de la Orden de los Jerónimos. Esta Orden sólo estaba implantada en España. No existía convento de dicha orden en Valencia. Por eso, se traslada su cadáver al monasterio, que los Jerónimos tenían en Valladolid. Pero la lejanía de Valencia hace, que el duque de Calabria pida a los Jerónimos se instalen en Valencia y les ofrece tener un monumental convento. El duque de Calabria consigue, en 1544, que el Papa Paulo III suprima el monasterio cisterciense de San Bernardo y sus monjes sean trasladados a otros conventos. Una vez conseguido dicho convento, sus derechos son cedidos a la orden de los Jerónimos con el nuevo nombre de San Miguel de los Reyes. Se produce la demolición de dicho convento con la finalidad de levantar uno nuevo para ellos. Se cuenta con los dos mejores arquitectos de la época, Alonso de Covarrubias y Juan de Vidaña.

            El duque de Calabria no tiene hijos con Germana en consecuencia lega todo su patrimonio a dicha orden de los Jerónimos, para que levantasen un monasterio. Este tardó más de cien años en terminarse. El cadáver de Germana fue traído a dicho monasterio, enterrándose junto a Fernando de Aragón, duque de Calabria. La lápida original dice: “En este histórico monasterio a la sazón de los monjes Jerónimos falleció el quince de octubre de 1538 siendo Reina Gobernadora de Valencia Germana de Foix esposa que fue del rey D. Fernando el Católico, marquesa de Brandemburgo y duquesa de Calabria. Cien clérigos con antorchas acompañaron sus restos mortales hasta Valencia, donde reposan en el Monasterio de San Miguel de los reyes. In memoria scripsit (Crónica del reino de Valencia) (Viciana)”.

Fuentes; WikipediA, Nueva Tribuna
Imagen: Pinterest

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